“Los fantasmas son para películas baratas”.
Eso es lo que Julieth afirma cuando se muda a la mansión FitzGerald, la mansión embrujada, como le llaman todos en River Folk.
John es un fantasma que ha existido desde que fue asesinado en su propia sala a manos de su esposa y el amante de esta.
Atado a su condena, pasa las décadas en su hogar, la mansión FitzGerald y el cementerio de los ilustres de la ciudad jugando al Póker con sus amistades. Que al igual que él, están muertos.
Pero todo cambiará cuando Julieth, su nueva inquilina se mude con la firme convicción de que los fantasmas no existen.
¿Es posible desarrollar sentimientos por alguien que está muerto? Y de ser así ¿Cómo superarán los obstáculos de su propia naturaleza?
Gracias a las circunstancias y los sentimientos, desarrollarán una amistad poco común donde el deseo, una médium y el trato hecho a cambio de un cuerpo los llevará a la tumba.
¿Qué podrá ocurrir? La respuesta la tendrás al atardecer.
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Editado: 08.09.2018