Sentimientos

Lo veo jugar, entretenido,  nuestro videojuego favorito en la consola, su pelo en perfectas ondas rubias como el oro cautiva mi mirada. Siento mi estómago cosquillear, mis ojos no logran apartarse de él cuando sus labios se curvan en una hermosa sonrisa de triunfo al haber ganado.

—Lo gané para ti —dice emocionado, tirándose a mi lado en la cama.

Dejo de estar sentada para acostarme junto a él, sonriendo.

—Gracias.

Estos días han pasado geniales porque a penas y se ha ido a dormir a su casa, mi madre lo conoce desde siempre y no tiene ningún inconveniente en que esté aquí conmigo.

Lo miro fijamente por un largo tiempo donde él sigue sonriendo, hasta que frunce un poco el entrecejo y pregunta:

—¿Está todo bien?

Aparto torpemente la mirada, sin saber qué decir. Me gustaría decirle lo que siento, que me he dado cuenta de que me gusta desde hace algunos meses, pero el miedo al rechazo me obliga a descartar esa idea. Siempre hemos sido amigos y, tal vez, él no quiera algo más que eso.

—Todo perfecto. —miento volviendo a mirarlo, solo que ahora no a los ojos.

—Sé  que pasa algo. ¿Sabes que cuentas conmigo y me puedes contar cualquier cosa?

¿Como le explico que lo que sucede es que me he enamorado de el? 

—Yo...mejor olvidalo—por un momento me sentí capaz de decirlo, pero no puedo. Prefiero permanecer a su lado, aunque sea solo como amiga, a que se aleje totalmente de mí por un sentimiento que quizás sea pasajero.

—Alexa, cuentame lo que sea que esté sucediendo, porque ya me estás asustando. 

Sus ojos azules examinan cada rincón de  mi rostro contraído por el deseo de confesarle mi amor.

—En tres días será navidad... —comento tratando de desviar el tema. 

—¿Y...?— se muestra confundido.—No me vas a decir que estás tan extraña porque te preocupa la decoración.

—No, para nada. no es nada de eso, pero...—respiro profundo, tomando la decision de que ese día es cuando le diré lo que siento; ya será   cuestion de lo que sienta él, y de lo que decida. —ese día te contaré algo muy importante.

Su mirada tan profunda como el océano parece iluminarse.

—Yo también tengo algo que decirte... y a alguien muy importante que presentarte.