Un email [chanbaek]

Capítulo Dieciocho

Chanyeol

 

Ver a Baekkie con mi familia me hizo algo. Él respondió a todas las preguntas que le lanzaron sin vacilar, incluso las que no quería contestar. Él tomó todos los chistes de mis hermanos e incluso devolvió algunos. Cuando su teléfono sonó por quinta vez en los últimos cinco minutos. Él se sonrojó, dando a cada uno una mirada de disculpa.

—Lo siento, pero si no la contesto, sólo va a seguir llamando.

—Adelante, cariño. Puedes entrar en la oficina de Rick, si es necesario —dijo mi madre.

—Por supuesto, —mi padre estuvo de acuerdo también.

—Gracias —se puso de pie, pulso el botón verde para aceptar la llamada—. Hola, mamá.

Vi como salió de la habitación, sus caderas balanceándose seductoramente. Él no tenía ni idea de lo que esa visión me hacía. No podía esperar a sentir, tocar y jugar con cada centímetro de él.

—Me gusta —mi madre me dijo, mirándome fijamente. Me recosté en mi silla.

—Bien —le di una breve inclinación de cabeza.

—Tal vez pueda hacerte entrar en razón antes de que sea hora de que te vayas de nuevo.

—Su rostro se retorció en desaprobación.

Mi madre había envejecido desde la última vez que la había visto. Los cabellos a la altura de los hombros tenía unos cuantos tonos más de gris entre su castaño. Sus ojos color avellana estaban enmarcados por unas cuantas arrugas. Había perdido un poco de peso también. Todavía era una gran mujer, pero ahora había una debilidad en su robustez.

Mi padre le palmeó la mano sobre la mesa.

—Ya, Gain, deja que el niño decida por sí mismo lo que es bueno para él.

—Lo siento —Baekkie dijo mientras entraba en la habitación.

Los rasgos de mi madre se suavizaron. Un poco de esperanza era visible en sus ojos mientras centraba su mirada en Baekkie.

—No hay problema, cariño. Yo tengo cuatro. Sé lo que tu madre está pasando. Es difícil cuando están lejos.

Él me pinchó con su mirada probablemente por centésima vez esta noche, mi madre nunca había sido sutil.

Baekkie inmediatamente captó la tensión.

—Si fuera por mi madre, todavía estaría viviendo con ella y todavía estaría haciendo todo por mí. —No me perdí diversión en su voz antes de que se quedara serio.

Fue a sentarse, pero instintivamente, en el último minuto me alcanzó. Yo lo puse en mi regazo y envolví un brazo protector alrededor de su cintura. Él inmediatamente se instaló en mí, como si hubiéramos hecho esto miles de veces antes. Parecía que lo había abrazado miles de veces, como si este fuera el lugar donde pertenecía y ambos inconscientemente lo sabíamos.

Él se enfocó en mi madre, con el ceño fruncido por la concentración.

—Creo que es difícil para cualquier madre dejar ir a sus hijos. La mía cree que la olvidaré si no paro y la llamo varias veces al día. Pero cualquier niño sabe que nunca podría olvidar a su madre, que nunca dejará de amarla, y, nunca dejaré de intentar ser como ella, esté cerca o lejos, ya sea que haya pasado una hora o un año desde que la vi. —Él tomó la mano de mi madre—. Tus chicos te quieren. Y si lo sabes o no, siempre serás su faro y su razón para venir a casa.

Tragué saliva, sosteniéndolo un poco más apretado. Yo sabía el efecto que esas palabras tendrían sobre mi madre antes de que la mirara, porque tenían un efecto en mí.

Las lágrimas brillaban en los ojos de mi madre. Ella sollozó, apretando la mano de Baekkie antes de apartarse.

—Es por eso que siempre quise niñas. Ellas no ponen los ojos en blanco cuando les dices que les echas de menos. —Ella frunció el ceño mientras miraba a Baekkie de arriba y hacia abajo—. También me animarían a vestirme mejor. —Su mirada cayó para estudiar su uniforme estándar de pantalones marrones con un elástico en la cintura, ella intentaba esconderse debajo de una llana camiseta negra. Mi madre nunca llevaba joyas, aparte de su anillo de boda, y, en todos mis años, yo la había visto usar maquillaje solo una vez.

Baekkie se rió.

—Tengo un blog de moda de talla grande. Cada vez que desees ir de compras, sólo házmelo saber.

Mi madre golpeó su brazo contra el costado de mi padre. —Ten tu chequera lista, Rick, mi futuro nuero me alegrará. Estudie atentamente la reacción de Baekkie. Abrió y cerró la boca un par de veces, como si quisiera argumentar esa línea, pero terminó cayendo en silencio y mirando hacia su regazo, sin poder ocultar su profundo rubor. El hecho de que él no creyera lo que decía mi madre me daba ganas de arrastrarlo a una joyería y comprarle un anillo en su lugar. Él no asume nada. No me mira como un objeto, un billete o un premio destellando, él realmente no espera nada a cambio, lo que me daba ganas de darle todo lo que tengo.

—Chanyeol, ¿por qué no llevas a Baekkie a tu casa y así se instalan? —Ella se centró en Baekkie—. Debes estar cansado, querido.

Joder, sí. Estaba listo para estar a solas con él, y darle un agradecimiento personal por estos últimos cinco meses.



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En el texto hay: soldados, kpop

Editado: 28.05.2022

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