SEGUNDO DÍA DE ADAPTACIÓN
¡EL VIAJE!
Preparativos para las Vacaciones… Primera Parte…
PRIMERA MAÑANA COMO PADRES…
Brandon Clark: Me despierto sintiéndome algo confundido al notar que una mano golpea suavemente mi rostro. Abro los ojos, intentando aclarar mi visión, y apenas logro enfocar, me encuentro con la tierna carita de Diana, que me mira con una enorme sonrisa en el rostro. Ella se acerca a mi oído y, en un susurro, me dice algo que apenas puedo captar en mi estado de semiinconsciencia.
¡Buen día, papá! Necesitamos ir al centro comercial, ya que tenemos que comprarle un vaso a Christopher. No tiene uno para llevar en el paseo. ¡Vamos!
Miro la hora en mi reloj de pulsera y me doy cuenta de que apenas son las siete de la mañana. Luego, dirijo nuevamente mi atención hacia ella y, con un gesto de mi mano, le hago una señal para que se acerque un poco más. Cuando se aproxima, me inclino levemente hacia ella y le susurro al oído, de la misma manera en que ella lo hizo antes.
Princesita, todavía es solo un poco más de las siete, así que intenta dormir un rato más. Las tiendas en ese lugar abren a las nueve, por lo que en una hora te llamaré para que salgamos a buscar el vaso para Christopher. Así que ve a dormir, porque luego podrías sentirte cansada. Ella sacude la cabeza lentamente, indicando con ese gesto que no está de acuerdo. Luego, se inclina un poco más cerca de mí, llevando su boca a la altura de mi oído, como si fuera a susurrar un secreto.
Papá, en realidad no tengo sueño en este momento. Creo que lo mejor será que vaya a bañarme ahora, y luego tú te puedes bañar. De esa forma, podremos preparar el desayuno juntos, ya que mis hermanos se despertarán en un ratito. Estoy segura de que, al igual que nosotros, los gemelos y Christopher también se despertarán temprano. ¿Lo entiendes, papá?
“Está bien, princesa. En ese caso, ve tú primero al baño. Mientras tanto, yo me encargaré de despertar a tus padres y a tu madre. Después, prepararemos el desayuno para todos. Asegúrate de ir sin hacer mucho ruido, hija.”
Ella me asiente con una sonrisa radiante en su rostro y, contenta, se da la vuelta para dirigirse hacia el ropero.
La observo atentamente mientras busca entre las prendas, tratando de encontrar algo adecuado para ponerse.
Me hace sonreír verla indecisa, observando las diferentes opciones que tiene frente a ella, sin poder decidirse por ningún conjunto en particular durante un par de minutos.
Sin embargo, al final logra encontrar algo que le gusta. Con una expresión de satisfacción, toma la prenda elegida y se dirige al baño, pero antes, recoge una toalla que estaba guardada en la cajonera de la cama de sus hermanos.
Mientras aprovecho la oportunidad para despertar a mis hermanos, me levanto con la intención de despertar a Lourdes, quien se quedó dormida del lado derecho de la cama para estar más cerca de los niños.
Pasaron algunos minutos antes de que pudiera hacerla reaccionar, pero al final logré que se despertara. Ella se incorpora de la cama y comienza a buscar su ropa, mientras se siente un poco molesta porque no le informó que la niña ya había despertado.
Con esa chispa de descontento, le expresa su enojo, mencionando que le habría gustado ayudar a la pequeña a escoger su atuendo. Luego, se dirige al baño, donde se encuentra con Diana, llevando consigo esa carga de frustración.
Diana le había mencionado el día anterior que no tenía experiencia en la compra ni en la elección de ropa. Por eso, le había prometido ayudarla hoy. Sin embargo, en ese momento, solo la miró y negó con la cabeza, evidencia de su enojo. Yo, por mi parte, me encogí de hombros, reflexionando sobre lo que había sucedido con Lourdes.
La verdad es que yo no tenía idea de lo que estaba pasando, y ni ella ni la niña me habían informado al respecto.
Enrique Clark se dirigió a Brandon con un tono de preocupación y un ligero matiz de frustración: ¡Ya basta, Brandon! Te aseguro que en poco tiempo se le pasará este enfado. Eventualmente se dará cuenta de que fue un error no haberte avisado sobre la situación. Además, nuestra querida princesa tampoco te lo mencionó. Lo mejor que podemos hacer ahora es ir a comprar lo que necesitamos para el desayuno, mientras ellas terminan de ducharse.
Brandon Clark: ¡Lo entiendo, Ricky! Sin embargo, sabes que no me agrada que se moleste, especialmente por algo de lo que no tenía conocimiento. Pero tienes razón, lo más probable es que se le pase pronto. Bueno, cambiémonos los pijamas y vayamos. Javier, Fabián, por favor, háganle saber que nos dirigimos al supermercado.
Fabian y Javier: ¡Comprendido, mi capitán!
Los cuatro se ríen a carcajadas por esa situación, sin darse cuenta de que los niños estaban dormidos.
Sin embargo, su risa repentina los despierta y los pequeños se inquietan, sobresaltados por el bullicio.