♡ :  CAPÍTULO IX

La cena estaba lista, esperaba tenso en la sala a Hyunjin, tenía la pierna cruzada y movía mi pie de arriba abajo demostrando un poco mi inquietud, para mis hijos creían que leía el libro, cuando la verdad solo veía las páginas y pensaba en lo que haría Hyunjin, le mentí y eso le puso furioso.

La puerta se abrió y escuché el sonido de unas llaves que fue silenciado después. De reojo ví a Hyunjin en el marco de la entrada de la sala y Jay salió al encuentro de su padre, él lo cargó y le dio un beso en su mejilla.

—¿Por qué tardaste papá? —preguntó Jake poniéndose de pie y mirándole con el ceño fruncido, yo dejé mi libro en la mesita que tenía alado y miré atenta a mi hijo Jake.

—Estaba en una reunión, Jake —le respondió su padre.

—¿Tan tarde? —el pequeño frunció el ceño y su pequeños brazos se cruzaron en su pecho.

—¿Te quedaste con Lía de nuevo? —preguntó esa vez Jay.

El cuerpo de Hyunjin se tensó y bajó al niño de sus brazos, unas horribles lágrimas se asomaron a mis ojos sabiendo que era lo más obvio de su tardanza, desvíe la mirada y mordí mi dedo pulgar en un intento de reprimir las lágrimas. Por el rabillo de mi ojo pude ver esas miradas de preocupación de mi familia y entonces debí tener o mejor dicho fingir que todo estaba bien.

—La cena esta lista —dije levantandome del sillón y pasé junto a Hyunjin quien solo me siguió con la mirada hasta que me perdí por el marco que se dirigía al comedor.

Al llegar a la cocina solté un gran suspiro tembloroso y me apoyé en la mesa de la alacena, al recomponerme comencé a servir los platos, debí aceptar la propuesta de Hyunjin, contratar una cocinera, pero me negué, en ese momento estaba tan enamorado de él, tanto que decidí preparar su comida yo mismo con mis propias manos, el siempre alagaba mi comida y se acostumbró a su rico sabor, debo admitir que no era mal cocinero.

En toda la cena nadie habló, los niños se retiraron pronto, ya que tenían demasiado sueño que no les importó la comida, yo seguí comiendo junto con Hyunjin en ese incómodo silencio que había.

—¿Por qué contestaste mi celular? —preguntó. Claro de seguro su amante le dijo.

—Lo siento, no pensé que fuera tu amante —le dije bebiendo un poco de vino tinto, volví a dejar la copa en su lugar y me limpie con la servilleta los labios dejando una leve mancha en ella.

—¿Dónde estabas? —preguntó serio, muy serio.

—En un lugar que no te incumbe —le respondí y eso encendió su furia.

—Me incumbe porque eres mi esposo —dijo con los dientes apretados y parándose de su asiento quedando enfrente de mí.

—¡No! Dejé de ser tu esposo desde el momento que me fuiste infiel —dije subiendo mi tono.

El no dijo nada y recogí los platos y los llevé al fregadero, empecé a lavarlos y pude sentir la presencia de Hyunjin detrás de mí.

—Dime ¿Por qué estabas con Chan? —dijo apretando sus manos en mis caderas y pegando mi espalda con su pecho, yo sostuve la respiración y pude sentir una leve erección. —¿Qué hacías con él Jeongin? —volvió a preguntar, pero yo no dije nada, la frustración lo invadió y me pegó más a el enrollando por completo sus brazos en mi cintura y pegado su frente a mi cabello, lo tenía tan cerca tan profundo que sus palabras me hacían recordar que había hecho el amor con otro hombre, —¡Por un demonio dímelo Jeongin dímelo! —gritó desesperado pensando lo peor supongo.

—¡Te lo diré! —le dije en el mismo tono, tomé una gran bocanada de aire y me atreví a decir la verdad —Hice lo que tú me hiciste Hyunjin —bajé la voz y su cuerpo se tensó aún más de lo que estaba —Te fui infiel —susurré y me separé de él huyendo de nuevo a mi habitación.

A mitad de las escaleras escuché que Hyunjin gritó mi nombre y me siguió a paso rápido, yo seguí caminando a paso normal y al llegar a la habitación lo primero que hice fue encerrarme en el baño, me apoye en el lavamanos y Hyunjin entró a la habitación segundos después, lo primero que hizo fue llamar a la puerta pero yo no contesté, golpeó la puerta más desesperado y no me importó.

—¡Jeongin sal ahora! —gritó y mis ojos se llenaron de lágrimas, no tardaron en salir.

Saqué un sollozo y lentamente bajé quedando sentado sobre el suelo, me pegué a la pared y abracé mis piernas dejando que los sollozos salieran de mi tan desesperados, no me importó que Hyunjin me escuchase del otro lado de la puerta, pero tenía que parar de llorar y calmarme, limpie mis lágrimas y me quité la ropa dispuesta a darme una ducha.

Abrí el agua de la ducha y empezó a caerme esa lluvia artificial en la cara, dejé que escurriera por mi cuerpo hasta sentir que mis músculos dejaran de estar tensos.

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Pasé más de media hora dentro de la ducha, hasta que decidí salir, tomé una toalla y la enrollé en mi cuerpo, con otra toalla sequé bien mi cabello y me paré frente al espejo aun secando mi cabello.

Mi rostro estaba más pálido y mis labios ya no portaban ese color rosa vivo de antes, tenía ojeras y en estos momentos mis ojos estaban hinchados y rojos, di un suspiro al ver que poco a poco me marchitaba al igual que una flor, ¿lo había notado Hyunjin o mis hijos? Me pregunté.

Tomé una gran bocanada de aire y decidí salir, giré el picaporte de la puerta y esta se abrió, mi pie desnudo tocó el frío suelo de la habitación y salí por completo del baño, volteé a mi lado y ví esa mirada desesperada de Hyunjin quien estaba sentado en el suelo recargado en la cama, tenía las manos en su cabeza y sus dedos jalaban sus cabellos desesperado.

Yo no dije nada y caminé directo al closet donde estaba mi ropa y la ropa de Hyunjin, entré en este y busqué mi pijama entre los cajones, tomé la primera que ví y ahí adentro me lo puse.

Salí de este y ví a Hyunjin de pie mirándome fijamente con lujuria reflejada en sus ojos, entonces caí en cuenta de que no cerré la puerta del closet donde me vestí, y Hyunjin me había visto desnudo, me ruboricé y bajé la mirada, me dirigí a mi tocador y tomé mi cepillo y empecé a desenredar mi cabello, me senté en la silla acolchonada del tocador y en todo el tiempo Hyunjin no dejaba de mirar mi reflejo desde el espejo, su mirada me hipnotizaba, pero todo él era mentira, mantuve la mirada baja, me preguntaba cómo era ella, como era Lía, si muero dejaría mis hijos a cargo de Hyunjin y él se casaría con ella, suspire y mordí mi labio en un intento de reprimir mis lágrimas, dejé de peinarme y dejé el cepillo en el tocador.