Tan pronto como sus pulmones inhalaron oxígeno, su vida quedo marcada, el destino había puesto ya sus fichas sin siquiera tomarla en cuenta, desde ese día, simplemente sería una mujer más, un objeto en una casa llena de lujos y decoraciones en oro, con docenas de sirvientes trabajando para ella pero guardando solo fidelidad a su amo y proveedor, ella solo sería una mujer cuyo propósito era engendrar vástagos de un hombre indiferente y áspero, con la esperanza de que aquellos hijos fuesen varones para que el pudiera demostrar su hombría ante sus pares, además de lucirla como trofeo en cada evento como signo de buen gusto.
Su preparación para ser una esposa modelo fue vigilada minusiosamente, obtuvo la mejor comida, las mejores prendas, todo para garantizar una muy productiva unión, una que se realizaría sin que ella se enterase.
Sin ella planearlo ese día llego rápidamente, allí estaba ella, con su virginal e impoluto vestido color champagne, resaltado por las más preciosas joyas, su delicada y blanquecina piel estába ligeramente sonrojada y no era para menos, de ahora en adelante sería la condesa de Berry y tendría que cumplir a cabalidad con su título, además debía cumplir con sus deberes de esposa, algo que al principio le causaba curiosidad, pero después de una breve charla con su madre término llenandola de miedo e inseguridad al pensar en lo doloroso y desagradable que podía llegar a ser ese acto, le alentaba saber que sólo sería mientras concebía, solo esperaba que al dichoso Lord no le gustará la idea de tener muchos hijos.
-¿Puedo pasar? -una conocida voz la saco de sus pensamientos
-Tu no tienes porqué preguntar - respondió acercándose a la puerta - ¿Cómo hiciste para entrar?
-Un proceso muy complicado, pero dime ¿cómo estás?
-¡Ay mi Bell! Madre me ha dicho lo que pasa en la noche de bodas y... Tengo miedo
-¿De que duela, de que sea desagradable? - Christine la miro confirmandole sus temores - No te puedo decir lo que realmente quieres oír, solo te diré que no tienes que preocuparte por nada, algo dentro de mí me dice que el Conde no es tan frívolo como aparenta.
-Y no es mi hijo - respondió al sentir que Christine tocaba su nada prominente vientre.
-Lo se - respondió entre risas - ¿Que se siente tener una pequeña vida dentro de tí?
-Amor, además de náuseas y otros malestares nada agradables. - respondió haciéndole olvidar a Christine por unos minutos sus miedos.
-Gracias por estar siempre conmigo.
-Gracias a tí, por dejarme acompañarte como una hermana. - se abrazaron fuertemente, de ahora en adelante no se verían sino en las temporadas pero algo estaba seguro y era que siempre iban a estar una a la otra. -¿Lista?
-Ahora si
Isabelle salió y aunque no demoró mucho, su amiga agradeció la conversación, había logrado calmarla haciendo que volviera a ser la delicada y curiosa mujer que era.
-¡Hija, ya es hora de partir! - a grito entero la saco de la habitación - el carruaje nupcial espera.
- Si madre
O era ella o el carruaje no demoró absolutamente nada en llegar a la iglesia, afuera la esperaban los familiares y sus amigos más íntimos, ahora ya estaba a un paso de su enlace y a uno de dejar la vida como hasta ahora la conocía, sin complicaciones.
Hola!!!
Emmm ACLARO que solo subiré el prólogo, el resto de la historia aún no la subiré, estoy algo bloqueada con "una cura para el amor" y siento que si sigo escribiendo sobre Carlos o Christine cruzaré sentimientos que no quiero transmitir, así que dejaré solo las portadas y sus prólogos por ahora
Besos de colores a tod@s