Lara sentía que sus piernas estaban entumecidas del cansancio, no sabía cómo demonios había aguantado recorrer ese bosque por más de una hora. No entendía como había acabado en esa situación y lo que mas la enloquecía era que no tenía idea de cómo había acabado ahí. Se detuvo al ver que Alexander levantaba la mano y les ordenaba algo a su hombres.
Bruce asintió con la cabeza.
—Sí jefe, lo mejor será ir a ver si encuentro algo de información del paradero de Ken—El hombre se despidió de sus compañeros y desapareció entre los arbustos.
Lara fijó su mirada en los alrededores y al girarse su mirada se encontró con la de Álex, Lara ni se inmutó y lo miró sin ninguna vergüenza, vio como el hombre se acercaba a ella y se paraba enfrente suya.
—¿Tus padres no te enseñaron a bajar la mirada ante tus mayores?—La regañó cruzándose de brazos.
—¿Vergüenza de qué? Como si fueras el rey o algo por el estilo—Le respondió riendo.
Alexander dio un paso hacia ella enfadado, dispuso a coger su mano pero James lo llamó y se giró para ver qué quería. Lara suspiro de alivio al ver que se alejaba de ella, se sentó en una roca y maldijo en bajo, no sabía que hacer para salir de esa situación y lo peor de todo era que no tenía su móvil para llamar a su abuela. Se levantó de un salto al recordar a su abuela, se había olvidado completamente de ella. Sabía que su abuela estaría muy preocupada por ella, ésta sin pensar en lo que dirían esos hombres se dio media vuelta y se dispuso a caminar. Pero no llegó a dar ni tres pasos al oír la voz de Alexander a sus espaldas.
—¡Detente donde estás!—ordenó Álex maldiciendo. La sujetó del brazo y le dio la vuelta—.¿A dónde te crees que vas?
Lara lo encaró fijando sus ojos en los suyos
—¡A donde me de la real gana! No tienes ningún derecho en retenerme aquí.
Alexander sonrió con frialdad.
_Claro que lo tengo mocoso, más vale que te estés quieto o juro que te ato.
Lara no dudo que éste haría lo que decía ya que se notaba que el hombre no bromeaba en absoluto. Sabia que tenía que ser más lista que todos esos hombres y tranquilizarse sin hacer ninguna tontería, le dedicó una de sus mejores sonrisas falsas.
—Vale...me estaré quieta y no me moveré ¿Contento?—vio como este sonreía y se alejaba de ella dirigiéndose a sus hombres.
—Espera y verás como te borro esa maldita sonrisa...cabrón—Juro en bajo mientras lo veía alejarse.
Brad le dio un codazo a James y este le miró furioso.
—No pongas esa cara, creo que ese mocoso nos traerá problemas ¿Tú que crees?
James lo miro maldiciendo.
—Lo que yo creo... es que el único que nos traerá problemas eres tú. Deja de fijarte en otros y mírate a tí primero.
Brad busco si tenía algo en su ropa y volvió a mirar a éste confundido, sin entender lo que decía su amigo
—Pero no tengo nada...
James lo empujó frustrado y se dirige a su jefe.
—¿Jefe, qué hacemos? ¿Acampamos aquí?
Alexander miró a su alrededor y asintió.
—Si, hoy dormimos aquí y mañana seguiremos entrenando, no quedan muchos días para ponerle la trampa a ese desgraciado de Ken.
La noche llegó y Lara seguía sin saber cómo salir del lío en que se había metido. Fijó su mirada en el lugar en el que estaban los hombres y suspiró frustrada, no podía oír lo que estaban hablando, intentó acercarse un poco más y agudizó sus oídos para oír de lo que hablaban.
—Les tenderemos una trampa, el maldito de ken no podrá escapar esta vez de la justicia—Dijo Alexander con todo el odio del mundo.
Lara no entendía de lo que hablaban, no sabía a quien querían atrapar y el porqué. Intentó oír más pero fue en vano ya que Bruce apareció de entre los árboles y interrumpió la conversación de éstos, y se sentó junto a sus compañeros.
—¿Que has averiguado?-preguntó Alexander.
—Nada especial o que nos sea útil, pero de esta no se escapa, le puse la trampa perfecta. Al parecer está reclutando más hombres, pasado mañana tendrá un encuentro con algunos hombres.
Lara se fijó en la sonrisa de Alexander cuando éste dijo eso, el que no parecía entender nada como ella era el más joven.
—¿Quiénes son esos hombres? ¿los conocemos?—dijo Brad sin entender.
James le propinó una colleja en la nuca.
—¡Imbécil! Claro que los conoces somos nosotros. Nosotros somos los que estaremos ahí esperándolo para que reciba su castigo.
Lara se acostó en el suelo y sin poder aguantar más el cansancio se durmió. Esta sintió los gritos por la mañana, abrió los ojos y vio como los hombres estaban luchando entre si, al ver que el maldito que odiaba la había visto cerró los ojos rápidamente. Pero fue en vano ya que sintió su presencia junto a ella.
—¡Arriba! Deja de dormir y levántate a entrenar—Grito Álex haciendo que sus compañeros se pararan a mirar.
Lara de levantó sin creer lo que decia
—¡Estás loco! No pienso dejar que ninguno de ustedes me empuje por los suelos o coger una maldita espada de esas ¿te ha quedado claro?.
Alexander la sujetó del brazo furioso.
_Yo soy el que da las órdenes aquí mocoso, te pondrás a entrenar como los demás si no quieres morir en mitad del camino.
Bruce se acerca a ellos.
—Mocoso haz lo que el jefe dice, es por tu bien, si en mitad del camino nos atacan y nadie puede defenderte estarás en...
—¡Esa es la cuestión! Nadie ha pedido que me ayudéis, más bien vosotros sois los que me habéis secuestrado—Los acusó enfadada.
—Mira niño malcriado no te permito que hables así a tus mayores, es más desde hoy será Brad quien te enseñe lo básico-Dijo Bruce sonriendo al ver que al niño no le gustaba la idea.
Lara no de podía creer que ese hombre le diera órdenes como si nada, no solo no sabía donde demonios había ido a parar, si no que esos hombres la tenían retenida y además la querían enseñar a luchar. Dio una patada en el suelo y se cruza de brazos maldiciendo a todos.