Un heredero para el playboy (#1 de la saga heredero)

Capítulo 12: Playboy no tan idiota

Amaia

Me encontraba en un dulce sueño cuando de repente fui sacudida por fuertes golpes en la puerta. Abrí mis ojos con sorpresa y me di cuenta de que estaba durmiendo plácidamente en el pecho del playboy, Duncan. Confundida y aturdida, murmuré para mí misma: -Sólo esto me faltaba, Jesucristo...

Los golpes continuaron, resonando en la habitación, así que me apresuré a decir: -¡Pase!

En ese preciso instante, mi abuelo entró en la habitación con determinación. Dijo con una sonrisa: -Vengo por el Dueño y Señor del racho, cariño.

Mi corazón se iluminó al escuchar esas palabras, y apenas un segundo después, mi abuelo agarró uno de los pies de Duncan y lo hizo caer al suelo de forma aparatosamente.

La escena era surrealista. Me encontraba en medio de una habitación, enredada en las sábanas, mientras mi abuelo se erguía victorioso sobre Duncan, quien estaba tendido en el suelo sin saber qué había sucedido. El playboy, conocido por su arrogancia y actitud despectiva hacia las mujeres, ahora parecía completamente desorientado y fuera de su elemento.

-¿Ahora que hice? -pregunto el playboy desorientado. Y mi abuelo rodó los ojos.

-Como señor de este lugar tienes que ensuciarte las manos. Porque no todo te va a caer del cielo. Vamos antes de que te dé un golpe en las nalgas.

Mi abuelo, un hombre de edad avanzada pero con una fuerza sorprendente, miró a Duncan con desprecio. No había duda de que mi abuelo era el protagonista de esta situación. A pesar de su apariencia amable y su corazón bondadoso, había algo en él que hacía que nadie quisiera enfrentarse a él cuando estaba enojado.

-Si que te calló la calaca playboy, porque mi abuelo te hará la vida más imposible de la que ya es tu vida.

Con una mezcla de asombro y alivio, me levanté del lecho y me acerqué a mi abuelo. Le dediqué una amplia sonrisa y expresé mi gratitud por su oportuna llegada. No podía evitar sentir una especie de satisfacción al ver a Duncan en una posición tan vulnerable y desvalida. Era como si el universo estuviera equilibrando las cosas en ese preciso momento.

Duncan, aturdido y desconcertado, finalmente recobró la compostura y se levantó del suelo con cierta dificultad. Su expresión estaba llena de furia e incredulidad, pero se contuvo y no dijo una palabra. Miró a mi abuelo con desprecio antes de salir de la habitación con paso rápido y orgulloso.

Observé su salida con una mezcla de alivio y triunfo. Había presenciado cómo mi abuelo había dejado en claro que como nuevo señor de este rancho tendía que cumplir con un sin número de tareas porque él no iba a estar de lindo mirando a los otros accionar. Me sentí protegida y amada en ese momento, sabiendo que tenía a alguien tan valiente y decidido como mi abuelo a mi lado.

Después de que Duncan se marchó, mi abuelo se acercó a mí con una mirada cálida en sus ojos. Me abrazó con fuerza y me aseguró que siempre estaría allí para protegerme. Sentí una oleada de gratitud y amor hacia él, reconociendo que su presencia era un regalo en mi vida.

-Ese playboy lo voy a convertir en todo un verdadero ganadero. Lo volveré totalmente loco, eso déjalo en mis manos.. -abrace a mi abuelo y él hizo lo mismo conmigo.

-Gracias abuelo. Y con respecto a Duncan puedes hacer lo que quieras con él.. por el momento es todo tuyo.

Mi abuelo sonrió y beso mi mejilla.

-¿Por el momento? Qué harás después con él?

Yo enarque una ceja y sonreí.

-Volverlo totalmente loco. Haré que el playboy pase sus peores días..

-¡Esa es mi nieta..! Jodele la vida todo lo que puedas

Solté una gran carcajada tras escuchar a mi abuelo decir estás palabras. Y un segundo después mi abuelo se despidió de mi.

-Ire a domesticar a tu hombre cariño. Mientras yo hago eso quédate descansando para que mi biznieto nazca fuerte y con deseos de volver loco a su padre..

El abuelo me guiño un ojo y salió de la habitación con paso rápido.

Así fue como una siesta tranquila se convirtió en una escena memorable. Aunque la presencia de Duncan fue perturbadora, el acto heroico de mi abuelo me recordó la importancia de tener personas valientes y protectores en nuestras vidas. No importa cuán seguros o independientes podamos ser, siempre es reconfortante saber que alguien está dispuesto a luchar por nosotros cuando sea necesario. Y en ese momento, mi abuelo demostró ser mi héroe.

Me levanté de la cama con una gran dosis de energía después de presenciar la rápida salida de Duncan de la habitación.

Con pasos ligeros y cuidadosos, bajé las escaleras y me encontré con mi abuela riendo a carcajadas. Intrigada por su alegría, me acerqué para averiguar de qué se trataba. Sin embargo, mi sorpresa alcanzó un nuevo nivel cuando vi a mi abuelo regañando a Duncan enérgicamente.

No pude contenerme y pregunté con audacia: -¿Qué hizo mal el playboy esta vez?

Mi abuela me miró a los ojos con una sonrisa y respondió: -Colocar sus manos en ti, embarazarte y casarse contigo a escondidas. Eso es lo que hizo mal Duncan Salvatierra.

Mis ojos se abrieron de par en par, incapaces de creer lo que estaba escuchando. Mi mente se llenó de una mezcla de asombro, confusión y, si debo admitirlo, cierta emoción.

Intenté procesar la información mientras mis abuelos continuaban discutiendo con Duncan en el fondo.

Mi abuelo siempre había sido un hombre tranquilo y reservado, pero en ese momento, lo vi en un nuevo papel. Estaba desafiando a Duncan con una autoridad y una determinación que jamás había presenciado. Era reconfortante y, al mismo tiempo, desconcertante ver a mi abuelo en ese estado de confrontación.

Me acerqué a mi abuela en busca de más respuestas. Quería entender cómo había llegado a descubrir todo esto y cómo había decidido intervenir.

-¿Desde cuando saben que él es el padre de mi hijo? -la abuela giro su cabeza hacia mí y entrecerró los ojos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.