Un giro inesperado

18-El beisbol

Al día siguiente nadie salió de mi casa, ya que mi padre tenía miedo de que algo nos pase. Quien podría pensar que su hermano, una parte de su familia, le había dado su casa, pero no sé conformó con éso, también quiso a su hija.  

por cosas como estas es que digo que no podemos dejar que nadie entre a nuestra casa para dañar y destruir, en sólo minutos algo que construiste en muchos años, y mucho menos pueden entrar a nuestras casas para hacer daño a nuestros niños ya que siempre son los más afectados. 

Ya eran las 3:25 pm y no había salido de la casa en todo el día, me senté en la sala a ver tv, pero no encontraba ningún programa de interés, así que me recoste y cerré los ojos para encontrar concentracion. 

Después de unos minutos escuché el timbre sonar, cuando abrí la puerta me encontré con los ojos miel de Víctor y una sonrisa coqueta que pocas veces tiene, me saludó con beso y lo invite a pasar, cuando ya estaba sentado llamó mi atención con sus palabras. 

-te amo Nia -me susurró al oído con esa voz tierna que lo identifica 

- Yo también Víctor -dije con mis mejillas ardientes 

-ayer no pude dormir pensando en como te sentias, quería quedarme contigo y brindarte todo mi amor -Víctor me recosto en su regaso, y así nos quedamos por mucho tiempo sin decir ni una palabra. 

Mi padre bajó las escaleras de camino a la cocina, nos vio pero no nos dijo nada, algo que me sorprendió mucho, al poco rato también bajo Nati con una sonrisa. 

-Nita, puedo quedarme con ustedes? - preguntó con una voz muy tierna 

-si Nati, te puedes quedar -la carge y la senté en medio de los dos 

-Víctor eres muy lindo, ya se porque mi hermana te quiere -no pudimos evitar reír al escucharla 

-Nati no empieces -le dije 

-déjala sólo dice la verdad -dijo Víctor riéndose 

- ves el si me entiende -dijo Nati y volvimos a reír 

Nos pasamos toda la tarde riendo y jugando con Nati, a ella le gustaba jugar con Víctor por eso el le prometió que iría más seguido a jugar con ella lo que queda del verano, mí hermana se quedó dormida y la llevé hasta su habitación para que pueda descansar. 

Cuando llegué a la sala me encontré con mí padre que estaba hablando con Víctor y se veían muy entretenidos. 

-perdón interrumpo algo? -pregunté al mismo tiempo que me sentaba al lado de Víctor. 

- No Nia, sólo hablamos de deportes, no sabía que a Víctor le gustaba el béisbol -dijo mi padre sonriendo 

-cuando tenía 7 años jugaba en una liga de béisbol -dijo Víctor 

-y que pasó? Porque no juegas? -pregunté uniendome a la conversación. 

- me lesione el brazo izquierdo mientras jugaba -respondió un poco triste 

-y te gustaba jugar? -preguntó mi padre 

-si, será lo que más me gustaba, todo mi tiempo lo dedicaba al béisbol -luego sonrió -si todavía estuviera jugando no conociera a Nia 

-porque? -Pregunte  

-mis padres se mudaron, y me cambiaron de escuela 

-porque ser mudaron? -preguntó mi padre 

-cuando supe que no volvería a jugar caí en depresión, ya que decía que mi vida era el béisbol, y el campo de entrenamiento estaba al lado de mi casa -Víctor hizo silencio 

-que bueno que te mudaste y ahora estas aquí conmigo -dije sonriendo, para animarlo 

-si por eso digo que todo lo que nos ocurre en esta vida es por un propósito, por el cual fuimos creados -dijo Víctor mirándome con una sonrisa 

-hablas igual que Ari -dije -ya tengo en mi vida a dos poetas 

Todos reímos mientras mi padre se ponía de pie y nos dejaba solos, momento que aprovechamos al máximo con besos y abrazos, definitivamente yo amaba a Víctor, yo lo amo.



#29297 en Otros
#9403 en Relatos cortos

En el texto hay: amor, violencia, amor familiar

Editado: 23.11.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.