[POV JEONGIN]
La alarma sonó como siempre a la misma hora, 7:00 de la mañana, tenía que arreglar a mis hijos Jay y Jake ambos gemelos o mejor dicho mellizos, nacieron el mismo día pero no son iguales, Jay el mayor por unos minutos era igual a su padre, un niño serio, impotente, intimidante, se creía todo un hombre de negocios y a pesar de su corta edad de siete años su padre lo lleva a la empresa donde trabaja y le enseña todo lo que un jefe hace, ya que pronto heredaría una parte; en cambio Jake era un niño tierno, curioso y a la vez tímido, por así decirlo era como yo. Ambos son de cabellera negra y con esos ojos cafés que solo su padre tenía, Jake era un poco pequeño de estatura y Jay era más alto que él.
Se me hacía tarde para hacer el desayuno, me levante de la cama y ví que Hyunjin no estaba en la cama, pero el sonido que las gotas provocaban al caer me hizo darme cuenta de que estaba en la ducha. Me levanté de la cama y fui por mi bata que estaba en la silla frente a mi tocador, me la puse y me dirigí al closet que compartía con Hyunjin, saqué el traje negro que se pondría hoy Hyunjin y se lo dejé en la cama, anoche lo había planchado y no me era necesario hacerlo.
Salí de la habitación y me dirigí al pasillo frente a mi donde estaban las habitaciones de los niños, esta casa es grande, teniendo 6 habitaciones en la segunda planta, una cocina muy bien equipada y un comedor del otro lado separado de la cocina por una pared sin puerta, teníamos una sala de estar donde los niños permanecían viendo la televisión pantalla plana o simplemente jugando videojuegos, Hyunjin tenía un gran despacho donde también tenía la biblioteca, a veces cuando mis hijos no están suelo leer libros siempre a escondidas de Hyunjin, ya que a él no le gusta que yo entre a su despacho, según dice que irrumpo su privacidad.
Llegué a las dos últimas habitaciones, cada una frente a frente, me acerqué a la puerta de la derecha y giré el pomo dejándome ver a ese pequeño de ojos cafés y el ceño fruncido.
—Llegas tarde papá —ese común carácter serio era de nada más y nada menos que de Jay, él ya estaba vestido con ese uniforme azul marino del colegio y su mochila colgaba ya de su hombro, —Iré abajo —el niño pasó por mi lado y se fue directo a las escaleras. Jay siempre era así, un niño muy formal y con esa postura recta, lo vuelvo a decir igual que su padre.
Me giré a la otra puerta y la abrí esperando ver lo mismo de siempre, el pequeño Jake durmiendo aún abrazado a esa cobija que nunca soltaba por la noche, sonreí al ver lo tierno que mi hijo se veía durmiendo así, escuché una puerta cerrarse y volteé a mi lado viendo al otro pasillo donde venia caminando ese hombre alto de 1,85 aproximadamente de cabellera negra y esos imponentes ojos cafés que me veían serios, Hyunjin ya estaba arreglado con ese ya típico traje que le dejé en la cama, siempre me enamoraba más de él cuando usaba esos trajes, me dejaba ver su cuerpo bien formado a pesar de la tela, se veía sexy en pocas palabras.
—Buenos días —dijo con esa voz gruesa y varonil, yo me sentí intimidada y le sonreí nerviosa de lado.
—Buenos días Hyunjin —le respondí y él desapareció por las escaleras.
Siempre con cualquier cosa que hiciera Hyunjin me sentía enrojecer a más no poder, siempre estuve más perdidamente enamorado de él, aunque nos hayamos alejado un poco.
Reaccione al ver a mi hijo cambiarse de posición y caminé hacia él, le quité la colcha que lo tapaba y le comencé a darle besos en la cara haciéndole reír aún con los ojos cerrados, yo sonreí y comencé a hacerle cosquillas haciendo que al fin abriese los ojos, esos bellos ojos azul turquesa.
—¡Para papi, para! —gritaba mi pequeño riéndose a carcajadas, daba grititos y luego seguía las carcajadas. Unos dos roncos carraspeos hicieron que paramos, me di la vuelta y ví a Jay y a mi esposo con cara sería, notaba cierto celos en los ojos de mi hijo Jay, le sonreí al verlo así, nunca se ponía celoso.
—El desayuno no está preparado —dijo Jay con su voz seria e infantil. Mi marido no cambiaba esa mirada seria, pero negaba con la cabeza al ver que el desayuno no estaba preparado, de seguro a de pensar que soy un padre irresponsable.
—Lo siento, enseguida bajo a hacerlo —le dije como un hombre obediente, o más bien me sentía un sumiso, su sumiso.
—Se me hace tarde para el trabajo y también para los niños, Jay ya está arreglado, pero Jake ni siquiera lo está —me reprendió Hyunjin y yo solo bajé la vista y asentí con la cabeza.
—Lo siento —me volví a disculpar y ambos se fueron, Jake me veía con esos ojitos tristes y me abrazó notando que me habían afectado las palabras de su padre.
—Perdón papi por no estar listo, papá te regañó por mi culpa —dijo mi niño entre mis brazos y unas pequeñas lágrimas se asomaron en mis ojos, pero las evité.
—No mi amor, tú no tienes la culpa, conoces bien a tu papá y sabes cómo es él —le dije separándolo de mi para luego besar su frente con cariño, le sonreí para que él también lo hiciera y no se sintiera triste, —Vamos que es tarde quítate la ropa mientras voy por tu uniforme —le dije dándole una nalgadita.
Se comenzó a quitar la ropa mientras yo iba por su uniforme a su closet, saqué un traje igual al de Jay, me dirigí hacia el niño y comencé a ponerle la ropa, le acomode su corbata azul y empecé a peinarle bien, su cabello ya estaba muy largo y se me dificultó arreglarle el cabello.
Al terminar bajamos a la cocina y ví a mi esposo y a mi hijo ya sentados en el comedor, yo me dirigí a la cocina con Jake detrás de mí.
—¿Porque no vas con tu padre y tu hermano? —le pregunté y el niño solo negó con la cabeza.
—No me gusta estar con ellos papi —dijo y yo sonreí.
—Son intimidantes ¿verdad? —le dije y el rio conmigo asintiendo con la cabeza.
—¿Intimidantes? —dijo una voz masculina atrás de mí, ¿de quién más podía ser? —Ahora soy intimidante —le dijo a su hijo serio, y el niño se puso pálido del miedo y se acercó a mí abrazándose a mí, Hyunjin fruncíó el ceño viendo a su hijo que le tenía miedo y sacó un suspiro.