PRÓLOGO
A todos nos preocupa mucho el hecho de no ser entendidos, ya sea porque no nos quieran entender o simplemente porque no puedan descifrar lo que sentimos o lo que pensamos, he allí donde la comunicación juega un papel importante en nuestras vidas.
Cuando nacemos, llegamos al mundo sin un mínimo conocimiento, más que nuestra intuición y reflejos naturales de reconocer cuales son los brazos de mamá y algunas necesidades básicas como comer o respirar.
En el transcurso de nuestra vida aprendemos a comunicarnos imitando y relacionando todo lo que vemos u oímos en nuestro entorno, desde allí parten nuestros principales conocimientos, conjuntamente a las personas que nos ayudan en nuestro ascendente proceso de aprendizaje.
En distintos idiomas, dialectos y acentos el lenguaje verbal mantiene la misma función de expresar lo que queremos o lo que sentimos. De igual manera, aquellas distintas formas de comunicarnos ya sea escrito, mímico o gráfico. Ahora bien comunicarnos en nuestro día a día dentro del ámbito familiar, laboral y social sobre temas cotidianos es muy sencillo, práctico y sumamente necesario. Aunque en términos generales estos aspectos básicos de la comunicación no suelen ser muy fáciles de ejercer para algunas personas que presenten dificultades motoras o patológicas. Sin embargo aquellas personas que no presentan ninguna de estas, pero no recibieron una educación más integra, también se les dificultará expresarse fácilmente.
Ahora bien, creo que ya conocemos las nociones básicas de la comunicación: El Emisor (es el que emite el mensaje) El Receptor (es el que recibe el mensaje) El Código (puede ser el idioma o dialecto que se está utilizando).
Definitivamente todo está bien encadenado bajo un enlace inequívoco de la misma naturaleza mediante la necesidad de darnos a entender frente a los demás, de la cual debemos respetar ciertas reglas sociales para lograr una comunicación “corpulenta” y eficaz.
Vamos a desglosar los tres escenarios en los que podemos expresarnos.
Primero debemos entendernos a nosotros mismos para saber qué mensaje le enviaremos a las demás personas y estar seguros de lo que vamos a decir.
LA COMUNICACIÓN PERSONAL:
¿Eres de los que expresa todo o de los que habla muy poco?
Como nada en exceso es bueno, ser una persona altamente sincera tiene sus ventajas y desventajas lo mismo va dirigido para aquellas personas que son excesivamente “cerradas”.
A las personas que nunca “se guardan” nada, les digo que a veces es mejor callar y dejar el beneficio de la duda. Primeramente para evitar lastimar a alguien y segundo para probar que pensamientos podría guardar en su mente, Dice la Biblia: (Que de la abundancia del corazón habla la boca…) o el dicho popular que cita: “Cada ladrón juzga por su condición”. Y para las personas “cerradas” que no les gusta expresar nada les digo que: El amor y el odio están separados por una barrera llamada: (Comunicación) mientras haya comunicación en ambas partes dicha barrera estará fortificada gradualmente. Pero cuando no hay comunicación le damos espacio a la duda, las suposiciones y la falta de confianza lo que permite metafóricamente que la barrera se convierta en una cuerda floja que al reventarse se lleva consigo el amor, dejando al odio como un sentimiento de libre flote en un “Espacio Sideral”.
Por ello es muy importante tener a alguien en quien confiar con quien podamos ser totalmente libres a la hora de expresarnos, sin ningún tipo de tabúes. Se puede contar con algún familiar, amigo de muchos años o tu pareja sentimental; pero ¿Qué sucede cuando no cuentas con el apoyo de algún familiar? O no te gusta hablar de estos temas con tu pareja.
En estos casos la mayoría de las mujeres solemos ser un poco susceptibles al momento de querer desahogarnos con alguien, no por un tema sexista sino hormonal, solemos ser más hormonales que los hombres y ese desequilibrio suele traicionarnos un poco. No obstante existen hombres que pueden ser sentimentalmente más dóciles que algunas mujeres.
La buena noticia es que encontramos a personas que se convierten en nuestra “hoja blanca” perfecta para plasmar nuestros temores y todo aquello que nos suele afectar de algún modo. Su trato nos genera confianza, lo suficiente como para sumergirnos en este, y no dejar ese confortable apoyo.
El gran error está en creer que nosotros somos los únicos que pasamos por adversidades; nos enfocamos tanto en todo lo que padecemos y vivimos que se nos olvida por completo pensar en la otra persona.