El tiempo siguió pasando y todo se volvía más complicado, los ensayos se hacían más duros, había nuevos planes, se acercaban los premios, salía poco con Leondre y después más ensayos. La banda y yo rogábamos por un descanso, pero no era posible.
Pasaron dos meses y el tiempo de decir adiós temporalmente al departamento llegó y nos tuvimos que trasladar al hotel, ahí se complicó más la cosa porque mi agenda se llenó y no me daba tiempo de nada, no podía ver a Leondre por lo mismo; aunque él me dijo que se fue de viaje por unas semanas y todavía no entendía por qué viajaba inesperadamente.
El cuarto del hotel tenía tres habitaciones, una sala de estar, una cocineta, dos baños y un balcón.
—Emma, ya estamos a mediados de junio y todavía no has ido por el vestido que encargaste para la gala, los nuestros ya están listos —dijo mi mamá.
—Sí, mamá, lo sé, no he tenido tiempo para ir, así que tuve que pedir ayuda, Karen y Alejandra se encargarán de eso —dije.
—Qué bueno que pudieron venir —dijo.
—Ya sé, de hecho vienen en una hora a traer nuestros vestuarios, igual le dije que fueran por los suyos.
—Muy bien, entonces a esperar.
Me acosté en la cama y decidí grabar unas historias para mis redes sociales.
—Hola, chicos, quiero contarles que hoy nos entregan nuestros vestuarios para los premios —dije con emoción—, además grabaré un video especial el día de hoy.
Se acabó el tiempo y grabé otro.
—Aprovecho para decirles que voten por mí en la página de los premios, les dejo el enlace, solo entren y voten —sonreí—. ¡Nos vemos en otro video!
Publiqué esa historia y luego respondí algunos mensajes.
Minutos después las chicas llegaron con los vestuarios.
—Hola, Emma —saludaron al mismo tiempo.
Reí.
—Hola, chicas —saludé.
Dejaron los vestidos en la cama de la habitación donde dormía y le quitaron el protector.
—Este es el de tu mamá —dijo Alejandra.
El vestido llegaba hasta los pies, era de tirantes, cuello circular, de color rosa y tenía un moño en la parte de la cintura.
—Igual conseguimos unos tacones para las dos —dijo Karen.
Los tacones que mi mamá usaría eran del mismo color de su vestido.
—Y aquí tienes el vestido que pediste —dijo Alejandra.
Mi mamá no lo había visto, así que las chicas quitaron el protector y se lo mostraron.
—Está increíble, Emma —dijo mi mamá desde la puerta del cuarto.
—Y los tacones son estos —dijo Karen y me los mostró.
Eran blancos con puntos negros.
—Y este es el de tu hermano —dijo Alejandra.
Era un esmoquin negro.
—¡Carlos, ven a ver tu esmoquin! —exclamé.
—¿Trajiste el vestido que usarás para cantar? —preguntó mi mamá.
—Por supuesto —dije.
Carlos entró a la habitación y vio el esmoquin.
—Está increíble —dijo.
Quería estar con mi perrito pero no nos dejaron traerlo al hotel, así que se lo di a Alexis para que lo cuidara mientras estaba yo fuera, él prometió cuidarlo como su vida y yo me fui tranquila.
—Bueno, nosotras nos vamos —dijo Alejandra.
—Por cierto, les conseguimos una cita en una estética muy bonita, es en el mismo día de los premios pero por la mañana —dijo Karen.
Agradecí y las chicas se fueron.
—Cuida muy bien tu vestido, está muy bonito, buena elección —dijo mi mamá.
—Lo vi y me enamoré, ahora agradezco haberlo pedido —dije.
Acomodamos los vestidos en mi armario y en ese momento recibí una llamada de Ana, así que respondí rápidamente.
—Hola, Ana —saludé.
—¿Están bien? —preguntó.
—Sí, recién las chicas vinieron a dejarnos nuestros trajes —dije.
—Muy bien.
—Igual voy a grabar un video de cómo votar en los premios.
—Sí, tienes que hacerlo, muchos están preguntando sobre eso —dijo.
—Muy bien, entonces lo haré.
—Bueno, solo quería saber eso, así que mañana te veo en el ensayo.
—Está bien, nos vemos —nos despedimos y colgamos.
Prendí mi laptop y me metí a la página de los premios, activé el grabador de pantalla y después coloqué mi cámara en frente de mí. Conté hasta tres y luego comenzó la grabación.
—Hola chicos, cómo están, espero que estén teniendo un buen día —sonreí—. Muchas personas están preguntando sobre mi nominación en los premios y cómo votar, así que aquí voy a enseñarles cómo.