Un grito ahogado en tinta y papel

Mi Combustible Secreto.

El agotamiento me pesa como una losa; cada intento fallido se suma a una montaña de decepción que apenas puedo mover. Me miro al espejo y veo el reflejo de la frustración, las expectativas no cumplidas y el amargo sabor del "debí haberlo hecho mejor". Siento cómo la energía se drena de mi cuerpo, dejando un vacío que grita rendición. Es un cansancio que va más allá de lo físico; es una fatiga del alma por no alcanzar lo que tanto anhelo.

Pero en lo más profundo de ese pozo de desánimo, hay una pequeña brasa que se niega a apagarse. Un minúsculo fuego que, a pesar del hollín de mis fallos, aún titila con la promesa de que puedo levantarme. Es una voz apenas audible que me susurra: "No es el final". Es la terquedad de mi espíritu que se aferra a la idea de que la decepción de hoy es el combustible para ser mejor mañana. Sé que este dolor es temporal y que cada tropiezo es una lección disfrazada. Así que, aunque el peso de la derrota sea abrumador, sé que puedo y voy a encontrar la fuerza para encender esa brasa hasta convertirla en una llama que me impulse a superarme.

By: K




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