Un Escape del Alma (poemario)

Soledad

¡Oh! Soledad inmensa, tan negra como la noche más oscura,

Esa que parece que te aplasta con su peso, que te asfixia sin tregua.

La que con sus gélidos brazos te brinda un apretado abrazo,

En el que el consuelo no existe, sino el profundo vacío, parecido a un abismo.

 

Solo quien ha experimentado la cruda realidad del desaliento,

El que ha probado el sabor de cada infortunio y del desprecio.

Quien vaga perdido en este mundo tan inmenso, sin objetivo certero.

El que sus miedos lo persiguen como monstruos, entiende este duro sufrimiento.

 

El dolor del alma vuelto una constante a la que no te acostumbras,

Porque, ¿quién se acostumbra al dolor? Ni siquiera el masoquista,

Ese no quiere sentir daño, pero se rehúsa a soltar a quien se lo provoca.

Paradójico e indescifrable. Así son las sendas que se recorren a diario.

 

Al menos esas son los mías, que me aquejumbran y desarman mi ser.

Mis lágrimas salen sin permiso, recuerdos y sentimientos atormentándome.

Corro con la necesidad de escapar, pero no sé hacia dónde voy, no sé si hago lo correcto.

Pero quiero intentarlo, corriendo a ciegas, pero aún mantengo la esperanza

De que podré lograr encontrar mi meta, mi objetivo y al fin paz.




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