19 de junio 2018
—Me puedes explicar, ¿Quién es ese? —pregunta mi madre.
—Por lo menos pregunta cómo estoy —la miro—. pero que importa eso, estoy
bien. Ahora pueden irse, papá, llévame a mí habitación.
—No puedes ignorar todo el tiempo lo que te pregunto
—No lo hago, solo que a ti eso no te importa, ¿o sí? —Ella no responde.
—Lo sabía, no se para que te desgastas palabras, así que no desgates las mías.
—Cuando sane tu pie, espero vuelvas a buscar trabajo, que aquí hay gastos.
—Como si no lo supiera, por favor, papá, llévame a mí habitación, que ya se
terminó la conversación.
No importa lo que haga, cada día se esmera a que la deteste a un más. Al entrar
a mí habitación, mi padre me sienta en la cama.
— ¿Por qué nunca dices nada? —no responde “que cosa nueva”— papá, se que
lo que menos esperas es que haya problemas, por eso soy tu hija, debe importarte
también lo que siento.
—Lo sé, pero he intentado que tu madre y tú se lleven bien, pero nunca lo
consigo. Deberías entenderla, ella es así y hay que aceptarla así, es tu madre.
—Vaya mamá de porquería
—Lazy. —me mira mal.
—Tú sabes que ella no ha sido una buena madre, ya deja de justificar sus
acciones.
Quien quiere no te lastima ni te hace sentir como un pedazo de mierda. Deberías
saber eso, ¿o no? Me niego a quererla, porque si su manera y forma de quererme
y verme como su hija, es diciéndome lo inútil y el estorbo que soy aquí, prefiero
comer tierra en el parque.
—Lazy.
—No, deberías saber que las madres cuidan a sus hijos, los aman y protegen,
más no los ven como una competencia. Si no fuera por Isa, ya me hubiera
largado de aquí y tú lo sabes.
Damián
Sé que no debo hacer eso, me va a matar mi madre.
—Acaso, ¿tiene problemas con los padres de la chica? —Pregunta el taxista.
—Solo era molestando, no es mi novia, solo que nos conocimos de la manera
más extraña —sonrió—. la atropelló un auto y desde ese momento solo decía
“imbécil” “imbécil” —me rio y el también—. Muchas veces me pidió que me
fuera y claro, ni siquiera le había dicho como me llamaba y por eso estábamos
en el hospital.
—Entiendo, aún así, ¿Por qué decidió quedarse?
—Porque sabía que nadie lo haría, la prueba fue ver a los padres apenas llegar
en la mañana. Por favor, me deja aquí, muchas gracias.
Salgo del taxi y solo necesito caminar un poco, no puedo entender como los
padres de ella sean tan despistados y relajados, cuando su hija se encontraba en
un hospital. Al llegar a mi casa, miro mi reloj de mano y son las 10 de la mañana,
lo más probable es que mi madre ya haya llegado. Abro la puerta y escucho algo
de música puesta, supongo que ya está aquí.
—Hola, Damián —Me habla Gilberto.
Gilberto es el novio de mi madre, es raro verlo aquí de día, ya que es médico
jefe.
—Hola
—Te estuve esperando en la noche, pero como no llegaste supuse que estarías
ocupado
—Así es
—Deberías comer algo, ¿o ya lo has hecho? —Pregunta mi madre.
—No, aún no.
—Ya está, a desayunar todos —me besa la mejilla—. por cierto, mientras
organizábamos las carpetas, me hace falta una, la necesito revisar “esa carpeta”
—No lo sé, mamá, quizás las revisaste muy rápido y pensabas que no estaba.
—Damián
—Lo que se mamá, solo quería saber un poco de tu trabajo —abro los brazos.
—No puedes andar mirando las cosas del trabajo.
—Ya sé, pero tú misma me pediste ayuda a mírala
—Bien, solo ponla otra vez en su lugar, no quiero perder esa, es de las pacientes
más tercas que he tenido.
“Cómo si no lo supiera”
—¿Por qué pones esa cara, Damián?
—¿Qué? ¿cuál cara? —me hago el loco—. no sé de qué me hablas.
—Damián
—Está bien, solo fue coincidencia de la vida y ya, no sabía que me la iba a
encontrar y menos atropellada.
—¡Santo Dios! ¿ella está bien?
—Si, solo se lastimó el pie y la cadera —responde Gilberto.
—¿Cómo sabes eso? —pregunto confundido.
—A ti como que se te olvida que trabajo ahí, las enfermeras me lo dijeron, hasta
dijiste “soy su novio” —hace comillas con las manos y se ríe.
—¿Qué? Damián, estás loco, ¿Cómo vas a decir eso? —me regaña mi madre.
—Ella no traía teléfono, estaba grosera y no sabía a quién llamar.
—Te pido por el amor de Dios, que no vuelvas a ver a esa muchacha, es mi
trabajo orientarla. Tiene tendencias suicidas, así que, espero y me hagas caso,
Damián.
—Mamá, quizás la gente solo necesita un poco de ayuda, nada más.
—Y para eso estoy yo, soy su psicóloga —me frota el brazo—. el hecho que la
quieras ayudar no va a cambiar las cosas. Me ha tomado meses para que solo
diga unas tres palabras, así que no quiero que interfieras en su proceso, ¿ok?
—Damián, debes escuchar a tu madre, las personas necesitan amistades, pero
cuando ella sepa que eres el hijo de su psicóloga, va a creer que solo es un
experimento.
“No puedo, no cuando solo la vi llorar de lo mucho que le dolía, y no era lo
físico, no puedo, ella necesita personas a su lado”