Un edificio sobrenatural

Capítulo 36

  La última fase de la purificación estaba por terminar. Todos estaban ansiosos esperando que Leonardo despertara saludable. Se encontraban en la sala, en silencio.

 

  Alex sale de la habitación y voltean a mirarlo con ojos de esperanza.

 

—Está completada la purificación. Se encuentra despierto, pero débil. Debe descansar, mínimo cuatro horas. Y debe comer bien, lleva horas sin probar nada.

 

  Fueron primero a la habitación a verlo. Se encontraba acostado. Sus ojos se veían agotados, pero no como antes. La maldición hizo que rostro se viera demacrado.

 

—¿Cómo te sientes? -pregunta Karina sosteniendo su mano.

—Si lo comparo con el dolor de la maldición esto no es nada -responde Leonardo intentado darle una sonrisa.

—Yo iré a traer algo de comer -dice Maribel y sale rápidamente. 

—¿Qué fue lo que sentiste? -le pregunta Edgar a Leonardo.

—Fue muy extraño. Un dolor de repente. Risas y voces escalofriantes rondaban mi cabeza. Sentía una energía maligna invadiéndome hasta que todo se volvió oscuro. Aparecí en un lugar donde sólo había oscuridad y las sombras malignas me decían palabras como "maldición" "muerte" "deseo" "Obtener" "ambición" "Armando" "Libro". Fue horrible.

—Alex te realizó tres secciones de purificación. Ya la maldición se ha ido -le dice Román calmándolo.

—¿Libro? ¿A qué se refiere? Las demás palabras son comprensibles, pero ¿libro? -pregunta Patrick con curiosidad, eso le había llamado la atención.

—¿Será que la reliquia es un libro? -contesta Román exaltado.

—Existen muchas reliquias de libros. Algunos inofensivos y otros peligrosos.

—Es obvio que lo que busca Armando es uno de los peligros -comenta Karina.

 

  Maribel entra a la habitación con un plato de sopa. Ella lo había cocinado antes que Alex terminara la purificación para que estuviera listo para cuando Leonardo despertara.

 

—Gracias Maribel -dice Leonardo con voz débil.

—Debes reponer energía -responde ella sonriendo.

—Hay que leer el diario de memorias -en ese momento se acordaba de lo que hacía antes de que le cayera la maldición.

—Primero a comer -ordena Karina.

 

 


***

  Leonardo ya se había recuperado. Todos de nuevo se habían reunido. Leonardo coloca el diario de memorias sobre la mesa. 

 

  La tensión se sentía en el aire. Era lo que esperaban durante casi dos meses. Él observaba el libro con temor, no sabía que era lo que le esperaba.

 

—Deberías poderlo leer ahora que has despertado tu poder mágico -lo alienta Patrick.

—Estoy nervioso. No sé lo que encontraré allí.

—Debe tener las respuestas a varias de tus dudas -comenta Karina.

 

  Leonardo abrió el diario y sintió una magia corriendo desde sus manos. Las páginas tenían las marcas conocida como runas, pero por alguna razón si podía leerlo. Mientras leía, imágenes pasaban por su mente, era como si en las letras tuviera grabadas el suceso.

 

  Leonardo comenzó a leer en su mente  —Si lees esto es que ya has despertado tu poder mágico ¡Felicidades eres un brujo!

 

  En su mente escuchaba y veía a su tío como si fuera un vídeo.

—Sé que esto es algo confuso para ti. Yo quería entrenarte para que pudieras usar tu magia, pero tu padre se negó rotundamente, quería que fueras un humano común como él. Dentro de mis hermanos yo fui el único que lo heredó, así que ni tu padre y ni tus abuelos son brujos. Fue difícil para mí, no conocía la magia y para mí era sólo fantasía. Desperté mi magia a los 13 años cuando casi fui atropellado por un auto.

 

 Veía a su tío a esa edad vestido con uniforme escolar.

—Tenía la mala costumbre de cruzar sin mirar, se que era muy inconsciente y aprendí la elección ese día. Al ver el auto estaba aterrado, no podía hacer nada hasta que sentí un poder fluir sobre mí, lo único que pensaba es que el auto no me atropellara y asombrosamente el auto pasó por mí traspasándome como si fuera un fantasma. La gente alrededor no pudieron ver exactamente lo que sucedía así que pensaron que tuve mucha suerte.

 

  Leonardo se detuvo de leer un momento.

 

—Puedo ver lo que sucede como si estuviera allí -comentó asombrado.

—Por algo se llama diario de memorias. El que lo escribe agrega sus propios recuerdos. El que lo lee también lo podrá ver y escuchar -le dice Patrick. 

—Es impresionante -Leonardo estaba fascinado. Jamás había experimentado algo igual.




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