Ya era el día de irme a México y estaba feliz porque quería volver a mis tierras, a mi lugar de nacimiento, donde crecí y aprendí cosas nuevas.
La noche anterior estuve pensando y se me ocurrió una gran idea de lo que podría hacer en México. Tenía muchas ganas de ir a la preparatoria donde estudié para conocer a los alumnos y ver a mis maestros que me dieron.
Ana y yo fuimos las populares en la preparatoria, hablábamos con todos, recorríamos todos los pasillos de la escuela y todos nos saludaban, de igual forma en las redes sociales teníamos muchos amigos y muchas reacciones en nuestras fotos.
Quería ir a la escuela para conocer a todos, quería hablar y decirles a todos que los sueños podían cumplirse.
Hablé con Ana y le pregunté si podíamos hacer eso, así que ella habló con el director de la escuela y él quedó encantado con la idea.
—No puedo llevar el carro a México, creo que tendrás que traerlo de vuelta al departamento, mamá —dije.
—No te preocupes por eso, Emma, lo traeré de vuelta —dijo.
Asentí.
—Pasaré el resto de mi día con Leondre, espero que no les moleste.
—No te preocupes, de todos modos no tardes, queremos tenerte un rato más —dijo mi mamá.
—Hasta el perrito te extrañará —dijo Carlos.
Reí y cargué al perrito, después le di muchos besos.
—Estaré de vuelta, bebé, aquí tu abuelita y tu tío te cuidarán —sonreí.
Mi perrito ladró y después lo dejé en el piso.
—En un rato vuelvo —dije.
Me quedé de ver con Leondre en el pozo, así que agarré las llaves del carro y salí del departamento.
Entré al carro y dejé el celular atrás del volante, entré a mis redes sociales y grabé algunas historias.
—Hola, chicos, quiero contarles algo importante, ahora mismo voy manejando pero lo haré con cuidado, les tengo una sorpresa en mi próximo video de YouTube, así que necesito que estén atentos porque lo subiré
dentro de una semana —dije rápidamente.
Se acabó el tiempo y grabé otro.
—Todavía no puedo creerlo, así que en una semana sabrán —sonreí—. Los amo, nos vemos.
Lo subí y después me concentré en la calle.
Minutos después llegué al pozo y estacioné el carro, salí y caminé al pozo. Leondre todavía no llegaba, así que lo esperé.
—Esto está raro, así no estaba el pozo —pensé.
El pozo se estaba arreglando más y yo no entendía cómo, no había ningún cartel que prohibía el paso por construcción o algo así.
—¡Hola! —exclamó Leondre de repente.
—¡¡¡Ah!!! —exclamé del susto.
Leondre rio a carcajadas.
—Siempre haces lo mismo —reí.
—Es que amo cuando te asustas de esa manera —rio.
—Déjame en paz —volví a reír.
—Hoy te vas a México —hizo un puchero.
—Ya sé, pero traeré sorpresas, ya las verás —sonreí.
—Eso me interesa mucho.
—¿Sabes? Se me ocurrió una gran idea anoche —dije.
Empezamos a caminar hacia el carro.
—A ver, dime —dijo.
—Se me ocurrió ir a mi preparatoria para conocer a todos y esas cosas, incluso para ver a mis maestros que me dieron —sonreí.
—Oye, es una gran idea.
—Lo sé, igual voy a grabarlo y lo subiré a YouTube, será algo muy bonito para recordar —sonreí.
—Es un gran plan, en serio —dijo.
—Solo que necesito de tu ayuda.
—¿Mi ayuda? —preguntó frunciendo el ceño.
—Sí, necesito comprar una guitarra y tú sabes de guitarras, recuerdo que alado de la cafetería donde fuimos la primera vez había una tienda de música, podemos ir ahí —dije.
—Claro, te acompaño —dijo.
Caminamos al carro y nos metimos, prendí la radio y conduje a la tienda de música.
—¿Ya sabes cuál vas a escoger? —preguntó Leondre.
—¿Cuál me recomendarías? —pregunté.
—La verdad la electroacústica es una buena opción —dije.
—Hace tiempo tuve una y puedo decir que es genial, así que esa.
—Buena elección —sonrió.
—Lo sé.
—¿Tienes tiempo para ir a tomar un café? —preguntó.
—Claro que sí.
Puse mi estación favorita en la radio y tenían música puesta, pero se acabó y comenzaron a hablar los conductores.