A la mañana siguiente nos despertamos muy temprano, teníamos que ir a la estación de policía, porque habían llamado para decir que Adolfo estaba en la delegación esperando ser juzgado, esta vez Ari y Nati no irían, se tendrían que quedar con Nena en casa.
Mis padres y yo salimos de casa y llevamos con nosotros la computadora de Adolfo, cuando llegamos vimos que Adolfo estaba muy enojado y me miraba con mucha rabia, le pidieron a mis padres entrar a una sala y Adolfo tenía que pasar también, pero a mí me impidieron el paso por ser menor de edad, se tardaron mucho tiempo, y yo estaba muy asustada, no quería que dejarán a Adolfo libre porque podría cumplir sus promesas y matarme, yo sólo miraba a las personas que mi alrededor, habían hombres con sacó y corbata acusados de robó, otros mal vestidos por riñas, mujeres ojerosas y despeinadas, otros manchados de sangre, no podía creer que este país este así, necesitando personas de bien, hombres y mujeres honrados que sólo busquen el bien de su familia, pero se dejan segar por el odio y la avaricia y de esa forma nunca vamos a mejorar.
Después de un largo rato salieron mis padres y se me acercaron, me dieron un abrazo y dijeron que a Adolfo lo condenaron 40 años de prisión, por violación a una menor y pornografía infantil.
Salimos de la estación para regresar a casa, en el camino mi padre me miraba por el espejo, yo tenía la cabeza bajaba y sin decir ni una palabra.
-porque no hablaste antes -habló mi padre
-pensé que no me ibas a creer -dije mirando al piso del auto
-perdóname por ser tan duro contigo, no sabía cómo ser, pese que era lo correcto.
-hacías lo que creías mejor
-tu tía Elsa viene mañana
-para que?
-para hablar contigo, sólo por un tiempo, sabes que es psicóloga
-si papi está bien
-te quiero Nia
- Yo también papi
-ya no asistiras a la escuela de verano -dijo mi madre
-Porque no mami? -pregunté
-pensamos que es lo mejor para ti
-no quiero estar encerrada
-sólo serán unos días
-sólo está semana, el lunes tengo que volver
-esta bien como quieras, espero que sea lo mejor
-gracias mami
Después de un rato de manejar, llegamos a casa, mi hermana estaba tomando su siesta y Ari estaba sentada en el mueble, me senté a su lado y nos dimos un fuerte abrazo, le conté lo sucedido y nos quedamos hablando.