XIX. Llamada.
EMMA SLATER.
El timbre de su teléfono da por terminado nuestro beso.
Malik despega sus labios de los míos, pero me mantiene abrazada a él.
De manera cariñosa y protectora.
Después de ver el remitente, coloca el teléfono en su oído, y con un gruñido responde.
—¿Si?. —responde entre dientes haciendo una pausa—. No estoy para tus juegos Rebecca.
Rebecca...
¿Qué querrá esa mujer?.
Siento como el cuerpo de Malik se empieza a tensar bajo mis manos, el empieza a murmurar incoherencias.
—No... No puede ser cierto... —lo miro con preocupación, el cuelga la llamada y me apreta más contra él.
—¿Que pasa Malik?. —le pregunto de forma suave, tratando de que nadie nos escuche.
—Él no... —murmura.
—Lo que sea va a pasar. Va a estar bien. —musito.
Él levanta su cabeza para mirarme directamente a los ojos. Se han vuelto rojos y sombríos.
—Mi abuelo a sufrido un infarto. —lo dice entre murmullos, como respuesta lo abrazó más fuerte, como una manera de darle consuelo.
—Todo va a estar bien. —le digo para darle esperanza, espero que mis palabras se vuelvan realidad, por qué en este momento, no encuentro otras palabras adecuadas.
—No se puede ir... Tiene que ser fuerte. —me dice. Observo sobre su cabeza y todos miran de manera espectante.
—Vamos. —todavìa en nuestro abrazo, me muevo hasta lograr llegar a un pasillo solo, tomo su rostro en mis manos—. Tranquilo... Tu abuelo es muy fuerte, verás como saldrá de esto. Si, debes mantenerte tranquilo, él no querrá verte de esa manera ¿Cierto?.
Niega con su rostro, noto movimiento cerca, y Leylak al ver a Malik corre a lanzarse a sus brazos.
Malik la recibe y ella empieza a llorar, simplemente me quedo sin decir o hacer algún movimiento, dándoles su propio espacio.
Pasan varios minutos hasta que ambos se recomponen y murmuran cosas entre ellos.
Malik se acerca y pega su frente con la mía. —Iremos al hospital, el abuelo nos necesita ahí, ¿Puedes venir con nosotros?.
Niego con un suspiro. —Eso es algo familiar, sería de desagrado que yo esté presente. —asiente con los labios apretados—. Mantenme al tanto, si todo sale bien, dile que próximamente le haré una visita.
Besa mis labios en repetidas ocasiones. —¡Te quiero Emi!.
—¡Te quiero!. —respondo de la misma manera.
Y con eso emprenden su camino hacia el hospital, con semblantes espectantes y tristes a la espera de buenas noticias.
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—Él abuelo está en casa. —puedo notar la inmensa alegría que desborda, aunque estemos hablando por teléfono—. Está en recuperación, pero con los cuidados adecuados irá evolucionando positivamente.
—Me alegra escuchar eso. —le digo, saliendo al balcón de mi apartamento—. No dudes de que pronto estará mucho mejor.
—Lo sé. —me responde de forma suave—. Gracias por ayudarme aquel día, la noticia me cayó como agua fría, si no hubieras estado ahí, habría actuado de otra manera.
—Somos novios después de todo. —le respondo a sus agradecimientos.
—Novios... —exclama de manera pausada y pensativa—. Nunca te había escuchado decirlo. —carraspea un poco—. Le he dicho a mis abuelos sobre nuestra relación, y han dado su visto bueno.
Después de su anuncio, emito un gran suspiro de alivio, y el se ríe. —Es algo importante, no te rías.
—Esta bien... —me dice con espasmos de risa todavía.
—Los abuelos quiere conocerte mejor. —exclama—. Así que mañana pasaré por tí, para llevarte a la casa. —hace una pausa—. O no...
—¿Qué pasó?, Qué rápido te arrepientes.
—Nada de eso Emi, no pasaré mañana por tí. —le insto a que siga—. Te quedarás a dormir en mi apartamento, así que pasaré por tí dentro de dos horas.
—¡Que mandón!. —le digo de forma burlesca—. Ni siquiera has preguntado si deseo ir, o si tengo otros planes.
—De todas formas te traeré a mi apartamento, por las buenas... —hace otra pausa—. O por las malas. —termina con la voz más ronca, sostengo el barandal con fuerza al escucharlo.
Y los recuerdos de la fiesta surcan mi mente.
Reprimo un jadeo al sentir escalofríos recorrer mi cuerpo.
—Estaré lista en dos horas. —le digo en un susurro.
Escucho la sonora risa de Malik, los roncos sonidos me hacen sonreír. —Paso en una hora Emi. Espero que tengas tu ropa lista, si no, mis camisas te esperan felices.
—¡Malik!. —protesto, no me da tiempo a seguir con mi bulimia de protestas por qué me cuelga la llamada.
Le envío un último mensaje, antes de correr a tomar todo lo que necesito.
*Me las pagarás ojos grises.
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La mansión Sabbagh es un inmenso palacio.
Los grandes portones nos dan la bienvenida, los arbustos se mueven en dirección al viento. El auto da muchas vueltas antes de parquearse frente a la increíble casa.
La seguridad de Malik se sitúa detrás nuestro, de las camionetas negras bajan los hombres y cada uno se ubica en su posición.
—¿Lista?. —me pregunta Malik.
Con un suspiro le asiento, él se inclina para darme un beso, enredo mi brazos en su cuello para retenerlo, su beso se vuelve más hambriento.
Se siente tan bien.
Quisiera que nunca se terminará.
—Por primera vez me siento violado con un beso. —pestañeo incrédula y me empiezo a reír.
¿Violado?.
¿Pueden creerlo?.
—No puedo creer que digas eso.
Se encoge de hombros abriendo la puerta. —Logre mi objetivo. —me guiña el ojo—. Que te relajarás.
Rodea su auto para abrirme la puerta, aliso mis manos sobre el vestido azul que Malik me obligó a portar.
¿Pueden creer que el escogió mi ropa?.
¡Dios!, Hasta donde he llegado.
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Editado: 05.11.2021