—Buenos días niños —exclamo la mujer.
El saludo colectivo hizo que Andrea se limpiará las lágrimas y viera hacia donde estaban sentados los niños.
—Como verán tenemos a unos invitados que han decido darle la oportunidad a uno de vosotros —explico —Así como también han traído un refrigerio para todos y un pequeño obsequio para que lo disfruten, ellos los estarán llamando para entregarles lo que le han comprado así que se están en vuestros lugares hasta que les llamen.
—Si señorita directora —dijeron todos.
Uriel tomo varias bolsas y camino hasta donde se había ubicado Delia, comenzó a llamar lo nombres que estaba escritos en las bolsas de regalos mientras Andrea los entregaba junto a la merienda que había hecho. La desconfianza se convirtió en sonrisas y suaves murmullos de gracias, había decidido dejar de últimos los regalos de Liam junto a los dos pequeños, cuando los llamaron los tres se acercaron y Andrea sintió sus manos temblar.
—Toma princesa —susurro ella viendo a Lesly que sonrió aceptando el regalo.
—Muchas gracias señora —dijo.
La risita del pequeño la hizo apartar la mirada de Lesly y enfocarla en él quien los veía con una hermosa sonrisa en sus labios. Ella sonrió y soltó el aire que retenía en sus pulmones con suavidad dándome así el regalo que fue tomado al final por Liam. Al momento que los ojos de ellos dos se encontraron él le brindo la sonrisa que la llevo a ubicar su mano en el pecho.
—Este es el tuyo hijo —murmuro.
—Gracias mamá —salió de los labios de Liam que negó con su cabeza ante la forma que le había dicho —Quiero decir…
Los dedos de ella fueron a sus labios con una sonrisa temblorosa, mientras tragaba saliva y parpadeaba alejando las lágrimas que querían correr por sus mejillas.
—No digas nada más —pidió ella —Vayan a comer.
Uriel la sostuvo cuando los vio alejarse, sentía el cuerpo de su esposa suave entre sus brazos por todas las emociones que estaba viviendo. Ella cerró sus ojos sentía que en cualquier momento su corazón se saldría del pecho, se apoyo en su esposo queriendo tranquilizarse y cuando lo logro salió del sitio.
Necesitaba aire, respirar y calmar su corazón apresurado. Lo helado de la mañana a causa de la nevada hizo que su latir furioso comenzará a reducir con lentitud hasta que logro estar tranquila, Uriel que la había seguido la abrazo con fuerza y ella suspiro apoyando sus manos en las de él quien le dejo un beso en la sien.
—¿Te encuentras bien? —cuestiono.
—Tengo muchas emociones encontradas —susurro ella —Yo no había notado lo que tú hiciste y fui tonta, tan tonta en fijarme en esos detalles.
Él le dio media vuelta para tomarle del rostro y hacer que lo viera, cuando lo logro le sonrió con amor dejando un suave beso en sus labios.
—Basta y sobra con que ellos serán nuestros hijos —susurro él —Tal vez no vienen de nuestras sangres, pero no significa que desde el momento en dónde observé la foto supe que serían los adecuados para ser nuestros.
Ella suspiro y asintió abrazándolo, estuvieron así durante unos segundos más en dónde ella se separó un poco.
—Ve adentro iré en unos minutos —pidió con suavidad.
Uriel le dejo un último beso en la frente después de asentir, cuando ella se quedó sola se abrazo a si misma y camino hacia donde había estado con Liam, se volvió a sentar y sonrió un poco elevando sus ojos al cielo.
—Puedes venir Liam —exclamo en voz alta —Se que me has seguido, ven y siéntate un momento conmigo.
Liam se sonrojo y se acercó a pasos lentos haciendo caso a lo que ella le acaba de pedir. Los ojos de Andrea fueron hacia el rostro de él logrando que pudiera sentir aún más caliente sus mejillas y cuello.
—¿Crees en el destino? —pregunto ella en voz baja.
El negó, porque si este existía nadie podría ser capaz de separarlo de sus hermanos.
—No señora —expreso.
—Yo tampoco lo creía —murmuro Andrea —Sino fuera por mi esposo habría tomado la decisión equivocada y él decidió demostrarme la mejor decisión. Así que ahora te digo a ti qué no voy a alejarte de tus hermanos.
Liam se estiró enfrentando su mirada esa vez, la miro con asombro y con sus cejas alzadas por lo que ella decía. La escucho reír y tomarle de la mano para que se moviera hasta que estuvo cerca de ella para que pudiera abrazarlo.
—No te asombres —exclamo —Vosotros son felices juntos y queremos darle la felicidad a los tres.
—¿Que significa eso? —cuestiono el.
—Significa que a los tres vamos adoptar —musito.
—¿Habla enserio? —cuestiono él en un hilo de voz —No me está mintiendo.
Andrea negó con su cabeza dándole un beso en la frente, antes de ver cómo el se mordía los labios y la abrazaba.
—¿No me voy alejar de mis hermanos? —cuestiono nuevamente —Voy a estar con ellos, los veré crecer.
Ella asintió a lo que decía dejando que la emoción lo embargara y le hiciera sollozar…