Tal como John había dicho, en una de las bancas del parque donde Julieth y Susy hacían su recorrido, se encontraba el hombre al que vio anoche.
Le hizo señas a Susy para que disminuyera su marcha y señaló con un gesto a aquel desconocido.
—¿Quién es?
—Es… Un amigo — soltó al no encontrar que decir.
—Buenos días — les saludó el extraño.
Se incorporó de inmediato y les dio un beso en la mejía a cada una.
—Eh… Buenos días — respondió una aturdida Susy —. Lo siento. ¿Tú eres?
—Patrick. Un gusto. Debes ser Susy. Es un placer conocerte al fin.
—Pues… Gracias. Igualmente — dijo mirando de reojo a su amiga en busca de una explicación.
—Les traje café. Negro para ti y Julieth, tu café con leche.
—Eres… Muy amable… Patrick — habló Julieth por primera vez.
—Solo necesito unos minutos contigo Julieth. Si es posible — dijo mirando a su amiga.
—Claro. Por supuesto. No hay problema. Entiendo. Solo nos faltan unos metros, los haré caminando. Gracias por el café Patrick.
—¿Gustas sentarte? — Preguntó cuando estuvieron solos.
—Gracias.
—Bueno. Primero que nada, mucho gusto Julieth — dijo con una sonrisa —. Creo que no nos conocimos en circunstancias normales anoche.
—No. No mucho.
—Perdón por todo el teatro pero admito que me divierte la idea. Es decir, ¿Cuándo en la vida podrías experimentar esto? No lo crees.
—Sí, es un tanto extraño al principio pero te acostumbras.
—A mí me parece fascinante. Lamentablemente te hicimos parte del show sin decirte. Creo que John solo quería darte una sorpresa.
—Ya veo porque son amigos. Eres muy entusiasta y le seguiste la locura.
—Me gusta hacer algo diferente de vez en cuando. — Y se encogió de hombros.
La forma en que Patrick se expresaba y se movía era tan espontánea, tan natural. No fingía en absoluto su asombro y entusiasmo por la vivencia paranormal en la que estaban involucrados.
—Sabes, estaba pensando en quedarme aquí. Es una bella ciudad. Siempre he estado rodeado de rascacielos y mucho tráfico. Pero este lugar tiene un no sé qué, es… Misterioso. Es difícil de explicar. Como si hubiera algo que me atrae.
—Debe ser el caza fantasmas que hay en ti — bromeó.
—Seguramente es eso — dijo asintiendo y sonriendo con ella.
—John dijo que eras fotógrafo aficionado.
—Sí.
Ambos permanecieron en silencio unos minutos bebiendo de sus cafés, mirando la niebla disiparse a su alrededor.
—¿Tienes que ir a trabajar?
—No. Solo de lunes a viernes.
—Excelente. ¿Puedo invitarte a desayunar?
—¿A desayunar?
—Sí. Es lo menos que puedo hacer luego de… Bueno, tú sabes.
—Gracias Patrick. Solo me gustaría cambiarme de ropa.
—Claro. Te espero en la cafetería de la 5 avenida.
—Gracias.
Y sin que ella lo esperara, Patrick se acercó a besar su mejía y sonrió antes de marcharse.
—¿Y? ¿Quién es? ¿No se supone que salías con el tal John?
—Sí. Bueno. No. Algo así.
—¿Y qué pinta Patrick aquí?
—Él, es amigo de John.
—¿Y con quién de los dos estás?
—No lo sé Susy — dijo sentándose en la cama con el teléfono pegado a su oído.
—Ah. Entiendo. Estás confundida. No sabes quién te gusta más.
—Algo así.
—Bueno. Piénsalo bien. Si quieres hablamos en el desayuno.
—Patrick me invitó a desayunar. De hecho casi salgo. Está esperándome en el café.
—Pues entonces no hagamos esperar a Patrick — dijo con una risita.
La sensación de surrealismo la invadió de pronto. Estaba ahí, frente a un hombre al que conoció anoche mientras era poseído por John, el espíritu, el fantasma, el alma que rondaba en su casa por el cual creía tener fuertes sentimientos y deseos. Y con quién habló sobre un posible encuentro… O interacción más cercana entre ellos haciendo uso del cuerpo de Patrick.
—¿Estás bien?
—Eh. Sí.
—Te ves, muy pálida.
—Solo estoy un poco mareada.
—Debe ser la impresión por todo esto. Yo aún no me lo creo. Siento como si estuviera soñando. Aunque déjame decirte que no es una pesadilla. Si tú estás en él, es un buen sueño.
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Editado: 08.09.2018