Movió la cabeza de izquierda derecha con total indiferencia y camino sin dar importancia lo sucedido hasta la cocina, entrecerró los ojos tratando de poner mut a su cerebro. Inspiró profundamente tratando de calmarse y supuso que, realmente era más cobarde de lo imaginado o tal vez no deseaba verdaderamente suicidarse.
Suspiro profundamente y dijo: ¡Me hace falta un trago de Whisky y una pastilla para relajarme! encendió el winco para escuchar "Mocedades", deseaba olvidar está escena y dormir durante toda la noche sin verter de sus ojos lágrimas a causa de un cuarto oscuro y una cama inmensa para una sola persona.
en el bajo mesada siempre acostumbra ocultar bebidas alcohólicas y buscó entre los compartimientos del mueble, donde hay un montón de cosas en desuso, habían botellas cerradas de vodka, botellas abiertas de whisky y una colección de blancas y licores, que atesora para los momentos de soledad y depresión.
Se sentó en la mesada y miro aquel lugar un poco sucio y desprolijo, los platos con restos de comida apilados en la pileta y otros en la mesa, desde luego que ignoro por completo la falta de limpieza de la cocina y miro el líquido fluctuante dentro de la botella, y con ardiente deseo pegó sus labios en la boca en la boca del recipiente, tres, cuatro, seis tragos sin respirar.
-¡Wow... señorita cuántas sed! se dijo y sonrío.
El disco de pasta está rayado la pua salts en el mismo lugar y se incomoda amenaza al instrumento de revolearlo por la ventana y se acuerda de las artimañas que entretejio para conseguir que su madre le obsequie ese winco de madera traído por su padre de Uruguay, gira alrededor de la mesa toma una botella y bebe ron, vuelve al winco y cambia el disco de pasta y rompe en dos mitades al que esta rayado y dice: ¡Adios Mocedades siempre me has caído muy mal!, se abrazos sola insinuando estar en un boliche en compañía de Ricardo y tararea a Pimpinela, sigue con Piero pero "Viejo mi querido viejo" le recuerda al padre muerto y comienza de nuevo al llorar como un niño abandonado.
Se enoja consigo misma y grita: ¡mierda...mi vida es una mierda!...¡odio mi vida! ¡ todo es una mierda!. Siguió danzando abrazada a la botella ebria de risa y lágrimas borrachas, aunque las botellas parecían tener el fondo roto porque se vacian con facilidad...el ron ya va por la mitad y la whisky que de a tragos la vacío al ritmo de la melancólica música de Valeria Linch.
-¡Mi desdicha es Ricardo...mi dolor se le llama a Ricardo! ¡que el diablo se lo lleve al infierno!, el alma mía debe ser saciada con sangre... ¡lo mataré, juro que lo mataré! y revoleo la botella de ron por la ventana cayendo sobre el asfalto de la calle vacía.
Se envalentono con alcohol y las tres pastillas para dormir, fue al comedor pesando en las palabras que le diría a Ricardo, disco cada número del teléfono de la casa de los padres de su marido, una y otra vez sin que nadie le responda. La inseguridad le provoca desconfianza y ansiedad está suforosa, totalmente sudada, desesperada, angustiada, pensando que si le pasó algo a su marido ella se muere, aunque unos minutos antes ella deseaba sacarse tanto silencio guardado por varios años, pero del otro lado nadie contesta y ahora dormirá sintiendo culpa de dejar que su marido la maltrata con tanta indiferencia y ella lo sigue Amando cada día más...No puede expresar en palabras esos sentimientos desencontrados, un vago presentimiento le sugiere que el hombre de su alma se está viendo con otra mujer, el corazón trota como caballo salvaje dejando en el tropel un lánguido sueño entre aquellos surcos entretejidos de vagos recuerdos, se culpa y condena del castigo que su hombre le impuso flagelando sus entrañas.
-¿Acaso fui yo? ¿hice algo malo para que me abandonara sin dar una misera explicación?. Se queja: ¡ es que no le hago bien el amor!.
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Editado: 23.12.2021