Un jeque para Emma

Prólogo

Trauma Cranoencefálico.

 

Quién diría que de un momento a otro nuestra vida pueda cambiar tan drásticamente, que no se tenga tiempo de asimilar los hechos.

 

MUERTE.

 

Una combinación de 5 letras.
Tan dolorosa.
Tan cambiante.
Tan ambigua.

 

Cuando se pierde un ser querido, los sentimientos se distorsionan, muchos se arrepienten de sus acciones, por mínimas o lejanas que parezcan; otros lloran en silencio haciéndose miles de preguntas, sabiendo que ninguna de ellas tendrá una respuesta.

 

¿Que haremos sin ellos?

 

¿Podremos seguir adelante?

 

Y yo...

 

Solamente puede sostener la mano de mi progenitor, sin poder evitarlo todos en la habitación lloramos en silencio.

 

Nadie habla.

 

Nadie se mueve.

 

Solo se escucha los leves sonidos de la máquina de respiración, se a tornado lento y silencioso, como si supiera lo que se vendrá.

 

Ahora me arrepiento.

 

Me arrepiento de no pasar el tiempo suficiente con él.

 

Me arrepiento de saber valorar hasta los más pequeños detalles.

 

Me arrepiento de no haber dado más de mi esfuerzo por él.

 

—Mi pequeña. —habla suavemente.

 

—Shhh... No es necesario papá, estas débil —comentó. 
En respuesta aprieta suavemente mi mano.

 

—Es necesario. —hace una breve pausa para poder respirar—. Cuando te ví por primera vez—suspirá—. me cautivaron los pequeños ojos negros que me miraban con intensidad. Amé desde el primer día a aquella niña que solo dejaba de llorar en mis brazos, la que sin querer se fue ganando mi corazón con el paso de los años...

 

—Papá —susurro, sintiendo mis ojos picar por las lágrimas.

 

—Dejame... terminar. ¿Cuál es el dicho que te decía cuando caías y llegabas a mi llorando por ello?

 

Su pregunta me hace sonreír suavemente.

 

—Que estabas orgulloso de mí, —sonrió— por que a pesar de la caída, me levanté y seguí adelante, aunque solo sea para llegar a llorar de todas formas. —rió suavemente— me decías que te preocuparía cuando cayera y no me levantará.

 

—Exacto... —tosió fuertemente— En la vida hay muchos baches que harán que te caigas cariño, dependerá de tí levantarte como la guerrera que eres y saberlos sobrellevar.
Pero ten en cuenta que hay gente a tu alrededor que te quiere y hará cualquier cosa por tí.


La vida es como un rompecabezas, una pieza mal colocada no significa el final del juego, significa una oportunidad de cambiar y buscar una nueva estrategia.

 

—Lo sé —susurro.

 

—Diles que se acerquen —susurra cerrando sus ojos.

 

Quiero llorar.
No puedo llorar enfrente de él.
Tengo que ser fuerte.
Por él.

 

Enfocó mi mirada hacia la ventana, donde un cuerpo se encuentra sentado sobre ella.
Lentamente me levantó y al acercarme puedo verlo con la vista fija.


Se encuentra perdido.


Suavemente tocó su hombro y él enfoca su mirada en la mía.


Su mirada sin filtro, puedo ver el dolor a través de su mirada.
Quiere llorar.
Pero no lo hará.
No lo haremos.


Tenemos que darle su último momento de felicidad.

 

—Quiere hablar con todos.

 

Asiente lento a mis palabras.
Siento una mirada pesada a mi espalda, me giro sobre mi hombro para ver a las personas en una esquina, que me miran impasibles.
Lo sé. 
Todo parece tan irreal.

 

Un quejido de papá me hace desviar la mirada.
Todos nos acercamos.

 

Papá tose fuertemente.


Sus ojos están cubiertos de círculos oscuros, su cuerpo se a tornado delgado, y su piel se a vuelto pálida.
Abre sus ojos y suspira.

 

—Siempre supe que este momento llegaría, no en estas condiciones, pero lo supe.
No quiero que sufran, que lloren por mí.
Talvez no esté en físico, quiero que sepan que estaré en sus corazones.
Cuando me necesiten yo estaré ahí para ustedes.
Siempre...

Cierra sus ojos, pero continua.

—He tomado muchas decisiones previas, espero que con ello pueda dejar las cosas en paz.
Todos ustedes son mi familia.
Nadie más.
Les encargo a lo más preciado para mí.
Mi hija. Mi vida. Mi luz.
Sé que queda en buenas manos.
Así como desde el cielo velaré por cada uno de ustedes.
Los quiero.

Sujetamos sus manos.

Quizá pasan minutos o sólo segundos, cuando la máquina empieza a fallar y lentamente a descender.

 

Su muerte a llegado.
Este es su final.

 

"Llevo grabado en mi corazón,
Los preciosos momentos que pase contigo,
Tu palabra a quedado grabada en mi mente,
Y cada recuerdo lo llevo en mi corazón".

 

Adiós Papá.




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