Un Encuentro con el Destino

Capítulo 5

Cuando  por  fin  salí  del  hospital  era  muy  tarde  y  ya  estaba  anocheciendo;  decidí  que  no  perdería  mi  trabajo,  me  había  costado  mucho  encontrarlo y  no  podía  quedarme  de  brazos  cruzados  y  conformarme  con  que  me  despidieran.  Eran  las  6:45  pm  y  la  hora  de  salida  era  a  las  7:00  pm  así  que  todavía   tenía  tiempo  pues  no  estaba  lejos  del  restaurante  en  donde  trabajaba…, si,  yo  trabajaba  de  mesera  allí.  

Tenía que hacer todo lo que pidiera para evitar ser despedida; Interpretaría  a  mi   jefe  antes  de  que  se  fuera  a  su  casa  y  le   pediría  disculpas  por  faltar,  implorandole  que  no  me  despidiera;  sin embargo antes  de  cruzar  la  calle  que  estaba  al  frente  de  mi  trabajo  pude  ver  por  la  ventana   a  un  joven  muy  alto  y  apuesto  sus  cabellos  eran  rubios  y  su  piel  muy  blanca, al  parecer  terminaba  de  limpiar  las  mesas  antes  de  irse, luego  desapareció  detrás  del  mostrador.  ¿Quién es? ¿trabaja  aquí? Pensé,  creí  que  debido  a  que  falté  ese  día  al  trabajo  mi  jefe  había  contratado  a  alguien  más  para  el  puesto.  Minutos  después  el  joven  volvió  ha  aparecer  esta  vez  salió  para  irse  a  su  casa,  se  paró  frente  a  mí al  otro  lado  de  la  calle,  me  miró  fijamente  y  sonrió  ligeramente,  al  pasar  la  calle  nos  cruzamos,  < me  debes  una  cena  por  este  favor >  me  susurró  al  oído, ¿que  cena?  ¿qué  favor?  ¿Acaso estaba loco? ¿Nunca antes lo habías visto? Realmente no lo conocía, así que solo me limité a creer que él era el nuevo empleado,  no  sabía  de  qué  hablaba  y  no  le  presté  atención, solo me limité a creer que era el nuevo empleado, aquel que había tomado posesión de mi puesto. 

Pero con razón quién no quisiera ser atendido por alguien tan apuesto como él, creo que hasta los hombres lo preferirían antes que a mí que era una chica pecosa con grandes ojeras que parecían grandes bolsas, agregando un cabello rojizo que siempre lucía completamente despeinado y alborotado, creo que lo único bueno en mi eran mis ojos pues no solo me permitían ver bien sino que recibí muchos cumplidos por ellos ya que a todos les gustaba su color avellana.

 Aunque pensándolo bien, qué derecho tenía ese tipo de venir y burlarse de mí, está bien que haya conseguido mi puesto con muchas ventajas por su apariencia, pero no tenía que restregármelo en la cara ¿favor? No me hizo ningún favor solo me dificulto más la vida, después  de  todo  solo  éramos  dos  desconocidos,  supuse  que  le  hacía  gracia  que  me  despidieran  y  le  dieran  mi  puesto  a  él, pero no sabe lo que le espera, las intensas horas de arduo trabajo le harán arrepentirse de robarme el puesto y seguro mi jefe me rogara que vuelva. Estoy más que segura, bueno aunque eso no significa que vaya a esperar sentada que el muchacho fracasara, hasta entonces necesitaba otro puesto que me ayudara a sobrevivir, por que el plan inicial debía seguir su curso.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.