Dos meses pasaron y ya se acercaban los premios, las votaciones estaban por acabar y los ensayos siguieron. Ana se puso más dura cuando vio que nos estábamos equivocando, así que alargó los ensayos y no tuvimos descanso.
Leondre y yo no volvimos a hablar desde que me dejó plantada en el restaurante, aunque él me estuvo marcando muchas veces pero no contesté ninguna, no quería hablar con él y muchos menos distraerme.
Los directores de los premios nos estuvieron enviando regalos al hotel, como chocolates y algunas otras cosas típicas de Londres.
No todo fue color de rosa, ya que Saúl volvió a conseguir mi número y me estuvo marcando muchas veces. Sabía que jamás me dejaría de molestar y que no me dejaría ser feliz, pero eso no me detendría. Mi papá hubiera querido eso, que no me cayera y que no dejara que Saúl tuviera control negativo en mi vida. Lo haría por mí y por su recuerdo.
—Chicos, hoy oficialmente se acaban los ensayos, muchas felicidades —dijo Ana con emoción.
Los chicos y yo aplaudimos de la emoción.
—Ya estamos a finales de julio y tenemos el ensayo general en tres horas —dijo.
—Chicos, estoy muy feliz por ustedes, por su desempeño, hicieron un gran trabajo —dije.
—Gracias a ti por dejar que se hiciera realidad este sueño loco —dijo Alan.
—Por ahora ya tengo la idea de la escenografía, se las contaré luego —dije.
—Emma, hoy es la entrevista en la estación de radio, es después del ensayo general —dijo Ana.
—Muy bien, estaré lista después del ensayo.
Nos despedimos y todos nos fuimos a nuestro hotel.
Conduje con un gran cansancio, tenía mucho sueño y no podía concentrarme en la carretera bien, así que tuve que bajar por un café cargado.
Me terminé el café y seguí conduciendo, en cuestión de minutos llegué.
—Hola, Emma, ¿estás bien? —preguntó mi hermano cuando entré al cuarto del hotel.
—Estoy muy cansada, en tres horas tengo el ensayo general y después tengo que ir a la entrevista en la estación de radio.
—¿Ya sabes cómo vestirte? —preguntó.
—No, todavía no, debo ver, pero estoy muy cansada para eso —dije.
—Está bien, voy a hablarle a Ana y le preguntaré qué puedes llevar, mientras duerme y yo te despierto.
—No, mejor no, creo que no me levantaré.
—Se me ocurre una buena idea, voy contigo al ensayo y pasamos por un café —opinó.
—Eso me parece mejor —sonreí.
—Ve a bañarte y te ayudo a elegir el vestuario —dijo.
—Elige algo bonito, no vayas a elegir algo que ni al caso —reí.
—No te preocupes por eso —sonrió.
Me di un baño rápido y después de terminar me fui a mi habitación. Carlos me había dejado opciones de ropa y yo me tardé en elegir.
Después de unos minutos elegí el jumper de corte pantalón. Me lo puse y me maquillé para no verme tan mal. Me peiné y luego salí de mi habitación.
—Ya estoy listo, Emma —dijo Carlos.
—Yo también, primero vamos por el café y luego nos vamos al lugar de los premios —dije,
Salimos del hotel y luego conduje hasta la cafetería más cercana.
Llegamos y pedí un café cargado.
—Jamás pensé que ibas a llegar así un día —dijo Carlos.
—Lo sé, yo tampoco lo creí, pero si es demasiado trabajo —dije y tomé un sorbo de café.
—Pero ya casi son los premios, así que tranquila, pasa esto y se acaba.
—No te creas, tengo muchas colaboraciones por hacer, Alan Walker es una de ellas y trabajaré con él después de los premios —dije.
—¿Colaborarás con Alan Walker? —preguntó sorprendido.
—Sí —reí.
—A ti te encantaba su música antes de que se hiciera famoso, por fin harás una colaboración con él.
—Ya sé, eso dije cuando Ana me lo dijo —sonreí.
Terminé mi café y salimos del local, después conduje hacia el lugar donde serían los premios.
Llegamos y me estacioné, el lugar estaba muy grande y me emocioné, iba a cantar en ese lugar y no lo creí.
Entramos y observé todo, era más grande por dentro y mucho más bonito.
—Emma Cisneros —saludó el encargado de los premios.
—Hola —sonreí.
—¿Cómo te sientes? —preguntó.
—Estoy un poco nerviosa y feliz —sonreí.
—Me imagino, pero todo saldrá bien —animó—. ¿Ya tienes la escenografía? —preguntó.
—Por supuesto.
—Bueno, vamos al escenario y me cuentas todo —dijo.
—Ahora vengo, ve con Ana y los chicos cuando los veas —dije.
—Sí, suerte —sonrió.
Subimos al escenario y me sentí más feliz, mi sueño se estaba cumpliendo y estaba agradecida con todo, con las oportunidades y las puertas que se abrían.