De repente caen la realidad de que no es la única persona que sufre, al notar a una joven que espera junto a ella, es de aspecto descuidado aunque de belleza exótica, temerosa y de desesperado corazón, Hilda queda estupefacta esperando a lo que decide hacer la dama, al verla indecisa le cedió el turno para entrar al bus porque se lleva un niño en brazos, otro Infante que no pasa de los tres años ¡pobre niño tan pequeño!, que la pobreza y el desamor le ha robado su infancia y en su mirada hay tristeza y apuro de ser un adulto para poder ayudar a su madre en desgracia; esa mujer se muestra nerviosa durante la espera del colectivo, saca un pan de su bolsa de mercado que lo luce como un precioso bolso de moda, parte en tres pedazos el pan come ella el trozo más pequeño y a los niños les da los dos pedazos más grandes cortados en partes iguales, al subir ella primero ruega al chofer que le acerque hasta Constitución, pues dice no tener dinero ni para la leche de niños, a Hilda se le estruja el alma de saber que los niños tienen hambre.
Como una regresión al pasado le vuelven los recuerdos de su infancia, parece ver a su madre discutiendo con su padre, en ocasiones se escapaba de los garfios del demonio y se hechaba a huir del hogar, asi su madre salvaba el pellejo de los golpes del marido aunque más de mil veces era Rosa quien empezaba la pelea.
Al subir aquella dama al colectivo empuja un changuito de mercado y lo levanta con la ayuda del niño que empuja desde el andén, Hilda se ofrece a ayudar levantado el changuito e invitando al niño a subir al micro y para su sorpresa esa mujer lleva en el vientre otra criatura en días de nacer pero apenas se deja entrever entre tantos harapos viejo, Hilada se queda atónita le vienen sensaciones de dolor de parto, qquiere ayudar, se le humedecen los ojos evitando llorar, desea llevarlos a vivir con ella y... pensando en el porque de la vida se da cuenta de los sufrimientos hogareños de muchas mujeres que sufren violencia, quizás Hilda es ciega al no ver su propia vida, pero sin golpes también sufre maltratos que llegan a través de las actitudes de su pareja y ella es una más de las almas dolientes de Argentina, pero ¿ que culpa tienen los niños de Buenos Aires?, ¿cómo puede ser que el gobierno sea ciego ante el sufrimiento las calles? Se resignó sabiendo que ella sufre menos que otros, tampoco puede solucionar sus problemas menos podrá con cargas ajenas.
Hilda no tenía un destino seguro y decide ir hasta donde la mujer va, quizás en el afán de saciar sus interrogantes abre los oídos y escucha que el niño tiene hambre, se voltea discreta y rebosante de ternura mira al niño, le sonríe, saca de su bolso unos caramelos pregunta la mujer: ¿puedo darle caramelos al niño? la mujer asiente con la cabeza y fuerza una sonrisa aunque triste luego con expresión agradecida en su rostromira a la cara a Hilda, a todo esto ya están por llegar a Constitución, Hilda sigue rebuscando en su bolso y entre tantas cosas se encuentra su billetera, entonces gustosa sacó un billete azul y le pone en las manos al pequeño de tres años, cierra el puño del pequeño con ayuda de su mano y en voz baja dice: es para que les invites el almuerzo a tu mami y a tu hermanito.
La mujer con sus niños se pierde entre la multitud, camina de prisa sin dejar rastro quizás solo está trabajando en venta ambulante y la imaginación de Ilda vuela como un pájaro veloz, sus pensamientos van y vienen recorriendo la autopista de su mente, supone que a lo mejor tiene un grave problema de pareja y no tiene a quién recurrir Hilda la busca con la mirada por doquier pero se queda alli en en Plaza Constitución dando vueltas, perdio de vista a los santos ángeles terrenales y se culpa por no haberles hablado (no emitió ni una sola palabra para acercarse a esa familia), tranquiliza su corazón pensando que aquella mujer es valiente o no le queda otra salida que enfrentar la vida y abrirse camino día a día para mantener a sus hijos porque el compañero no es de ayuda, o bien es una heroína invisible puede ser que estás sola con sus pequeños sobreviviendo ¡quién sabe!, ¿quién de la multitud que camina por la vereda en busca de bus o del tren en Constitución la puede ver? en este egoísta mundo somos todos un poco sordo, un poco ciego y con un cuarto de corazón ¿ a quien le importa una mujer sola con unos pequeños? Son como pajarillos que van por la vida pasando hambre y frío, ¡tantos niños olvidados caminan por las calles y nadie los puede ver! Ella misma no puede ayudarse a si misma menos a los demás.
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Editado: 23.12.2021