Un edificio sobrenatural

Capítulo 32

  Había terminado la reunión. Gregory y Luzmila regresaron a su apartamento el número 32.

 

—Fue divertida la reunión -comenta Luzmila feliz. Antes no imaginaba llevarse tan bien con los demás vecinos.

—No ha sido incómodo convivir con los vecinos -responde Gregory.

 

  Luzmila encendió el televisor y se puso a ver las noticias. Una reportera informaba sobre cuatro cadáveres de hombres que fueron encontrados en unos callejones. Muy parecidos a varios asesinatos nocturnos que han ocurrido desde hace unos meses. Se desplegará más policías en las noches por esta causa.

 

—Y no dejé ninguna pista -dice Luzmila orgullosa.

—Ellos no deben sospechar que los vampiros existen. Y ahora debes tener más cuidado. Habrá más policías haciendo guardia durante las noches.

—Me diste una oportunidad de una nueva vida. Quiero limpiar mi alrededor de esas basuras que se atreven a hacer eso a mujeres inocentes.

—¡Relajate! Eso es el pasado -responde Gregory- No debes obsesionarte con eso.

—Es que si no hubiera sido por ti... yo.

—Pero estuve allí y te salvé.

—Esos recuerdos siguen en mi mente -contesta Luzmila con lágrimas en los ojos- Como esos tres asquerosos hombres me violaron y me golpearon, dejándome muriéndome en un callejón, con el estómago perforado por una navaja... -las lágrimas caían de sus ojos al recordar tan horrible momento.

—No moriste. Estás aquí -él lo toma la mano con cariño.

—Porque tú apareciste y me convertiste en vampiro. Me diste una nueva vida.

—No debes seguir recordando eso. Yo perseguí y asesiné a esos tres hombres esa misma noche.

—Y debo seguir exterminando a esas ratas para que no vuelvan a tocar a una mujer en su vida -dice ella enojada.

—Me parece bien, pero no quiero que te consumas en tu venganza. Te di una nueva vida para que vivieras.

—Es que esos recuerdos...

—Déjame borrarlos de tu mente. Todas esas partes horribles que todavía te causan traumas. Hoy te vi reír y divertirte con los vecinos. Así es como te quiero ver, feliz y no sufriendo por el pasado -la mirada de Gregory era tierna. Él no quería que Luzmila siguiera sufriendo.

—De acuerdo, borra esos recuerdos -ella tomó la decisión. Ya era hora de dejar su pasado y continuar con su presente.

 

  Gregory la miró a los ojos. Ella quedó hipnotizada por un rato. Se sentía relajada. No opuso ninguna resistencia.

 

—Ya está -dice Gregory desapareciendo sus ojos rojos.

—Que sensación tan extraña, pero todavía recuerdo lo que sucedió -comenta Luzmila extrañada.

—No quise borrarte tu memoria, sólo omitir las partes desagradables.

—Me siento como si me hubiera quitado un peso de encima.

—Lo necesitabas. Quitarte esos malos recuerdos pasados -responde Gregory con una sonrisa.

—Gracias, amo.

—Sabes que no me gusta que me llames así. Es incómodo. Me llamo Gregory.

—Gracias a ti tengo una mejor vida -le dice Luzmila.

 

  Boxer se acerca y se echa encima de Gregory. A pesar de su gran tamaño, Boxer actúa como si fuera un perro pequeño y suele estar encima de ellos.

 

—¿Sigues en contacto con tu familia? -pregunta Gregory a Luzmila mientras acariciaba a Boxer.

—Sí,  aunque ellos creen que tú y yo... somos... pareja -responde ella sonrojándose.

—Empezaste a vivir con un hombre que ellos desconocen. Es normal que piensen eso.

—¿No te molesta?

—Para nada.

 

《Como quisiera que eso fuera cierto y fuéramos pareja de verdad》 piensa Luzmila suspirando.

 

—¿Quieres comer algo? -le pregunta él.

—Estoy llena.

—Yo igual, pero debes tomarte tu sangre. Sabes que por ser impura necesitas beberlo con regularidad.

 

  Gregory va hacia la cocina y saca de la nevera una botella con sangre.  Ellos lo compran a revendedores, quienes venden la sangre que donan las personas en hospitales.

 

—Yo me alimento todos los días. Eso nunca se me olvida -ella toma la botella y le da un trago. Desde que se convirtió en vampira el sabor de la sangre cambió y ahora le parece agradable- ¿Puedo preguntarte algo?

—Pregunta.

—Espero que no te sientas incómodo, pero ¿de dónde vienes? No sé nada de tu pasado.

—Tengo 76 años. Nací en Noruega -responde Gregory- Mis padres eran vampiros puros. He vivido en varios países hasta que llegué aquí.

—Tu acento no parece extranjero.




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