Mi padre puso el auto en marcha, el no dijo ni una palabra y yo tampoco lo haría, vi que pasábamos por mí colegio y no gire la cabeza hasta que atravesamos la carretera, del otro lado del colegio estaba la biblioteca y habían algunos alumnos del colegio me sorprendió verlos pero de inmediato me acordé de los exámenes de completivo, después de 20 minutos en el auto llegamos a la escuela, mi padre estaciono el auto en el parqueo.
Me bajé del carro y caminé al frente de la escuela pero me detuve a esperar a mi padre, habían muchos chicos que no conocía, mi padre se acercó y caminamos a la dirección, no había notado que mi padre tenía unos documentos en las manos, se lo paso a la Secretaría, parecían copias de notas y otras cosa en fin no me interesaba mucho, la Secretaría nos pidió esperar un momento y entró en la oficina de la directora, ella tardó un rato pero luego apareció, a mí me indicó ir a una aula y a mi padre entrar a la dirección, caminé hasta el aula y toque la puerta, después de unos segundos salió la profesora y le di un papel que me había dado la Secretaría y de inmediato me invitó a pasar, yo caminé hasta el frente y la profesora me presento a todos los chicos y chicas del aula eso me puso nerviosa luego me indicó donde sentarme, yo tenía una pequeña mochila con una libreta, un lápiz y dos bolígrafos, mire a mi alrededor pero nadie era conocido.
La clase duró media hora, nos dieron permiso para ir a la cafetería, cuando llegue al patio me senté en una banca, me sentía como una extranjera en tierras lejanas, a lo lejos vi a Víctor el era muy difícil de confundir, de inmediato di una vuelta y me puse de espalda para que no me reconociera, me inundó el temor, no sabía que hacer, pero de pronto me puse de pie y camine hacia la cafetería para ligarme entre la gente y así el no me reconocería y así mismo fue, Víctor pasó mirando para todos lados.
Me quedé allí unos minutos para no toparme con él en los pasillos, pero me di cuenta que ya estaba tarde y corrí hasta el aula, yo estaba tan nerviosa y desesperada porque se termine la clase pero fue todo lo contrario, fue unos de los días más largo en mucho tiempo. Al final escuche el timbre sonar indicaba que era hora de ir a casa, la profesora se despidió y todos salimos.
Estaba en la puerta del frente esperando que mi padre venga por mí, ya casi todos habían salido, yo estaba tan distraída que no vi cuando Víctor se acercó a mí, el me saludó y respondí al saludo.
-vas a venir con nosotros a comer helado?
- no, estoy esperando a mi papa.
-pero me habías dicho que si.
De pronto se acercó la secretaría a donde yo estaba y me dijo que mi papá no me iría a buscar porque le pasó un inconveniente, luego se fue por su camino, y Víctor sonrió al saber que ya estaba disponible.
- vas a venir?
- no tengo otra opción
Caminamos hacia la heladeria más cercana, sus dos amigos estaban detrás de nosotros, al mirar hacia atrás me di cuenta que uno no me quitaba los ojos de encima, al llegar a la heladeria nos sentamos en una mesa cerca de la puerta.
-de que sabor lo quieres? -preguntó Víctor
-chocolate
-en un momento
Mientras Víctor pedía los helados sus amigos no dejaban de mirarme, ya me estaba incomodando , el más grande se saboreaba los labios y cada vez se me acercaba más.
Yo no quería imaginarme lo que pasaba por su mente , bajé la cabeza por un momento, sólo veía mis tenis no me había dado cuenta que las estrellas que tenía brillaban en la oscuridad, sentí un ligero toque en mi hombro y levante la cabeza, era Víctor y traía con él los helados, me paso el de chocolate y se sentó a mi derecha.
-espero que lo disfrutes - me dijo
-gracias lo are -dije con una sonrisa
Víctor se dio cuenta que yo estaba incómoda por la presencia de sus amigos así que les pidió que nos dejaran solos y ellos obedecieron, cuando terminaron de irse le di una sonrisa a Víctor y el me imitó.
-donde vives? -preguntó
-a dos calles de aquí.
- no te irás sola verdad?
-si, no es nada
-tu estas con un caballero, yo puedo acompañarte si no hay problema.
- Ok esta bien.
Después que terminamos nuestros helados, nos pusimos de pie, salimos de la heladería y empezamos a caminar, mi casa no era tan lejos por eso no tardamos mucho en llegar, además casi no hablamos en el camino, porque yo estaba un poco tímida, cuando llegamos nos despedimos con un abrazo muy corto y rápido, pero Víctor no se fue hasta verme dentro de mi casa.