Un encuentro de dos corazones | Leondre Devries

♫Capítulo 37♫

Entré a mi casa con una sonrisa de oreja a oreja y grité de la emoción, eso hizo que mi mamá se asomara por el barandal y frunciera su ceño. Quería contarle todo a mi mamá, así que subí con Leo (él me recibió cuando llegué) a la segunda planta y me fui a la habitación de mi mamá, solo que tuve que dejar a Leo afuera porque a mi mamá no le gustaba que estuviera en su habitación.

—¿Vas a compartir la noticia con tus seguidores? —preguntó.

—La verdad no, estamos empezando apenas y la verdad no quiero que esta relación tenga que ver con los medios por el momento —dije.

—Alexis te va a odiar por no contarle que su artista favorito es tu novio —dijo mi mamá y rio.

Reí.

—Lo sé, ya conozco a Alexis, hará demasiadas preguntas y no me dejará de molestar —dije.

—Es normal, Emma, es tu mejor amigo y querrá saber todos los detalles.

Asentí.

—¿Y qué harán? —preguntó.

—Por ahora esperaremos un tiempo y después diremos todo.

—Si es lo mejor, hazlo —dijo.

Mi mamá ya quería irse a dormir, así que me fui a mi habitación con Leo para hacer lo mismo. Me puse mi pijama y me acomodé en mi cama, Leo se acostó en el rincón de la habitación y ahí se durmió; en cambio, yo dormí pensando en Leondre, en todo lo que nos esperaba juntos, en el tiempo que me costó darme cuenta de que estaba enamorada de él y en lo que importante que era para mí.

Un nuevo día comenzó y yo traía puesto un short negro con una blusa de manga larga roja y mis botas largas. Esa mañana iba a ir a hacer unas compras y el resto de la tarde la ocuparía con Leondre y Charlie para ayudarlos en su ensayo, el concierto ya era esa noche y harían un ensayo general mucho antes.

—Buenos días, hijos —saludó mi mamá.

—Hola —saludé.

—Vamos a desayunar rápido, tengo trabajo y Emma tiene cosas que hacer —dijo.

—Iré a hacer unas compras para mi estudio, de hecho Leondre vendrá para darme algunas cosas que ya no utilizará, me está ayudando mucho —dije.

—Está bien, me servirá para hablar con él —dijo mi mamá.

—Ay, mamá, no vayas a regañarlo, ya conozco tus platicas —reí.

—Por supuesto que no, solo voy a darle el típico discurso de mamá cuando quieren ser novio de mi hija —dijo.

Carlos y yo reímos.

—Bueno, de todos modos no tardes, tenemos el tiempo contado porque iremos a hacer las compras, después iremos a su ensayo general, el concierto es esta noche —dije.

—Está bien, prometo no tardar —dijo.

Le serví de comer a Leo en su traste y después me senté a desayunar.

—¿Cómo le hacen para pasar desapercibidos en la calle? —preguntó Carlos.

—Ni yo lo sé, creo que no vamos muy seguido a los centros comerciales o algo así —dije.

—¿Qué harán cuando se enteren todos? —preguntó.

—No quiero pensar en eso todavía, solo quiero disfrutar —sonreí.

Pasó media hora y Leondre llegó.

—Hola, Leo —saludé con una sonrisa.

—Hola, hermosa, aquí te traje unas luces, un trípode y una cámara —dijo.  

—¡Carlos, ayúdanos! —exclamé.

Mi hermano bajó y nos ayudó a subir las cosas al cuarto donde sería mi estudio, todavía faltaba ordenarlo pero eso lo haríamos cuando tuviéramos todo.

—Muchas gracias por darme esto, sabes que significa mucho para mí —dije.

—No me agradezcas, Emma, sé lo importante que es para ti y además son cosas que ya no iba a necesitar, sabía que lo necesitabas —dijo.

—En verdad gracias —sonreí.

—¿Para cuándo el soccer, Carlos? —preguntó Leondre. 

—Pues tú dime cuándo puedes y vamos al parque de la residencial o a donde se te ocurra —dijo.

—¿Sabes? Conozco unas canchas muy buenas, luego te las muestro —opinó Leondre.

Carlos asintió.

Bajamos a la planta baja y Leo corrió hacia nosotros al vernos, al parecer mi mamá lo dejó en el patio para que corriera un rato.

—¿Ya tiene nombre? —preguntó Leondre. 

—Sí —sonreí.

—¡Por fin! Ahora será más fácil —dijo.

Reí.

—Ya sé, además te encantará el nombre —dije.

—¿Cómo se llama?

—Leo —dije con una sonrisa.

—¿Es en serio? —preguntó sorprendido.

—Sí —sonrió.

Leondre iba a decir algo pero en ese momento mi mamá apareció e interrumpió.

—Leondre —saludó mi mamá.

—Hola, señora, buenos días —saludó Leondre.

—Le dije a Emma que quería hablar contigo pero ahora estoy un poco apurada, ¿podemos hablar luego? —preguntó.

—Claro que sí, señora, no tengo ningún problema —dijo.

—Bueno, me seguiré arreglando, pásenla bien —dijo mi mamá.

—¿Quieres que te llevemos? —pregunté.

—No, una compañera vendrá por mí —dijo. 

—Está bien, con cuidado.

—Igual ustedes —dijo mi mamá.

Salimos de la casa y entramos al carro, lo encendí y prendí el aire acondicionado, luego encendí la radio y finalmente empecé a manejar.

—Hoy es un buen día y ni siquiera sé por qué —dijo Leondre.

—Porque estamos juntos —dije con una sonrisa.

Sonrió. 

—Por fin pude pedirte que seas mi novia, en verdad me siento feliz por eso —dijo.

Sonreí.

Quería ir al centro comercial porque había muchas tiendas de música y de electrónica pero al final decidimos ir a locales en las calles, era por nuestra seguridad. Encontramos una zona que tenía cuatro locales, dos de música y dos de electrónica.

—Primero vamos a la de electrónica, encontraré lo que necesito ahí —dije.

Leondre asintió.

Nos tomamos de la mano y entrelazamos nuestros dedos, así entramos a la tienda.

—Hola, buenos días, ¿podemos ayudarle en algo? —preguntó el empleado.

—Voy a hacer un estudio musical y necesito micrófonos, trípodes para eso, interfaces gama para el audio, paneles para el eco y algunos cables —dije.

—Tenemos todo eso en la tienda, acompáñeme —dijo.

El chico me mostró todo lo que le pedí y me dejó probarlas y tocarlas, me parecieron muy buenas, así que compré todo.



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En el texto hay: viajes, musica, amor

Editado: 30.06.2020

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