Un giro inesperado

PARTE 2 ----- PROLOGO

Los primeros Guardianes no sabían de límites. Su poder era vasto, pero su sabiduría, aún joven. Fue en los días del Equilibrio, cuando el mundo aún respiraba en armonía, que se selló el primer pacto con las hadas:
“La magia no es posesión, sino puente.”

Durante siglos, ese puente fue sagrado. Las hadas ofrecían su luz, los humanos su memoria. Juntos tejían los hilos del Velo, no como barrera, sino como red de entendimiento entre planos.

Pero el Guardián Caído —aquel cuyo nombre fue arrancado de la historia— no buscaba puentes. Quería puertas. Quería dominio.

En secreto, comenzó a escribir. No con tinta, sino con esencia. Cada palabra del Necromicron fue tallada con dolor, cada conjuro, una traición al pacto. Y cuando el libro estuvo completo, ya no era humano. Ni hada. Ni Guardián.

Fue entonces cuando el Velo se rasgó por primera vez.

Las hadas lloraron. Los Guardianes se dividieron. Y el mundo, que antes era uno, se quebró en dos.

Desde entonces, el Necromicron ha sido sellado, perdido, olvidado…

Pero no destruido.




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