Ya no podía engañarme más, mentirle a mis sentimientos e ignorar todo lo que sentía después de ese beso. Necesitaba tanto a Leondre, quería estar a su lado, así que le correspondí el beso. Nuestros labios chocaron de una manera armónica, la sinfonía que se sentía era muy increíble, ambos queríamos eso y no me arrepentía de eso. Saúl apareció en mi mente y reaccioné, rápidamente me separé de Leondre y me levanté del piso para luego correr al elevador con lágrimas en mis ojos.
—¡Emma! —exclamó corriendo hacia mí.
Cerré mis ojos para dejar escapar algunas lágrimas y el elevador se cerró. Salí y ahí estaba Ana, yo la ignoré y salí del edificio.
—¡Emma! —exclamó Leondre.
Me limpié las lágrimas y luego seguí mi camino. «Remind me to Forget» sonaba en mis audífonos mientras caminaba a mi casa con un dolor en mi corazón, Leondre me hacía sentir cosas tan fuertes y lo extrañaba mucho, ya no me importaba nada más, solo él. Me detuve y me puse a pensar en todas las cosas que Leondre dejó en mí, así que corrí y llegué al pozo. Observé y vi que estaba totalmente destrozado como la primera vez que lo vi, no entendía por qué pero no me importaba saberlo. Miré a todos lados para ver si Leondre venía, quería que sintiera que estaba ahí y que lo estaba esperando. Abrí mis redes sociales para enviarle un mensaje indirectamente pero me encontré con una foto que rompió todas mis ilusiones, la novia de Leondre había publicado una foto con él y eso acabó con todos mis pensamientos. Me fui del pozo con una decepción grande, alguien más tenía el amor que en algún momento me perteneció y lo que me quedaba era dejarlo ir para poder ser feliz.
—Es hora de dejarte ir —pensé.
Llegué a mi casa y Leo se acercó a mí, saltó y yo lo cargué. Subimos a mi habitación y lo acosté en su cama.
—Emma, ya llegaste, ¿cómo te fue? —preguntó mi mamá entrando a mi habitación.
—Mejor de lo que esperé, el director me dio una oportunidad —dije con una sonrisa.
—Me alegro mucho por ti, esta vez aprovéchala.
Asentí.
Mi mamá se retiró de mi habitación y yo me acosté en mi cama, Leondre todavía seguía en mi mente y no podía sacarlo de ahí, quería olvidarlo pero aparecía con cualquier cosa que viera. El tono de llamada de mi celular distrajo todos mis pensamientos y respondí sin ver.
—¿Hola? —pregunté frunciendo el ceño.
—Hola, hermosa, ya ven por mí, ¿no? —dijo Saúl.
—Mi mamá me prohibió pagarte la fianza y verte —dije.
—¿Le harás caso?
—No me quiero meter en problemas, Saúl.
—¿Y me vas a dejar aquí? —alzó la voz.
Suspiré.
—Está bien, Saúl, iré pero con una condición —dije.
—Dime.
—No volveré a salir con tus amigos a tomar y mucho menos a fiestas, casi me metes en un problema en la disquera por eso —advertí.
—Está bien, tú ganas, ahora ven —dijo.
—Solo te sacaré a ti.
—Está bien, Emma.
Colgué y salí rápidamente de mi casa, agarré el carro y manejé a la delegación. Minutos después llegué y pasé directamente a pagar la fianza, así dejaron salir a Saúl.
—Preciosa —dijo en cuanto me vio y me abrazó.
—Hola —saludé cortantemente.
—Vamos a comer, la verdad tengo hambre —dijo.
Asentí.
Subimos al carro y encendí la radio para escuchar música, no quería hablar con Saúl y por eso le subí un poco el volumen, aunque eso no funcionó tanto porque él no dejaba de hablar. Mi corazón colapsó cuando escuché que pusieron una canción de Bars and Melody, me sentí muy triste pero me aguanté, no quería que Saúl se diera cuenta y armara un problema. Llegamos a un restaurante y rápidamente entramos, ahí Saúl comió lo suficiente y yo solo lo vi, no tenía tanta hambre.
—¿Quieres ir al cine? —preguntó.
—No lo sé, estoy un poco cansada —dije desanimada.
—Vamos, Emma, hay que divertirnos sanamente —dijo con una sonrisa.
Reí.
—Está bien, vamos —sonreí.
Pagué la cuenta y salimos del restaurante, entramos al carro y empecé a manejar. En el camino Leondre volvió a mi mente y de repente dejé de escuchar a Saúl, mi atención estaba en Leondre y en sus malditas formas de enamorarme, en su sonrisa y en esa mirada que siempre me hipnotizaba. No le presté tanta atención a Saúl ni a la película, solo estaba interesada en una persona y esa era Leondre.
Los días siguieron pasando y de un momento a otro Saúl había desaparecido por completo, no sabía nada de él y no me había contactado, aunque eso no me importaba tanto. En mi descanso había escrito más canciones, la mayoría expresaba mis sentimientos más ocultos, incluso algunas eran de amor y otras para Leondre. Seguía sin hablar con Alexis, no sabía nada de él desde que peleamos y ya empezaba a sentirme mal porque era mi mejor amigo y lo extrañaba mucho, aunque sabía que estaba bien y eso me tranquilizaba. También me comuniqué con Alan, Raúl y Kevin, ellos ya se encontraban listos para la gira y eso me causó mucha emoción porque ya quería ensayar con ellos. Había tenido una charla con el director de la disquera sobre la colaboración con Bars and Melody y ellos ya estaban listos para empezar a componer, solo faltaba yo pero todos quedamos que sería después de mi pequeño descanso, eso me tranquilizó mucho.
Un nuevo día comenzó y me encontraba en el patio de mi casa, Carlos había mandado a hacer una piscina y decidí aprovecharla. Me acosté en un camastro en frente de la alberca y me relajé, ese día el sol estaba radiante y era perfecto para descansar. El timbre de la casa comenzó a sonar pero decidí seguir descansando, no quería desperdiciar ese momento.
—¡Emma, te buscan! —exclamó mi mamá.
Me levanté del camastro y me puse mi short, entré a la casa y me dirigí a la puerta, la abrí y me sorprendí al ver a la mamá de Leondre.
—Señora Devries, qué sorpresa —dije sorprendida.
Le ofrecí pasar y ella entró.