Luego de aclarar la situación decidí que era hora de regresar a casa, el doctor dijo que sería mejor que me quedara hasta mañana pero no podía aceptar quedarme más tiempo pues de seguro se lo cobran a aquel chico que solo el cielo sabe quien era; además tenía asuntos importantes y urgentes que tratar.
Cuando por fin salí del hospital era muy tarde y ya estaba anocheciendo; decidí que no perdería mi trabajo, me había costado mucho encontrarlo y no podía quedarme de brazos cruzados y conformarme con que me despidieran. Eran las 6:45 pm y la hora de salida era a las 7:00 pm así que todavía tenía tiempo pues no estaba lejos del restaurante en donde trabajaba…, pues sí, trabajaba de mesera allí.
Tenía que hacer todo lo que pidiera para evitar ser despedida; interpretaría a mi jefe antes de que se fuera a su casa y le pediría disculpas por faltar, implorandole que no me despidiera, sin embargo, antes de cruzar la calle que estaba al frente de mi trabajo pude ver por la ventana a un joven muy alto y apuesto sus cabellos eran rubios y su piel muy blanca, al parecer terminaba de limpiar las mesas antes de irse, luego desapareció detrás del mostrador. ¿Quién es? ¿trabaja aquí? ¿Acaso era mi reemplazo? Pensé, creí que debido a que falté ese día al trabajo mi jefe había contratado a alguien más para el puesto.
Minutos después el joven volvió ha aparecer esta vez salió para irse a su casa, se detuvo frente a mí al otro lado de la calle, me miró fijamente y sonrió, al pasar la calle nos cruzamos, - me debes una cena por este favor - me susurró al oído y se alejó, ¿qué cena? ¿qué favor? ¿Acaso estaba loco? ¿Lo conocía de algún lado? Realmente no lo conocía o ¿sí?, no sabía de qué hablaba y no le presté atención, solo me limité a creer que era el nuevo empleado, aquel que había tomado posesión de mi puesto.
Pero con razón, quién no quisiera ser atendido por alguien tan apuesto como él, creo que hasta los hombres lo preferirían antes que a mí que era una chica pecosa con grandes ojeras que parecían grandes bolsas, agregando un cabello rojizo que siempre lucía completamente despeinado y alborotado, creo que lo único bueno en mi eran mis ojos pues no solo me permitían ver bien sino que recibí muchos cumplidos por ellos ya que a todos les gustaba su color avellana.
Aunque pensándolo bien, qué derecho tenía ese tipo de venir y burlarse de mí, está bien que haya robado ¡¡MI!! puesto con muchas ventajas por su apariencia, pero no tenía que restregármelo en la cara, ¿favor? No me hizo ningún favor solo me dificulto más la vida, después de todo solo éramos dos desconocidos, supuse que le hacía gracia que me despidieran y le dieran MI puesto a él, pero no sabe lo que le espera, las intensas horas de arduo trabajo le harán arrepentirse de robarme el puesto y seguro mi jefe me rogara que vuelva. Estoy más que segura, bueno aunque eso no significa que vaya a esperar sentada que el muchacho fracase, hasta entonces necesitaba otro puesto que me ayudara a sobrevivir, y si es posible luego mi jefe tendría que sufrir por reemplazarme tan fácilmente.