Un jeque para Emma

Capítulo 2

I. Viajes empalagosos.

 

EMMA SLATER.

 

—¡Te amo guapo!.

 

—¡Yo también te amo!.

 

Ruedo por enésima vez los ojos.
<<Esto ya es empalagamiento en alta definición>>.

 

Llevamos más de 13 horas de vuelo, adelante de mí, se encuentra una pareja, quizá son recién casados por que no sobrepasan los 30 años, cabe recalcar que todo ¡TODO! el vuelo se la han pasado devorándose mutuamente.
Los besos se quedan cortos.

 

Estamos en primera clase, pero no hay tanta privacidad como quisiéramos, y basta agregar otro detallito.

 

Ella está embarazada.


Sip.
Hormonas vengan a nosotros.
¿Cómo lo sé?, Pensaran que soy una chismosa.
Pero no.


Pues cada vez que puede, ella se coloca a horcajadas sobre él y dicen a hablarle al bebé.
Ya saben. Palabras tiernas hacia su vientre.
Un gesto tierno. Les juro que casi se me enternece el corazón.


¡Casi!.


Por que luego vuelven a lo mismo. Se comen como dos necesitados.
En un momento presentía que se desnudarian y follarian frente a todos.

 

Iugh.
Y lo peor en vivo y sin tapujos.

 

Me he aburrido de contar las veces que la azafata a venido a detenerlos.
Ella le gruñe y él se ríe ¡Siempre!, Y yo no puedo evitar reír al ver sus escenas.
Huelo una relación posesiva por aquí.
Sonrió para mis adentros.

 

Relajo mi cuerpo en el asiento, me siento con mucho cansancio, el vuelo despegó a las 6pm, y eso equivale a toda una noche en vela, pero cuando me dijeron que descansara antes, yo toda inocente les respondí:


—Dormiré en el avión, ¡Total!, Todos estarán dormidos.

Que equivocada estaba.
Muy equivocada.

 

Me he intentado dormir infinidades de veces, pero siempre despierto por una que otra voz que habla más fuerte de lo normal.


Es que pareciera que tienen un megáfono incrustado por ahí.

 

Coloco mis audífonos y cierro mis ojos, logró acallar un poco el alboroto, pero aún así puedo escuchar murmullos y besos.
¡Que bárbaros!.

 

Por suerte no tengo nadie a mi lado, ya tuviera una angina, por soportar tanto.
Bufo, siempre soy tan dramática.

 

Abro la pequeña ventanilla que se encuentra a mi lado, la densidad de las nubes poco a poco se va desplazando dando paso a un atardecer.
He estado pendiente de la pantalla frente a mi, nos va indicando nuestra ruta y cuando falta para llegar.
No falta mucho.
Un bello atardecer se va desplazando por los cielos.
Suspiró.

 

Me levantó para dirigirme al baño, la gente a mi alrededor entre pláticas o divagando entre sus pensamientos, no me sienten pasar a su lado.
Me siento cómoda así, nunca me ha gustado llamar la atención y aunque en muchas ocasiones fue imposible de evitar.

 

<<No todo siempre sale como quieres>>.

 

Abro la puerta y me introduzco, acortó la distancia para colocarme frente al espejo y me observó, mi piel es clara, pero en algunas partes se ha vuelto más  bronceada.

 

¡Si señores, el sol hace sus maravillas!.

 

Mi cabello caoba cae sobre mi frente, tapándola parcialmente y cae libremente en mi espalda.
Nunca he sido delgada, mi cuerpo se tornado un poco curvilíneo con el paso de los días.
Aunque mucho tiempo atrás me sentí gorda, gracias a los malos comentarios de algunas víboras con las que me tocaba relacionar. Ahora me siento bien con mi cuerpo.

 

<<En el mundo hay muchos prototipos de belleza, nadie debe seguir estándares, todas debemos ser nuestro propio prototipo de belleza.>>

 

El color oscuro de sus ojos es bastante intenso. Mi mente fórmula un pensamiento:

 

"La intensidad de tus ojos, es tan fuerte que fácilmente quedo prendido en ellos."

 

Alejo ese pensamiento y dejo caer el agua de la rendija, mojo mi mano y refresco mi cuello y frente.
Mi cuerpo denota cansancio y mis ojos están cubiertos de ojeras.
Estoy de la patada.

 

—Pasajeros, por favor abrochar sus cinturones, en pocos minutos iniciaremos el descenso.

 

Al escuchar el llamado de cabina, salgo rápidamente del cubículo, todos han abierto sus ventanas, dando una vista clara de nuestro destino.

 

Dubái.

 

Al sentarme en mi asiento, coloco mi cinturón, la pareja me observan, puedo notar que se acaban de dar cuenta de mi existencia y que en su mirada tratan de analizarme.

 

<<No dejes que nadie te reconozca>>.

 

Les sonrió forzadamente a ambos y miro por la ventanilla, el avión está en descenso, la hermosa ciudad de Dubai nos da su explendor.
Poco a poco pasan los minutos, hasta que por fin el avión se detiene en la pista de aterrizaje.
Hemos llegado.
Por fin.

 

Desabrocho mi cinturón y me levanto, con pasos suaves me dirigo a la salida. Puede sentir el cambio de temperatura en mi cuerpo, mientras con pasos rápidos avanzo hacia la recepción.

 

Al entrar, me acomodo en una de las sillas a esperar que me llamen.
Cierro mis ojos, lo único que deseo es llegar a dormir.

 

—¿Enma Slater?. —pronuncia una voz masculina cerca.

 

Abro mis ojos para conseguirme con un hombre.
Lleva un par de pantalones oscuros y una camisa de vestir blanca abotonada, metida en sus pantalones y una barba que se ajusta a su bronceada piel.
¿Quién será?
Su entrecejo se mantiene fruncido.

 

Asiento —¿Sí?. —mi voz suena aguda, aclaro un poco mi garganta.




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