Platicamos un largo rato sobre lo que nos había pasado, yo le platiqué un poco de los premios y me sorprendí mucho cuando me dio muchos consejos para seguir en mi carrera y a la vez con mi vida normal, al parecer era experto en el tema y eso me causó mucha confusión.
Mi mamá me mandó algunos mensajes y me dijo que invitara a Leondre a comer en el hotel, quería conocerlo un poco más y no quedarse con la duda de quién era.
Entramos al carro y comencé a manejar.
—Ya nos vamos a ir del hotel, seguramente volvamos al departamento —conté.
—Al menos tienen donde quedarse, sería peor que no —dijo.
—Eso es muy cierto.
Llegamos al hotel y salimos del carro.
—Ya conozco a tu mamá y estoy nervioso —dijo y rio.
Reí.
—Solo entra —volví a reír.
Entramos al hotel y caminamos al restaurante, ya estaban Carlos y mi mamá ahí.
—Hola, mamá —saludé.
—Hola, Emma —saludó mi mamá.
—Hola, señora Patricia, buenas tardes —saludó Leondre.
—Buenas tardes, Leondre, que alegría verte —dijo con una sonrisa.
Saludamos a mi hermano y después nos sentamos.
—¿Cómo estás, Leondre? —preguntó mi mamá.
—Estoy bien, ¿y usted? —preguntó.
—Muy bien, Leondre —respondió mi mamá.
Leondre estaba un poco nervioso, se notaba mucho.
—¿Qué te gusta hacer, Leondre? —preguntó mi mamá.
—Realmente hago muchas cosas, pero lo que más me encanta es cantar y practicar snowboarding en la nieve —contó.
—¿En serio? —preguntó mi mamá sorprendida.
Yo igual lo estaba.
—Sí, cada que puedo voy a Austria y practico snowboarding en la nieve, es muy divertido porque todos lo hacen, es algo normal ahí —contó.
—¿Es bonito? —preguntó mi mamá.
—Hermoso, no tengo palabras para describirlo —sonrió.
—Me decías que igual te gustaba cantar, ¿no?
—Sí, señora, realmente soy rapero, es algo que tengo en la sangre y me encanta hacerlo —dijo.
—La verdad canta muy bien —dije con una sonrisa.
Leondre se apenó.
—¿En serio? Espero un día escucharte cantar —dijo mi mamá.
—Bueno, mamá, basta del interrogatorio —dije y solté una risa nerviosa.
—Ay, Emma —rio.
Mi mamá y Carlos se fueron por su comida y yo me quedé con Leondre en la mesa.
—Perdón por el interrogatorio de mi mamá, así es ella.
—No, está bien, quiere saber con quién te juntas y es muy genial que esté al pendiente —dijo.
—De todos modos perdón —reí.
—No te preocupes —rio.
El tiempo pasó y ya habíamos comido, seguimos con la plática y se había puesto más interesante, ya que Leondre estaba contando algunas experiencias de su vida y algunas historias chistosas que le pasaron.
Mi celular comenzó a sonar y vi que era un número desconocido, pensé que era Ana porque a veces me marcaba de otros celulares para avisarme algo y además porque el número era de México (posiblemente era de alguno de los chicos de la banda).
Me retiré de la mesa y rápidamente respondí.
—¿Hola?
Se escuchó un silencio y pensé que era una broma, así que decidí colgar, pero en ese momento esa persona habló y mi mundo se desboronó.
—Emma, te lo ruego, vuelve conmigo —dijo Saúl con desesperación.
—¿No puedes dejarme en paz por una vez en tu vida? —pregunté con enojo.
—No, necesito que vuelvas —dijo.
—Saúl, tienes que superarme, esto no te hace bien, además soy feliz sin ti, tienes que entenderlo de una vez por todas.
—No puedo, Emma, necesito que me des una oportunidad —insistió.
—Primero muerta —dije.
—Pues tendrás que hacerlo —su tono de voz cambió.
—Ya te dije que me dejes en paz, Saúl, ya no eres nadie en mi vida —dije.
—Tus seguidores me quieren a mí —dijo.
—Eso no es cierto, mis seguidores serían tontos si te quisieran —dije con enojo.
—Tú no los quieres, Emma, te encanta decir mentiras.
Eso me hizo enojar más.
—¿Sabes? No los quiero, los amo con toda mi alma, son mi familia, ellos me apoyaron cuando tú me pusiste el cuerno con la que creí que era mi amiga —dije con enojo.
—Iré por ti, Emma, ya verás que me darás una oportunidad —dijo.