(Tarik)
Después del baño, Fydor me ayudó a alistarme para la cena. Limpio y con ropa nueva me sentía renovado. Al salir de la habitación coincidí con Enzo, quien también se veía fresco, aunque algo preocupado.
—¿Crees que les hayamos causado buena impresión a los reyes? Siento que fuimos muy parcos, tal vez debimos hacerles más preguntas, mostrar mayor interés en su salud… —se cuestionó mientras andábamos—. Debí haber averiguado cuáles son los intereses del rey Esteldor para poder tener tema de conversación, no sé en qué estaba pensando… le pregunté al duende que me atendió, pero no lo sabía… ¿en dónde podremos averiguar? Temo que los Autumnbow nos tachen de malos huéspedes sino mostramos interés en sus pasatiempos… tal vez ya lo piensan.
—Enzo, tengo la certeza de que los reyes no nos han dedicado ni medio pensamiento desde que nos despedimos en el recibidor. Ellos están muy entusiasmados de ver a su hija, nosotros solo somos relleno de fondo. Así que respira. El único que debe preocuparse por quedar bien con ellos es Luken, esta es la primera vez que convive con su familia política así que es su deber dar una buena impresión. Tú y yo, querido amigo, somos irrelevantes y solo estamos aquí para apoyar a nuestro príncipe —le recordé conteniendo la risa burlona que quería escaparse de mis labios.
Enzo era demasiado rígido, se preocupaba por cosas que muchas veces ni siquiera sucedían. En ocasiones resultaba útil, pues siempre prevenía todo lo que podía salir mal, pero la mayoría de las veces simplemente resultaba gracioso o molesto, dependiendo del caso.
—Yo sé que es Luken el que debe impresionar a sus suegros, pero nosotros somos sus acompañantes, también debemos esforzarnos por brillar —protestó.
—De ninguna manera. Deja que brille él, nosotros hay que limitarnos a ser educados y amenos. La cena será un éxito para nosotros siempre y cuando muestres buenos modales, agradezcas la amabilidad de nuestros anfitriones y no sueltes una flatulencia en la mesa…
—¡¿Cuándo diantres he hecho eso?! —preguntó ofuscado e inmediatamente puso los ojos en blanco al darse cuenta que estaba bromeando—. A veces eres insoportable, Tarik.
—Lo mismo digo, Enzo.
Al dar vuelta en el pasillo vimos a Luken que venía en nuestra dirección.
—¡Qué bueno que los encuentro! —exclamó dándonos alcance—. ¿Qué pensaron de la recepción? ¿Les pareció que fue bien? Siento que la reina estaba feliz de vernos, pero Esteldor no tanto… creo que no termina de aceptarme por cómo se dieron las cosas con Odette. Siento que en el fondo se arrepiente de no haberme dado una paliza.
—¿Qué esperabas? Te liaste con su hija cuando estabas comprometido a otra, yo te hubiera dado una paliza que no te permitiera caminar en días —contesté fingiendo seriedad—. Es más, puede que Esteldor considere que aún no es tarde y te la propine esta noche.
Luken abrió los ojos como platos y dio un paso hacia atrás. No lo culpaba, Esteldor Autumnbow era un hombre de aspecto feroz, cualquiera se estremecería ante la perspectiva de recibir sus puños.
—¡Tonterías! —intervino Enzo—. Ignora a este zopenco. Dudo mucho que el rey busque desquitarse, pero debemos esmerarnos en quedar bien. La cena debe salir perfecta.
—Perfecta… —repitió Luken con voz atemorizada.
—Efectivamente, así que mostremos nuestro mejor comportamiento y nada de bromas infantiles —dijo Enzo mirándome con ojos de advertencia.
—Relájense los dos. Están demasiado tensos —coloqué mi mano sobre el hombro de Luken—. ¿Cuándo te he hecho quedar mal?
—¡Tantas veces que ya perdí la cuenta! —exclamó Luken negando con la cabeza—. Por favor, Odette es mi mundo entero, quiero que todo salga bien hoy.
Podía seguir tomándole el pelo, pero esto era importante para mi amigo, así que decidí que era mejor darle por su lado.
—Tienes mi palabra, no te daré un motivo de queja.
Los tres entramos juntos al comedor. La familia Autumnbow ya estaba ahí reunida. Con una cálida sonrisa, nos dieron la bienvenida y nos invitaron a tomar asiento. Me tocó sentarme entre Connor y Triana, quien se removía en su asiento cada pocos minutos, probablemente debido a la incomodidad que le causaba su avanzado embarazo.
Quien más acaparaba la conversación era la reina, que no dejaba de hacerle preguntas a Luken y a Odette sobre su vida de recién casados. Ocasionalmente alguno de los otros miembros de la familia intervenía, pero la reina siempre volvía a tomar la palabra. Supuse que estaba muy emocionada de tener a su única hija de vuelta en casa y los sentimientos la desbordaban. Era obvio que el resto de los Autumnbow pensaba lo mismo y, por consideración a ella, la dejaban hablar cuanto quisiera. Enzo y yo casi no abríamos la boca, confirmando, como yo ya había previsto, que aquí solo estábamos de relleno en esta visita familiar. A decir verdad no me molestaba, la comida y el vino eran exquisitos, por mí me podían ignorar todo lo que quisieran.
—Les tengo una sorpresa —declaró la reina con una amplia sonrisa—. Mañana daremos una pequeña reunión de bienvenida. Invité a algunos de tus amigos más cercanos para que puedas verlos y que conozcan mejor a Luken.
—¡Oh, mamá, eso es fantástico! —exclamó Odette.