Un edificio sobrenatural

Capítulo 41

—No podemos pelear en público. Nos pueden ver -dice la mujer que era una bruja, con mucha seriedad en su mirada. No le agradaba en lo absoluto que esos desconocidos irrumpieran en su vigilancia.

—Mejor para nosotros. No tenemos que contenernos -comenta Adrián con una sonrisa arrogante.

 

  El hombre sacó sus colmillos y sus ojos se iluminaron.

 

—No sé quienes son, pero si nos buscan es porque son nuestros enemigos.

—El clan Asha es enemigo de muchos  -dice Edgar.

 

  Edgar se transformó en licantropo.

 

—Serás eliminado completamente, maldito perro. Por alguna razón odio tu cara -le dice el hombre que resultó ser un vampiro.

—¿Celoso por ser más guapo que tú? -contesta Edgar retándolo.

—Desfiguraré ese asqueroso rostro.

 Edgar y el vampiro luchaban entre sí. 

 

  Adrián se acercó a la bruja quien había colocado un poderoso campo de fuerza a su alrededor.

 

—No podrás tocarme -ella estiró su mano derecha creando un pentagrama invocando a un monstruo de piel azul oscuro, seis brazos y un ojo, parecía un Cíclope, pero en un versión horrible. El monstruo inmediatamente lo atacó.

 Adrián esquivó el golpe con rapidez.

 

—No podrás con él. Es un poderoso monstruo del infierno -dice la bruja con aires de superioridad.

—¿Crees que me asustaré sólo por qué está cosa viene desde el infierno?

 

  Adrián sacó sus brillantes alas y en su cabeza apareció una también brillante aureola.

 

—¿Un ángel?

—Nunca había luchado antes, pero sé controlar muy bien mi poder -dice Adrián con confianza. Desde que se enteró que era un híbrido y tenía sangre de ángel investigó mucho para aprender a controlar su poder. Se sorprendía de las cosas que podía logra a hacer.

 

  Mientras tanto el vampiro perseguía a Edgar.

—Deja de correr maldito perro.

—¿No puedes alcanzarme chupa sangre? -Edgar sacó su gran lengua a modo de burla.

—Pelea -ordena el vampiro eufórico, ese licantropo le hizo agotar la paciencia.

—No soy hombre de violencia ¿sabes? Prefiero arreglar las cosas de otras maneras, pero sé que contigo no se podrá.

—Edgar deja de estar jugando y acaba con él. Tenemos cosas que hacer -le recrimina Adrián quien esquivaba los ataques del monstruo y le arrojaba una esfera de luz.

—De acuerdo -responde Edgar quien continuaba corriendo. Poseía una gran velocidad y agilidad, que les servía de mucho en su trabajo. Se distrae al ver al horrible monstruo con que pelea Adrián- ¿Qué es eso?

—Te atrapé -dice el vampiro agarrando su pata y lanzándolo con todas sus fuerzas.

—Eso es trampa estaba distraído -dice Edgar levantándose del suelo.

—Edgar esto no es un juego -lo regaña Adrián. Edgar no se estaba tomando enserio la situación en la que se encontraban.

—Hazle caso a tu compañero y ponte serio -el vampiro también lo regaña.

—Sí así lo quieres bien -su rostro se volvió muy serio, daba hasta miedo. Se veía totalmente diferente de su rostro normal.

—Ya era hora.

 

  Adrián creó una lanza hecha del luz. La bruja estaba nerviosa, no esperaba que su adversario fuera  un ángel. El poder de la luz era la debilidad de su monstruo.

 

—Te regresaré al infierno de nuevo -dice Adrián en voz alta.

 

 Con rapidez voló y le clavó la lanza en el cráneo que empezó a brotar un líquido verde asqueroso. La bruja quedó aterrada cuando Adrián se acercó a ella con una sonrisa. El campo de fuerza quedó inutilizado por alguna razón que ella desconocía.

 

  Al otro lado Edgar estaba luchando en serio. Los dos estaban heridos y cansados.

 

—No eres tan débil como pensaba -le dice el vampiro con la cabeza ensangrentada por el fuerte golpe que recibió allí.

—Que no me guste la violencia no quiere decir que sea débil. Esto se ha tardado mucho. Hay que terminar ya.

 

 Edgar lanzó un aullido que atormentó a los tres. Su cuerpo de licantropo se volvió más grande y fornido. 

 

—No eres un licantropo normal -el vampiro quedó sorprendido. No esperaba eso.

—No.

 

  Edgar tomó al vampiro con sus dientes y le trituró el cuerpo. Lanzó el cadáver como si fuera un simple desecho. Regresó a su apariencia humana escupiendo la sangre de su boca.




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