Un jeque para Emma

Capítulo 17, parte 2

XVII. ¿Cómo llegar al cielo?.

EMMA SLATER.

<<Respira.>>

Me repito mentalmente durante largos lapsos de tiempo.
La fiesta está en uno de los pisos más altos. La luna hace un contraste brillante en el mar.

Unos brazos me rodean desde atrás. Me tenso de sobremanera.

—No te preocupes. Soy yo. —Malik me dice con suave voz.

Me doy vuelta, todavía énvuelta en sus brazos. Tiene una mirada preocupada.

—¿Estás bien?. —musita.

Hago un sonido de afirmación. —Necesitaba un poco de aire.

—Te ví salir muy asustada de la fiesta. Me preocupe cuando no podía encontrarte. —me dice dándome un beso en la frente.

Sostiene mi cara en sus manos. —Ya paso. Me asfixia tener mucha gente a mi alrededor.

Una parte de esa es cierta.
Omito decirle lo que realmente paso.

Asiente a mis palabras. —Entonces nos quedaremos aquí.

—¿Qué?. —exclamo sorprendida—. ¡No puedes hacer eso! ¡Es tu fiesta!, ¡Tú celebración!. —le digo más exaltada de lo que planee.

—¿Y?. —pregunta—. Sigue siendo una fiesta.

Niego. —Regresemos a la fiesta. —le digo, aunque tenga que  afrontar todos mis miedos.

Malik no se inmuta, y yo no logro moverme ni dos pulgadas de su agarre. Levanto mi mirada para verlo, sus ojos siempre tienen el poder de quitarme el aliento y hacer que mi corazón se acelere en todas sus etapas.

No pasa mi dos segundos, cuando el estampa sus labios en los míos.

En esta ocasión, su beso no es dulce, es hambriento, toma cada parte de mi. Subo mis manos a su cuello, acercándome más a él, a su cuerpo y su calor.

El apreta mi cintura, su lengua entrando en lucha con la mía.
Todo a mi alrededor se desvanece, solo existe Malik, yo y nuestro beso.
Malik da una suave mordida, antes de alejarse unos centímetros de mis labios.

Su beso me relaja.

Respiro de forma agitada. —Deberiamos volver. —susurro.

—No. —me dice rotundamente con voz fuerte, me aprisiona más a él. —La fiesta puede irse al demonio. Iremos a un lugar donde estemos tú y yo.

Sin responder me guía fuera del balcón, toma el otro extremo del pasillo. Me detengo cuando veo sus intenciones de irse a otro lugar.

—Malik. —le digo de forma seria—. No te puedes ir así, debes volver, tus invitados esperan y seri... ¡Dios que hacés!. —le chillo cuando me alza y me tira a su hombro.

—No vamos a ir a la fiesta. —me dice con voz dura.

—¡Bájame!. —le digo viendo su espalda moverse ante cada paso.
No me presta atención y sigue su camino.

—Abre el ascensor. —escucho que ordena.

Se escucha el pequeño sonido que hace el ascensor al abrirse, intento mirar a alguien, pero es inútil.
Se adentra al ascensor conmigo todavía en su hombro.

—¡Malik bájame!. —mi cabeza se siente pesada por estar en esta posición.

Él hace algo que me sorprende.
Me da un azote en el trasero.

Un azote.

—¿Qué hacés?. —exclamo en un chillido de sorpresa. Siento el escosor en mi nalga.

Vuelve a darme otro azote, pero en mi otra nalga, haciéndome chillar sorprendida.

—Si no guardas silencio, lo seguiré haciendo y no te bajaré. —sentencia con voz dura.

Todo mi ser se estremece por el tono de su voz.

Él se ríe. —Pense que seguirías hablando.

Malik presiona un código y el ascensor abre sus puertas.
Abre una puerta y se adentra a una suit del hotel.

—Ya llegamos. —me baja con cuidado.

Mi cabeza se siente pesada.

Siento que mi cara se encuentra caliente, supongo que es el efecto de lo que pasó en el ascensor.
Todo se encuentra a oscuras, la habitación se encuentra levemente iluminada con el resplandor de la luna, y las luces de algunos edificios.

Sin darme tiempo a protestar por lo que hizo, me arrincona contra la pared, besándome con extremada pasión.

Me toma dos segundos procesar su arrebato, en respuesta rodeo su cuello con mis brazos.
El sonido de besos y respiraciones agitadas abarca la estancia.

Una de sus brazos sube por mi rodilla y por toda la abertura del vestido. Emito un gemido lleno de necesidad, a lo que el gruñe todavía besándome.

—Perfecta. —susurra entre el beso.

Levanta mis piernas para que las enrede en su cintura. Por instinto me presionó más a él, mientas me sujeta con fuerza y empieza a caminar.

Deja mis labios y empieza un sendero de besos a mi cuello, avanza por toda la suit. No logro observar nada de la habitación, mientras avanza más hacia el fondo.

¡Dios!.
¿Qué estoy haciendo?.

Sus leves caricias, me hacen entrar en un momento de delirio. No puedo pensar en otra cosa.
La intensidad del momento embarga hasta el más fuerte de mis sentidos.

No sé cómo hacer para abrir una puerta, pero al hacerlo, la cierra de una patada, y me aprisiona sobre ella.

Puedo sentir todo lo duro de sus músculos, al estar unidos de esta manera.

Y de duro me refiero a todo.
TODO.

Sin poder evitar me tenso, Malik se aleja de mi cuello para verme a los ojos.

—¿Qué pasa?. —pregunta con voz agitada y sus labios entreabiertos, siento como acaricia mis muslos con sus fuertes manos.

—Yo... Nunca he tenido relaciones sexuales. —susurro avergonzada.

—Lo sé. —me responde acariciando mi cuerpo—. Si no estás preparada, no haré algo que no quieras.

Muerdo mis labios sin saber que decir. Nuestras miradas se conectan y puedo verme expuesta ante sus ojos.

Sin barreras.

En una de sus movimientos una cajita cae al piso, el sonido hace que ambos rieramos. Cuando el me baja, por instinto lo abrazo.

—Gracias por entenderme. —susurro contra su pecho.

—Esta bien. —musita—. Cuando estés lista puedes dar el siguiente paso. No te obligare a algo que no estás preparada.

Me despegó de su abrazo y bajo mi mirada hacia el suelo, donde una cajita conocida para mí, yace en el suelo. Me agachó y la recojo.




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