Un edificio sobrenatural

Capítulo 38

—No es así. De verdad nos agradan, pero este es otro asunto -le responde Naharis quien sujetaba a Azur que intentaba defenderlos, pero siendo un novato no sabía como utilizar su poder.

—Esa llave no debe caer en manos de nadie -dice Leonardo de manera agresiva. Intentaba soltarse, pero era imposible esas sombras eran fue fuertes y resistentes. Si Karina no podía romperlas, él mucho menos.

—Y por eso queremos la llave -responde Asahi con mucha seriedad, sentado cómodamente en el sofá.

—¿Ustedes también tienen esa ambición? -pregunta Karina intentado desatarse, pero esas sombras la mantenían presionada.

—¿Ambición? -se exalta Asahi.

—No la queremos por ambición -responde Naharis.

—¿Crees que los demonios quisiéramos que un brujo tuviera un libro que puede controlarlos a su antojo?

—Nadie puede tener ese libro en su poder. Eso es lo que queremos -contesta Naharis por primera vez con un rostro serio.

—Los demonios llevamos siglos buscando ese libro, pero no se supo nada de él desde que murió Takeru  -comenta Asahi.

—¿Takeru? El brujo que poseía el libro de Obsidiana -dice Leonardo, ya la furia se había calmado.

—Entonces ¿ustedes lo quieren para destruirlo? -pregunta Karina impresionada.

—Por desgracia no se puede destruir, pero queremos que esté fuera del alcance de cualquier persona -responde Naharis.

—Queremos ayudarte a que ese tal Armando no pueda tenerlo jamás -dice Asahi.

—¿Confiarás en ellos? -le pregunta Karina a Leonardo.

—No estoy seguro, ¿Qué debo hacer?

—La decisión es sólo tuya.

—No lo sé. Estoy tan confundido -señaló Leonardo. En ese momento no sabía si debía confiar en ellos.

—Despeja la mente y piensan con claridad. Es todo lo que te puedo decir -Karina le da confianza con su voz calmada.

 

  Leonardo lo pensó por un buen rato hasta que se decidió.

 

—De acuerdo, cooperaremos. Me parece razonable que los demonios no quieran que el libro de Obsidiana, que podría controlarlos caiga en manos de alguien ambicioso. Eso no les conviene a ustedes ni a nosotros.

—Me parece que es lo mejor -dice Naharis con una sonrisa amable.

 

  Las sombras desaparecieron y los dejaron libres. Ellos sentían el cuerpo adolorido por toda la fuerza que utilizaron para liberarse sin éxito alguno.

 

—Podían haber hablado desde el principio y no atraparnos de esa manera tan brusca -se queja Karina molesta.

—A veces la presión es buena para tomar decisiones -contesta Asahi sonriendo con malicia. Le parecía divertido todo eso.

 

  Se sentaron a hablar sobre lo que Leonardo había leído confiando en que ellos le ayudarían, aunque con algo de temor de ser traicionado, pero necesitaban toda la ayuda posible.

 

—Si el sello se vence, Armando podrá localizar la llave -comenta Asahi aparentando su puño de rabia- Eso no es nada bueno.

—Exacto -responde Karina.

—Ese desgraciado brujo ya tiene todo lo demás objetos -dice Naharis enojada.

—Controlará todo el infierno con ese poder -comenta Asahi preocupado.

—No pienso ser controlada por nadie como él.

—¿El libro de Obsidiana puede controlar a todos los demonios sin excepción? -pregunta Leonardo.

—La única excepción es nuestro señor Satanás -contesta Asahi.

—¿Satanás?

—Los demonios servimos a Satanás, como los Ángeles a Yahvé, dios, Jehová, tiene muchos nombres -responde Naharis.

—¿Los ángeles y demonios no se odian? -pregunta Leonardo sorprendido. En las películas siempre era ángeles y demonios luchando entre ellos.

—Tenemos nuetras diferencias y obvio que después de tantas guerras se han creado rencores, pero después del acuerdo de paz no debemos pelear abiertamente.

—¿Acuerdo de paz?

—Sí, hace como 67 años acordaron una paz. Los demonios y ángeles convivimos con los humanos sin ellos darse cuenta -explica Asahi.

—Pero ¿esa guerra del bien y del mal? -pregunta Karina interesada en el asunto.

—Mucha exageración por parte de los humanos.

—Aunque si hubieron guerras, principalmente por las diferencias de opiniones entre ellos. Nuestro señor Satanás piensa que los humanos son seres que se corrompen muy fácil y merecen ser castigados, sin ningún tipo de perdón -dice Naharis.

—En cambio Yahvé o Dios piensa que todos los humanos poseen bondad en sus corazones y merecen otra oportunidad para redimir sus pecados -continua Asahi.

—Muchas diferencias de opiniones -comenta Karina.

—Cada vez me entero de cosas más raras -dice Leonardo.




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