XIV. Toques casuales.
EMMA SLATER.
Girls like you.
La canción se reproduce de forma baja en el reproductor del auto deportivo.
Los minutos se sienten lentos, pero más allá de eso, mi corazón y pulso laten desbocados.
Control.
Respiro para ocultar mi nerviosismo, coloco las mis manos sobre mi regazo.
Observó de reojo a Malik. Él va concentrado en el camino.
Viste de manera casual. Un jeans color crema, en conjunto con una camisa color negro arremangada hasta los codos. Y diferentes accesorios como un relog y una esclava.
A decir verdad, es la primera vez que lo veo vestido así.
Pero hay algo que me encantó.
Y me tiene embelesada.
Es el inicio del tatuaje en su brazo derecho, con la camisa arremangada se logra ver un indicio, aunque tengo mucha curiosidad por verlo en su totalidad.
Se ve como un auténtico chico malo.
Él silencio entre ambos se siente cómodo, de una manera peculiar.
Me obligó a quedarme callada por dos razones:
No tengo tema de conversación, y por lo tanto, puedo quedar como estúpida.
Mis ataques de valentía no se dan muy seguido.
Además, la canción no está ayudando.
¿Por que siento que de alguna manera me está pegando fuerte la letra?
¿Casualidad o coincidencia?.
Mi teléfono vibra, alejándome de mis pensamientos. Un nuevo mensaje ha llegado, y corresponde a Jethro.
Observó de reojo a Malik, pero él da ligeras miradas a mi lado, sin despegar del todo la vista de la carretera. Apagó el teléfono sin ver el mensaje, y lo dejo en mi regazo.
Puede esperar.
—Podría ser importante. —dice en una de sus miradas a mi lugar.
—Puedo verlo después. —comento—. ¿Falta bastante?.
—Unas vueltas más y llegaremos. —Asiento mirando como las casas van desapareciendo y dan paso a altos y frondosos árboles—. Es un lugar muy tranquilo, tiendo a venir seguido. Cuándo quiero estar solo o sentirme tranquilo. —me da una de sus sonrisas intensas.
Malik detiene el auto, hago un gesto de sorpresa cuando llegamos. —Es muy lindo. —susurro asombrada.
Sin duda se ha lucido.
—Y esto que no has visto todo. —comenta sin borrar su sonrisa.
Ambos salimos del auto y empezamos a caminar una pequeña cuesta. El lugar es un poco rocoso, pero tiene ligeros caminos que están encerrados con árboles, hay un pequeño mirador arriba.
Nos acercamos ahí.
Coloco mis manos sobre el firme barandal, Malik se sitúa a mi lado y me imita el gesto. Una de sus manos se posa sobre la mía, acariciando mis fríos dedos.
Una brisa alborota nuestros cabellos de manera abrupta. Pero, en vez de sentirme incómoda, la sensación se vuelve tranquila, incluso mi cuerpo se relaja con el toque.
—¿Qué te ha parecido?. —pregunta.
—Es muy hermoso. —respondo—. Incluso podría vivir en un ambiente así. Te doy visto bueno, el primer recorrido ha cumplido mis expectativas.
—¿Un cumplido? . —pregunta.
Me encogo de hombros. —Puede ser.
Yo decido recostarme sobre el barandal, observando la playa debajo de nosotros. Las pocas personas que se encuentran, caminan sobre la arena.
Anoche que se ofreció a darme un recorrido, no paré de pensar en toda la noche, sobre a qué lugar se refería.
Hubieron muchas cosas sorpresivas anoche, podría enumerarlas como mis primeras veces.
Nunca he convivido con amigos, ni mucho menos para pizza o para jugar algo tan simple como verdad o reto.
Nunca he salido con un chico. Mucho menos sorpresivamente como ayer, o como ahora.
Una larga lista que puedo mencionar.
Giro mi rostro para verlo de nuevo. Su cabello luce desordenado. Con el movimiento del viento, su cabellera oscura se mueve en diferentes direcciones.
Bajo mi mirada al inicio de su tatuaje. —¿Te gustan los tatuajes?.
Él se gira cuando escucha mi pregunta. Observa a su tatuaje. —Si, son un arte para mí. Detrás de un tatuaje puede haber una historia, es una muy buena forma de plasmarlo, con algo que verás todos los días.
—¿Los haces con un significado en especifico?.
Su mirada se centra en la mía. —En realidad no. He sido amante de los tatuajes, así que escojo un diseño de mi agrado y lo plasmo.
—¿No es algo prohibido para tu religión?. —pregunto.
—Un poco. Pero en algún punto hay que desafiar las reglas ¿No?. —inquiere.
—Talvez. —respondo.
—¿Quieres verlos?. —pregunta.
Asiento. —Si no te incómoda.
El sonríe de manera divertida. —Te los muestro con una condición. —le hago un sonido para que prosiga—. Quiero escucharte de nuevo decirme ojos grises.
¡Ah caray!.
Levanto una ceja, no dejo que la vergüenza me inunde. —¿¡Es en serio!?.
—Que hay de malo. —exclama—. Me gustó escucharlo anoche Emi.
¡Emi!.
Me estoy derritiendo.
No sé qué sonrisa más boba tendré, por que Malik me observa con una sonrisa de medio lado.
—Esta bien. —suspiro, tratando de luchar con el sonrojo—. ¿Podrías mostrarme tus tatuajes ojos grises?.
El frunce el ceño, y se aclara la garganta. Desvía su mirada por unos momentos. —Vuelve a decirlo.
—¿Qué?. —exclamo—. No sé vale. Era solo una vez. —reprocho.
Hace un gesto pensativo. —Se escucho un poco forzado.
—¡Señor ojos grises!. —exclamo en broma, haciendo comillas con mis dedos—. ¿Podría concederme el placer de ver los tatuajes en sus brazos?. —exclamo con un tono dramático.
Él se ríe con fuerza, un risa muy ronca, fuerte y varonil.
¡Emergencia!.
¡911!.
Me estoy cautivando con su risa, por que revolvió algo más que mi vientre.
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Editado: 05.11.2021