¿un hilo rojo o un amor de verano?

Deseos

JETT MORRISON

—Jett, quítate de ahí.

—No.—me acomode y puse la libreta sobre mis rodillas.

—Jett, en serio, quiero leer y el único lugar en donde puedo leer cómodamente en esta casa es justo en donde está tu trasero.

Abri un poco los ojos sorprendido por las palabras que había usado mi hermana menor, si era un poco mal hablada a veces pero normalmente era cuando ella leía, jamás con su familia, menos conmigo, yo que soy hermano favorito, el que más la quiere, la cuide, la defiende.

¡Dios es que como hermano soy perfecto! Y bueno, para otras cosas también.

—Ey! Cuida esa boquita.—baje mi lápiz mientras la observaba ofendido.—Ya no deberías salir tanto con Lucy, te está haciendo más mal hablada.

Sara se cruzó de brazos mientras me miraba seriamente, okey debía decir que voy a sonar contradictorio pero si me alegraba muchísimo que Lucy y Sara volvieran a ser las mismas hermanas que eran de niñas. Unidas, siempre riendo y compartiendo.

Volviendo al tema, yo no podía quitarme de aquí, ya estaba lo suficientemente inspirado en la letra de la canción que le escribí a Elía por su cumpleaños y para ella. Yo esperaba con gran ilusión que le gustará, tenía que ser una canción que realmente la identificará, que fuera totalmente su esencia, única, preciosa, cálida, fuerte.

La verdad es que llevo dos meses sin creatividad, no me viene absolutamente nada para ella, tengo ideas pero no sé cómo plantearlas porque no solo es la letra, es la melodía. Quiero que sea perfecto. Por qué ella se lo merece.

—¡Jett!—llamo mi atención Sara.

—¿Mmm?

—Jett, quítate o te quito.

Me reí de manera burlona, le sonreí con burla y me acomodé más en el puff.

—Y...¿Cómo me vas a quitar? ¿Con el poder de la lectura?

Sara abrió la boca ofendida para después verme con desafío y salir del cuarto casi corriendo. ¿A dónde iba está? En fin, volvi a ver la libreta y seguí pensando en que podría decirle en esa canción. Me metí el lápiz a la boca pensativo, de pronto entró Sara a su cuarto con mi guitarra en mano y con la otra una tijera.

—Mira hermanito le dices adiós a mi puff o adiós a tu guitarra.

Las mujeres en definitiva están locas, de rematé. Te conocen tantito y lo que más amas te lo ponen en tu contra, malditas locas. Lo peor, es que amo a cuatro mujeres que están dementes.

La primera mujer: Mi madre.

Yo la amo, es una mujer valiente, firmé, tierna y segura de si misma, ah, pero hazla enojar y es el mismo demonio disfrazado en una mujer de 45 años que parece que no mata a mi una mosca.

La segunda mujer: Lucy.

Okey, si todo el tiempo peleamos pero es nuestra manera de decirnos «Te quiero». Esa mujer es mi admiración por ser tan fuerte y siempre ir de frente, aún siendo mala o buena jamás una hipócrita.

La tercera es justo la señorita que me está amenazando con romperle las cuerdas a mi amada guitarra, dónde está señorita le rompa una cuerda, yo le rompo un libro. Yo la adoró es mi hermanita pequeña a la que siempre tengo la sensación de protegerla y aconsejarla pero dónde toque a esa hermosura yo le tocó sus libros y bueno quien empezó no fuí yo.

—Baja esa guitarra.—le advertí.

—Vete de mi cuarto.—acercó las tijeras a las cuerdas.

Me levanté rápidamente del puff junto con la libreta y el lápiz en mano, no pues convivir con mujeres es peligroso de eso no tengo duda, hasta la carita más inocente tiene sus demonios. Ejemplo: Sara.

—La guitarra, dámela.

—Asi, si nos entendemos ¿verdad?

Puse los ojos en blanco y le arrebaté mi guitarra, me la lleve mientras me iba de su habitación, sentí como me seguía con la mirada y una sonrisa triunfante. Me dirigí a mi cuarto y aventé la libreta y el lápiz a la cama mientras mi guitarra la llevaba a su estuche. Jamás vuelvo a confiar en mis hermanas, eso deberia ya saberlo.

Cerré el estuche y me tumbe en la cama para agarrar la libreta y el lápiz. Tenía que seguir pensando en esa letra, si no salía perfecto me iba a dar un tiro. Lamentablemente soy el tipo de persona que cuando quiere hacer las cosas bien suele ser sumamente perfeccionista. Y para ser honesto, soy mucho más perfeccionista para dar o hacer cosas de corazón.

De pronto mi concentración se fue cuando mi celular empezó a vibrar en la mesita de noche de a lado, agarre mi teléfono y al ver que era Dylan contesté.

—¿Que hay?—dijo Dylan.

—Mmm...nada ¿Que pasa?—conteste mientras rayaba ideas en la libreta.

—Zaid y yo pensamos en irnos al cine ¿Quieres venir?

¿Ir? Si sonaba muy divertido pero la canción o tal vez debería darme un respiro.

—No lo sé, es que ando en otras cosas más importantes.

—Vamos, ándale.—comento Zaid de repente.

—Chicos, me encantaría, pero de verdad estoy ocupado.—Si, claro componiendo una canción que ni he empezado.

—Puedes invitar a Elía...—Carraspeo Dylan al otro lado del teléfono.

Hijo de...

—Okey, voy, deja la llamo.

—Esa chica te tiene comiendo de la palma de su mano ¿No?.—Se burló.

Si, como no tiene una idea

—Ya cállate bobo. Enviame la ubicación y ahí los veo.—dije dejando a un lado la libreta en la cama.

Colgué la llamada y tan rápido como pude le marque a Elía, espere los tres tonos y no contesto, le volví a marcar, curiosamente mientras le marcaba, Cooky entro a mi cuarto. Ese gato tan lindo éramos como almas gemelas, se creía el rey de la casa, yo también. La cuestión es que el lo parece más, no hace nada más que comer, cagar y dormir.

Ya quisiera yo ser ese gato.

Y todavía ser mimado, dios, todas las noches entra a mi cuarto se sube a la cama, me amasa el abdomen y ahí se acuesta sin dejarme moverme, cuando despierto ya no está ahí, está a lado mío hecho bolita acurrucado entre mis brazos, una envidia que me da verlo dormir, sin ninguna responsabilidad.

Por más que intentó llamarla una y otra vez Elía no contesta, lo más seguro ha de estar haciendo algo bueno ahora que tiene libertad de hacer lo que quiera con su vida después de haber festejado el juicio contra su padre. Me alegro mucho que hayan ganado, se lo merecía.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.