Seguramente te han dicho al menos una vez, algunas de estas dos frases:
Crear un criterio totalmente distinto de lo que en realidad puede ser una persona, es un imperfecto que sucede mucho más de lo que nos podríamos imaginar. Por ello es muy importante saber que nunca debemos generalizar y mucho menos creer conocer con total seguridad los sentimientos u pensamientos de alguien solo por mirarla o tratarlo una vez.
Sí se pueden detectar ciertos patrones de conducta con hipótesis bastante acertadas, cuando se tiene el conocimiento necesario respecto a los temas de la comunicación no verbal o psicología cognitiva, pero de manera exacta no podemos saber los genuinos sentimientos y pensamientos de alguien, ni alegar o difundir conclusiones prejuiciosas.
Cuando alguien nos dice “Creí que eras odioso(a)” esta persona llegó a dicha conclusión porque tal vez sin darnos cuenta lo recibimos con una mala cara, le respondimos el saludo muy seco y/o no mantuvimos ningún tipo de conversación.
La buena noticia es que luego del segundo encuentro logramos congeniar más con esa persona, ya sea porque estemos de buen humor o tal vez sigamos con la misma actitud de “odiosos” pero compartimos más con el individuo hablamos y nos escuchamos.
¿Por qué a veces mantenemos una actitud no deseada en la calle?
En ocasiones nos sofoca un poco el estrés de la calle y nuestra rutina diaria también nos pone un poco intolerantes, sobre todo los lunes.
Algunos factores que agravan nuestra cordura pueden ser, cuando tenemos hambre, tuvimos un mal día en el trabajo, estamos cansados… un sinfín de motivos que están ligados a este. Y bueno pasada las cinco de la tarde lo que desea toda persona es estar en su casa descansando de la faena cotidiana.
Otra razón sencilla puede ser que simplemente no nos provocó ser agradables o brindar cierta confianza en la primera charla con un desconocido.
Claro, se debe tener en cuenta que si en un segundo o tercer encuentro nosotros o la otra persona mantiene el mismo comportamiento y no busca caminos viables para crear un mejor “atmosfera” y seguir hablando de todo un poco. Claramente se nota que no nos agrada o no le agradamos a esa persona o puede que si le agrademos pero no somos de su tipo y por ende los temas a tratar no conjugan.
Lo importante en estos casos es guiarnos nuevamente por nuestro sentido común y de esta manera iremos a la medida y no cometeríamos tan frecuentemente el error de generar creencias erróneas sobre los demás.
En todo caso, si nuestra imagen personal tiene algún tipo de reputación, está demás en recordar que por muy mal que pudo haber estado el día o muy cansado que estemos nosotros, hagamos un esfuerzo en mantener una actitud optima y positiva antes que alguien estropee nuestra carrera alegando que recibió un mal trato o un mal gesto de nuestra parte, es duro lo sé, pero así es ese mundo.
En términos generales aprendamos a manejar nuestro lenguaje corporal fuera de casa para no generar algún tipo de confusión o discordia con los demás, por el hecho de mandar de forma inconsciente una señal equivocada.