Si antes creí estar nerviosa, creo que ahora estoy a punto de colapsar. Mamá ha pasado el día pidiéndome que me relaje, que todo irá bien. Ella sabe lo que siento por By desde hace un tiempo, hasta me dijo que cree que él también siente algo por mí. Ruego a Dios porque eso sea cierto, que él me quiera más allá de una amistad.
Me veo al espejo, confirmando lo bien que me queda este vestido; arriba se ajusta a mi pecho y la parte de abajo es suelta, ¡hasta se parece al vestido de la princesita Sofía! Ojalá a Byron le guste tanto como a mí.
La cena es con la familia de él, mis tíos y mis primos y mis padres y yo. Bastantes personas para presenciar mi acto de amor.
Vale, la hermana de Byron, entra en mi habitación informándome que ya han llegado. Paso un poco más de labial y la sigo a la planta baja, todos están reunidos en el salón platicando de sus asuntos, yo solo lo busco a él, pero no lo encuentro en ningún lado.
—Mamá —toco su hombro para que me voltee a ver —, ¿Dónde está Byron?
Ella sonríe, está muy hermosa con ese vestido rojo y labios del mismo color, su pelo igual de negro al mío cayendo sobre sus hombros y espalda.
—Fue con tus primos a buscar algunas cosas, no te procupes. —me da un pulgar arriba y desaparece por uno de los pasillos.
Vuelvo al salón y me siento junto a mis primas, sin poner atención a lo que dicen porque solo estoy en espera de él.
*
Ya es hora. Me prometí que al terminar la cena sería el momento y ya lo es. Me pongo de pies, llamando su atención, antes de que alguien más lo haga.
—Yo... quiero decir algunas palabras... —la vista de todos se enfoca en mí y siento ganas de salir corriendo, pero no lo haré, estoy decidida.
—Claro, princesa, te escuchamos. —mi padre me mira, dándome valor sin siquiera saber lo que estoy a punto de hacer.
—Byron, ¿puedes venir acá? —pregunto en su dirección, ahora con algo de pena sumándose al nerviosismo.
—¡Espera! Es que tengo que presentarte a alguien antes de cualquier cosa.
El se levanta de su silla, pero... en vez de venir a mí lo que hace es correr hacia afuera. Siento mi corazón estrujarse y las ganas de llorar me invaden. ¿En serio me va a presentar a alguna chica justo cuando quería confesarle que me gusta?
—Tranquila, hija, te dije que todo saldría bien. —me da un beso en la frente.
—Mamá, ¿cómo va a salir bien si me va a prese...?—mi pregunta se queda suspendida al ver a un hermoso cachorro blanco aparecer desde el pasillo que conduce hacia acá y por el que salió Byron hace un instante. —¿Esta ternurita de quién es?
Nadie responde, yo me hinco cuando llega a mí y lo acaricio, es muy hermoso. Noto que trae algunos papelitos pegados en su pelaje, tomo el primero, que está sobre su cabecita, en mis manos y lo leo: <<Salón>>. Miro a mi mamá que no se ha apartado, ella me anima a ir. Camino hacia allá con el cachorrito cargado.
—¿Ahora qué? —los nervios se intensificaron y siento que estoy temblando.
—Toma la siguiente nota. —murmura mi madre en mi oído.
Todos me han seguido y se mantienen en mi alrededor, en silencio y muy pendientes de todo.
Tomo la nota correspondiente: <<Árbol>>. Me acerco al árbol, dejando al cachorro con mi madre, busco en el árbol pero no encuentro nada, ¿qué será? ¡oh! En la parte alta hay otra notita. Se me hace difícil tomarla, por lo que mi padre me hace el favor de pasarmela.
<<Toma las notas restantes en Blanckie, el orden es igual: desde su cabecita hasta el final. Lee una a la vez>>.
¡Se llama Blanckie!
Los demás no parecen estar tan pacientes, porque me apuran a seguir tomando las notitas, pero yo soy un manojo de nervios, siento que moriré de la emoción. Dios mío, creo que me desmayaré si esto es lo que estoy imaginando.
Finalmente tomo la siguiente nota luego de respirar profundo y mirar a ver si veo a Byron, pero no lo encuentro a simple vista.
<<Carga a Blanckie y ve al árbol>>, eso hago.
<<Ahora sí, continúa>>
Siento como la respiración va abandonando mi cuerpo. Los presentes me piden que les vaya diciendo qué dicen las notas, y eso voy haciendo:
—¿Quieres...—pronuncio lo que hay escrito en la nota para luego tomar la otra—ser...— siento que me asfixio y que los ojos me arden, pero es de la emoción —mi... —tomo la última, tardando en leer el contenido porque ya me imagino qué es: —novia?
Sonrío a la vez en que algunas lagrimas se deslizan por mis mejillas, levanto la vista y ahí lo encuentro: con un evidente sonrojo y con cara de expectación.
—¿Y... qué dices?—pregunta muy cerca de mí, tomando a Blanckie en sus brazos.
Repaso las caras de todos los demás: nuestras madres están felices, su padre tiene gesto de orgullo y mi padre tiene una sonrisa de ternura en los labios.
—Yo... eh... ¡sí quiero!—chillo abrazandolo muy fuerte, recibiendo uno muy cálido de su parte.
—¡Beso!—y así continúan todos, pidiendo beso.
Nos miramos a los ojos mientras sonreímos, él pone una mano en mi mejilla y otra en mi nuca, yo solo pongo las mías en su pecho. De reojo puedo ver a mi madre con el cachorro cargado, ni cuenta me di cuando la buscó.
Y nos besamos; un beso cargado de ternura, anhelo, esperanzas, amor... entre nosotros solo hay vibras positivas, no sé por qué antes dudé.
—Y... ¿qué era lo que tenías que decirnos? —cuestiona mi padre cuando nos separamos.
Como si fuera posible, siento mi cara arder más.
—Yo... iba a confesar que estoy enamorada de Byron. —admito. Él me abraza de lado y me da un beso en la cabeza.
Nuestros familiares se acercan a felicitarnos y desesrnos cosas bonitas, todos lo han tomado a la perfección. Eso es algo que me anima muchísimo.
¿Por qué no lo confesé antes? ¿Por qué no lo hizo él? Tal vez porque, aparte de compartir el mismo sentimiento, compartíamos la misma duda.