No podía creer que Ana estuviera ahí, no pensé que llegaría tan pronto, lo mejor es que no vino sola, vino con mi perrito y la banda. Cargué a mi perrito y lo abracé con poca fuerza para no lastimarlo, lo extrañé mucho y tenerlo cerca era un alivio para mí.
Lo dejé en el suelo y saludé a Ana y a los chicos.
—Realmente te extrañé mucho, amiga —dijo Ana y me abrazó.
—Yo también a ti, extrañaba a mi agenda —reí.
—Y yo a la causante de no dormir —rio.
—Ya moría por trabajar, en serio quiero empezar a hacer todo —dije.
—Mañana empezamos los ensayos, vamos a ir a un lugar que te encantará, Emma, es una sorpresa y mañana la verás —dijo Ana.
—No me dejes con el suspenso, Ana, sabes que odio que lo hagas.
—El carro llega en menos de un mes, así que tenemos que esperar, pero al menos ya venimos nosotros.
—Hola, Ana —saludó mi mamá.
—Hola, señora Patricia, ya la extrañaba —saludó Ana con una sonrisa.
Evidentemente ellos no iban a quedarse en el departamento, era muy pequeño, tuvieron que reservar en un hotel.
—Escuchamos tu canción y ya la estamos ensayando —dijo Kevin.
—La pista no es tan complicada, la voz si lo es —dijo Alan.
—La verdad la voz si es complicada, no puedo llegar a las notas, pero lo lograré, vamos a romperla en los premios —dije con una sonrisa.
—Vamos a votar por ti, por cierto —dijo Raúl.
Reí.
—Gracias, chicos, la verdad estar aquí es un sueño, me alegro que sean parte.
—Nos diste una oportunidad increíble, Emma, estar aquí no es fácil pero tú nos ayudaste mucho para llegar hasta acá —dijo Alan.
—No esperamos que ibas a querernos en los premios y en tu gira —dijo Kevin.
—Tienen un talento increíble, los elegí porque me transmitieron emoción y sabía que conectaríamos bien, por eso los elegí a ustedes.
—Estamos muy agradecidos —dijo Raúl.
Platicamos y luego cenamos, ahí entendí por qué mi mamá puso más platos, ella ya sabía que vendrían y por eso hizo eso.
La cena acabó y ellos ya tenían que irse al hotel, querían descansar porque había sido un vuelo largo y necesitaban energía para el ensayo.
Jugué un rato con mi perrito y después cité a Alexis en mi departamento, quería platicar con él y que por fin viera a mi perrito, llevaba tiempo que no lo veía. Así terminé mi día, con él platicando sobre los planes que tenía y jugando con el perrito.
Un nuevo día comenzó y me levanté con un ánimo increíble, estaba contenta porque por fin comenzaban los ensayos para los premios y teníamos que hacerlo muy bien.
Jugué un rato con mi perrito y en ese momento recibí una llamada, observé la pantalla y respondí rápido. Era Leondre.
—Hola, Leo —saludé.
—Hola, Emma, me alegra escucharte de nuevo.
—Igual yo, espero vuelvas pronto, ya quiero verte —sonreí.
—Digo lo mismo, por eso hubo un cambio de planes, vuelvo mañana y quería preguntarte si podíamos salir —dije.
—Me parece muy bien, solo que no sé si podré mañana, unos amigos vinieron a Londres y estoy con ellos, pero haré lo posible —dije.
—Y no me invitas —dijo indignado.
Reí.
—Pues no vienes, así que mejor sola —reí.
—Vas a ver, Emma, voy a atraparte mañana —rio.
—No puedes.
—Claro que puedo, niña, así que espera.
—Mira el miedo que tengo —dije sarcásticamente.
—Deja de bromear, Emma —rio.
—Sabes que lo hago todo el tiempo —reí.
—Eres una payasa, no por tu maquillaje, sino por tu comportamiento —rio.
—Ahora tú vas a ver mañana, nadie se burla de mi maquillaje, estás loco —reí.
Soltó una carcajada.
—Claro que no, soy un chico normal de carne y hueso que fue creado hace mil años —dijo con tono burlón.
—No, eso no te quita lo loco —reí.
—Y a ti lo payasa —rio.
—Ya, niño, ve a hacer cosas productivas.
—Tú también, no que sales sin mi compañía —rio.
—Oh, silencio, niño, por lo menos no me fui de viaje y no invité —dije.
—¡Me diste en el corazón! —exclamó con tono burlón.
Solté una carcajada.
—Ya detente, en serio no puedo con la risa —reí.
—Ya quiero verte —dijo.
—Igual yo, esas salidas contigo son muy divertidas.