Un diario, tan revuelto

Capítulo 18.

La soledad, a veces es una amiga para mí, otras es algo que no me gusta para nada, pero estoy tan acostumbrada a ella que no se vivir sin ella. Me gusta tanto el hecho de disfrutarla, en la mayoría de los casos. En otros quisiera no estar ahí, quizá como dicen la soledad a veces es buena y a veces es mala, digo que es mala cuando estas teniendo un mal momento, ya que por lo general es cuando tu mente empieza a aprovecharse y llega con pensamientos demasiado intrusivos, demasiado tristes, que por lo general no sabemos cómo reaccionar al instante.  

Es esa que te acompaña en tus momentos más oscuros, tienes que lidiar con ella de alguna u otra forma, se supone que con el tiempo aprendemos a como sobrellevar la soledad, como disfrutarla cuando estas contigo mismo, pero la verdad es que en mi lugar un no sé qué hacer con ella; es una mierda complicada, o quizá no, pero me encanta complicarme la vida.  

Supongo que tengo que aceptar el hecho de que la mayoría de las veces prefiero alejar a las personas, porque principalmente no quiero que vean mucho de mí, ya que si lo hace podrán ver esas gritas que tengo, esos defectos que no me gustan y esos problemas que no me gusta contarle a nadie, sé que es malo guardarme todo lo que pasa por mi mente y más si es algo que me está molestando de alguna forma, pero no sé qué hacer o cómo reaccionar al momento de ver cómo me miran.  

Quizá esa sea una razón principal por la cual prefiero estar sola, o tal vez tenga que ver que la mitad de mi vida me la pase de esa forma, sola; tuve que aprender muchas cosas por mi cuenta, en fin, estoy muy acostumbrada o bueno estaba muy acostumbrada a estar en mi soledad que por lo general me siento muy cómoda en ella.  

Pero a lo que quiero llegar es que a veces es bueno estar solo, pero también es bueno estar en compañía de con quién te sientas cómodo para hablar y más en aquellos momentos en los cuales sientas que no puedas más, en aquellos que tu mente te juega malas pasadas. Es buena esa compañía, aunque sea solo sea para pasar el rato, ya sea sin hablar o sin hacer nada, simplemente disfrutando de la compañía de aquella gente con la cual te sientas cómodo o cómoda.  

Y créanme que he tenido que reflexionar mucho acerca de esto, he pasado por momentos en los cuales me sentía una mierda de persona sola por miedo a cómo van a reaccionar o el cómo me van a ver después o quizá por el simple hecho de lo que me puedan decir, pero en el fondo siempre he querido que alguien este ahí para mí en esos momentos tan difíciles.  

Gracias a hablarlo con una persona muy importante para mí, me he sentido en confianza para hablarle cuando llegan esos momentos en los cuales ambos nos sentimos de la verga, así que ya no me he siento tan mal o tan sola cuando estoy en esas circunstancias, gracias a él a esa compañía que no me hace sentir que tal vez exagero o que tal vez me hago daño el no hablarlo, que me hace sentir que lo que yo siento no está mal y que si yo lo siento así es porque así me duele a mí.

 

 

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Recuerden siempre hablar lo que les duele.




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