Estoy tumbada en una fría camilla con las piernas abiertas mientras un ginecólogo de guardia me examina mientras mi doctora llega desde su casa, por lo que dicen lo más seguro es que no llegue así que el doctor de guardia se presenta conmigo pero entre tanto dolor no consigo atenderle.
Yo:mi marido....¿donde está mi marido?
Consigo decir entre contracciones a una enfermera joven apenas unos años mayor que yo, me mira preocupada pero minutos después desaparecer a través de la puerta del quirófano.
Durante lo que parece una eternidad lo único que escucho en esta fría sala es la máquina que tengo conectada a un cinturón al rededor de mi barriga la cual controla los latidos de mi bebé.
Yo:Margaret cielo sé que estás muy a gusto ahí pero es el momento de salir para conocer a tu papá y a tu mamá.
En respuesta a eso otra contracción llega, ahogo un grito mientras cierro ambas manos en forma de puño clavándome así las uñas en las palmas de estas, me apresuro en respirar por la nariz y expirar por la boca como he visto en las películas y he leído en las mil revistas de madres primerizas.
Hecho la cabeza para atrás rendida cuando otra contracción crece en mi interior a continuación de la otra, están siendo cada vez más seguidas y nadie parece querer atender este parto así que me preparo por si tengo que ser yo misma la que me saque este bebé de mis partes nobles.
Yo:Jodeeeeer como dueleeeee *grito*
Después de la tercera contracción seguida el doctor de urgencias aparece seguido de dos enfermeras y un nervioso N vestido completamente con ropa verde, lleva una bata encima del traje de la boda acompañado de un gorro de papel y guantes de látex, lleva puesta una mascarilla.
Mi marido se apresura en sentarse en un taburete junto a mi cabeza, acaricia mi mejilla mientras yo me concentro en sus bonitos ojos más vivos que nunca.
N:Veo que la niña estaba esperando a que su papá llegara
Yo:Si su papá llega a tardar un segundo más su mamá abría metido las manos en su vagina para sacarla ella sola.
Mi chico y el resto de los presentes ríen ante mi comentario pero después todo se sume en un incómodo silencio cuando la máquina de latidos detiene su sonido.
Yo:¿Que pasa? ¿Que le pasa a mi bebé?
Doctor:Susan prepara lo utensilios, señora Harris agarre muy fuerte la mano de su marido ya que ha llegado el momento de empujar.
Jamás he sentido tanto miedo en mi vida, me aterra no poder hacerlo, no ser suficientemente fuerte para traer a mi hija al mundo así que de la impotencia varías lágrimas se deslizan por mis mejillas.
N:Aggie cariño, puedes hacerlo, agarra mi mano y trae a nuestra pequeña a nuestro infinito
Obedezco a mi marido y con unas fuerzas que ni siquiera yo sabía que tenia procedo a empujar todas a las veces que él doctor me lo indica, no soy consciente de lo que sucede a mi alrededor, solo puedo concentrarme en los elogios y palabras de ánimo que mi marido me va dedicando a medida que voy empujando contracción tras contracción.
Llega la última contracción o eso dice el doctor Evans.
Silencio...odioso silencio que hace que de nuevo vuelva a llorar, no noto a mi bebé dentro de mi y el dolor que siento entre mis piernas me avisa de que Margaret ya está fuera pero no la escucho llorar.
¿Porque no llora? Todos los bebés lloran ¿porque mi hija no?