Un Huracán para el lobo

CAPÍTULO X

KATHRYN

Manejo sin rumbo fijo solo quiero alejarme lo mas posible de la bulla, de la gente, de mi madre, pero como me deshago de mis fantasmas, que son como mi sombra que se mueven conmigo, a dónde quiera que vaya alli están ellos callados, en silencio disfrutando tanto en acompañarme que por mas que corra ellos siempre me alcanzan.

Estoy sola dentro del auto pero me siento cargada, rodeada de demasiada compañía que justo en este momento me asfixia pero que las conozco demasiado bien a cada una, llevo conviviendo con la mayoría de ellas sobre 20 años, desde que empece a ser consiente de mi realidad a los 3 años y las asumi en mi vida sin poner resistencia alguna, a veces creo que simplemente las adopte al principio para no sentirme sola y luego con los años no supe como dejarlas ir.

Ellos con el paso de los años se han vuelto mis mas fieles compañeros al punto de creerse mis mejores amigos pero a veces sin consultarme deciden ser mas sociables y como hoy escogen convertirse en mas y en ocasiones los nuevos amigos que vienen no son tan amistosos como quisiera y llegan solo a atormentarme y me destruirme en el proceso.

Solo lloro sin parar mientras el auto sigue rodando aunque no quisiera hacerlo las lágrimas solo ruedan son parar negándose a detenerse, quizás es la única manera que tengo para aliviar un poco la opresion que siento ahora, de aliviar aunque sea un poco todo lo que estoy sintiendo, solo quiero callar a mis nuevos y viejos fantasmas que hoy parecen haber decidido salir todos juntos a hacerme compañía.

He rodado mucho justo ahora estoy lejos de la ciudad pero no me importa, es la segunda vez que he estado por estos lares, la primera vez fue cuando llegué, acababa de comprarme el auto y quería celebrar porque lo había conseguido con mis ingresos y decidi hacer turismo aventura para conocer el lugar donde viviria y acabé perdida en este sitio que sinceramente me parece maravilloso, este lugar es solitario y quizás por ello es que he terminado aquí.

Me estacionó sin mucho miramiento, no cierro el carro y subo a pie por el sendero para llegar al mirador, camino por un largo rato como si el alma me pesara en cada paso por lo que el camino se hace mas largo de lo que recordaba y agradezco a Dios que el lugar este completamente solo y me doy el lujo de volver a llorar, lloro por la niña que no podía salir a jugar porque tenía que alternar sus clases y las obligaciones de adultos que mi madre se había negado a cumplir, por las veces que me quede sola en medio de una tormenta y no hubo quien me calmara los miedos.

Por los cumpleaños que no celebre por aterraba a invitar a alguien que tuviera que presenciar el desastre de familia en la que vivia y eso me llevará a una casa de adopción y mi madre luego se quedará sola sin alguien que cuidara de ella, por las veces que no dormia cuando algunas de las parejas de mi madre tomaba en exceso y la situación se tornaba violenta porque sencillamente alguien debía defendela o por no haber aceptado la beca para ir a estudiar al extranjero y tener que partirme el lomo para poder pagar una carrera solo para estar cerca de ella y limpiar sus desastres, me sumerjo y me dejo llevar por todos aquellos recuerdos que aun duelen demasiado.

Quisiera decir que mi niñez y mi adolescencia no me marcaron pero la verdad es que si, son heridas profundas y latentes que se abren cuando menos lo espero y me desgarran el alma de una manera que se vuelve insoportable y me quiebro, me quiebro en soledad para que nadie vea como estoy de rota por dentro, no quiero volver a ser vista con ojos de lastima, ni que vuelvan a tratarme con compasión.

Aprendí a sonreir gracias a ello, a qué la gente no note que hay detrás de esa sonrisa tan bien ensayada, a siempre estar bien para no volver a ver esas miradas que terminan desnudándome el alma y haciendome sentir vulnerable y me convertí entonces en el alma del lugar donde estuviera porque fue mi manera de hacerle creer al mundo que todo siempre estaba bien conmigo, que no estaba llena de grietas que amenazaban constantemente que mi mundo podia venirse a pedazos en cualquier momento.

De niña me inventaba historias sobre mi vida de lo feliz que era, que después de un tiempo de tanto repetirlas me las creia, solo para que los demás vieran mas allá de esa realidad caótica que realmente era mi vida, y solo quiero no volver a tener que sumergirme en mentiras ya no quiero fingir, ya no quiero engañarme a mi misma deseo tanto hacer de esas historias una realidad y no solo un mero invento, cierro los ojos tratando de controlar todas mis emociones que se encuentran totalmente desbordadas.

Me quedo sentada en la grama abrazada a mis piernas, no se cuánto tiempo ha pasado, pero después de un tiempo ya no pienso, ni recuerdo como creci, mi mente se encuentra en blanco y yo solo miro el horizonte a lo lejos una luz ilumina la oscuridad que se va extendiendo por todo el lugar y supongo que el dueño de esa casa ha llegado, quizas el lugar donde estoy ahora mismo es de la persona que esta alla abajo.

El lugar es hermoso pero en este momento todo parece tan lejano, como si yo fuera un fantasma espectador que solo observa de lejos todo aquel majestuoso paisaje porque yo ya no estoy alli, solo mi cuerpo que se niega a sentir, un escalofrío incontrolable me recorre de manera intensa pero trato de ignorarlos no me quiero ir, no quiero volver a la civilización por lo que solo empiezo a frotarme los brazos de manera intensa pero mis movimientos se han vuelto algo torpe, al cabo de unos minutos cesan los temblores aunque el frio persistente y empieza a invadirme una sensación de somnolencia como si mis energías se estuvieran agotando y solo me abrazo mas tratando de mantener el calor.

No quiero volver para presenciar como otros siguen con sus vidas, necesito un poco mas de tiempo y al sentir que los demonios llamados recuerdos han decido calmarse y darme un poco de sosiego mi mente empieza a quedarse tranquila y mis lágrimas dejan de fluir y me gusta esta nueva sensación que no quiero que se acabe, la necesito tanto en este momento que a pesar del frío tan terrible que siento no me muevo, decido permanecer alli.




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