Y como mi personalidad explosiva no puede estar contenida mucho tiempo, me meto en el bar y ofrezco preparar tragos a mis viejos, nuevos y recien afquiridos amigos, mientras lo hago les hablo de cada una de las bebidas que preparo, de la historia de su creación, de los ingredientes que lleva cada una de ellas como si fuera toda una bartender con experiencia y hago hasta malabares con las botellas y los utensilios y los presentes están extasiados mientras hablo y les presento un show.
Es una habilidad que aprendí a los 14 años, con una de las tantas parejas de mi madre que dirigia un bar, solía ir al lugar cuando salia del colegio, al principio para hacer mi tarea porque mi madre había vendido las mesas y sillas de nuestro hogar, y luego cuando todo empeoro el trataba de mantenerme lejos de casa, me distraía a su manera para que no viera a mi madre en sus peores momentos, por lo que me mantenia en el bar con cualquier excusa.
Su bartender, no estoy segura si por mudus propio u orden de él empezó a enseñarme a preparar cócteles y tragos, muchos lo cuestionaban por ser una menor de edad pero ello hacia que no pensara querer volver a casa, ya que al principio pasaba horas tratando de memorizar los ingredientes y cantidades de cada uno de ellos y después aprender a hacer los flair bartending sin que las botellas plasticas se cayeran ocupaban parte del tiempo que mis obligaciones lo permitian, al principio era un total desastre pero ayudó a no pensar en mi situación.
En una hora todos los presentes éramos una gran familia, y aquel lugar que al principio era silencioso y solo eran murmullos ahora era pura diversión, la música sonaba, gente bailaba al ritmo de la melodía y personas que paseaban cerca acercándose al lugar y uniéndose al grupo que se había creado.
Y cuando llego la noche, teníamos hasta un grupo musical con instrumentos reales, mi pareja de ancianos pagaron todas las bebidas que tenía el bar, otro grupito se reunio y pagaron una gran mesa de pasapalos y dulces que se coloco y los mas jóvenes hicieron una fogata afuera que le daba una sensación aún mas calida y familiar al lugar.
Aquel elegante restaurant con un aire de familiar exclusivo a la orilla del mar ahora era un sitio para llegar a divertirse y yo me dedique a bailar y hablar con quien se cruzará en mi camino, estar alli con tanta gente desconocida que no debian preocuparse por nada me hacia sentir libre, renovada e iba a aprovechar este hermoso fin de semana sin obsecionarme ni atormentarme por nada ni por nadie.
Siempre tenía algo en la cabeza, si no era porque tenía que solucionar un problema que ocasionaba mi madre era un pendiente que me desvelaba, esta noche solo era una jovencita disfrutando sin tener que ponerse una mascara de felicidad, hoy no era la madre o la cuidadora, ni siquiera una persona adulta responsable, este fin de semana me estaba dando el permiso de hacer locuras.
Había hecho un compañero de baile, Karim era un chico libanés que venía con su grupo de amigos a disfrutar de vacaciones en nuestro pais y lo que me gustaba de él era que no acaparaba mi tiempo y me daba mi espacio para compartir con el resto de la gente, el me hacía reir genuinamente con sus ocurrencias, no se portaba posesivo, ni jugaba a conquistarme y menos a ser un macho delante de nadie, solo estaba disfrutando como yo de un fin de semana siendo segun sus propias palabras, el mismo.
En algún punto de la noche inicie una competencia de cócteles, en tres minibar improvisados, yo preparaba algun trago con botellas cubiertas y los competidores debían recrearlas para ello solo se les colocaba las botellas y tres que no pertenecían a los ingredientes usados y un grupo de valientes eran los jurados y ganaba el que mejor la recreara, eso ánimo a los presentes porque muchos querian competir.
Por otro lado, otro grupo competía en probar y adivinar el o los licores que llevaba su bebida, los jugadores tenían los ojos vendados mientras los espectadores formaban grupos de jurados para dar fe de que el participante acertaba o no, ese juego fue idea de mi querido Agustín y su esposa, ellos parecían dos adolescentes disfrutando.
Podía ver sonreir a mi amiga y veia a Angelo disfrutar con ella, estaba segura que ellos si lograrían tener su felices por siempre, eran dos complices en cada aventura que decidian tener, el la complacia con cada locura y la disfrutaba sin importar nada, la veia con amor aun cuando se equivocara y ella desbordaba de adoración por el y eso parecía ser suficiente para ambos.
Ella me sonríe dándome las gracias y le devuelvo la sonrisa que se me congela al voltear y ver qué estoy frente a Don socialización (otro alias de Don Gruñon) que se encuentra a Dios gracias sentado en una de las sillas del restaurant en el fondo, lugar que ahora se encuentra convertido en un salon de fiesta, y me preguntó desde cuándo esta alli observando como se convirtió su exclusivo restaurante en un concepto totalmente diferente.
Y se que no le agrada, está extremadamente serio y alejado del epicentro del bullicio con un trago en la mano que se toma lentamente evaluando la situación y me mira con ganas de asesinarme y después de mucho tiempo me vuelvo a sentir como una niña a punto de ser regañada por hacer algo mal, trato de sonreír pero se que mi sonrisa debe ser una horrible mueca, así que solo huyó.
Decido salir afuera y busco a mi pareja de baile y lo invito a bailar con la intención de mezclarme entre la gente y desaparecer de su visibilidad pero por mas que intentó soy yo la que me veo viéndolo y buscandolo, observo como se toma un trago tras otro con una rapidez increíble y a ese paso no durará mucho tiempo por lo que decido enviarle algo para que mastique.
Regla del tomador cosaco tomas, te mueves y comes y repites la fórmula, algo que evidentemente el parece no conocer porque solo esta sentado observandonos, con la única persona que lo vi hablar fue con Agustín y solo porque este último se le acercó por lo que he de suponer que son amigos.
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Editado: 21.10.2025