Un jeque para Emma

Capítulo 24

XXIV. Las verdades han sido reveladas.

EMMA SLATER.

Termino de verme en el espejo, la gran cantidad de maquillaje ha logrado tapar en su totalidad la hinchadez de mis ojos.

Aunque físicamente me vea como una perra a punto de atacar, internamente siento que estoy a segundos de romperme de nuevo.

<<Respira.>>
Esa es la única manera de recomponerme.

Me dirijo a la mesa que está en la sala y me acomodo, antes que nada, necesito centrar mi atención en el proyecto que tendré que exponer.

Todo va a salir bien.

Durante varios minutos me encuentro repasando, hasta que unos fuertes y insistentes golpes me hacen sobresaltar de manera brusca, mi corazón se encuentra débil, y ante cualquier movimiento se acelera.

Dejo el café en la mesa, y exhaló varias veces, antes de abrir la puerta. Estoy a punto de gritar que se vayan a la mierda, pero me sorprendo al ver el rostro de Malik.

¿Que mierda hace aquí?.

Sin darme tiempo, entra a mi apartamento y se dirige hacia la sala.
Cierro la puerta de golpe y me dirijo hacia donde se encuentra visiblemente enfadado, lo noto por la manera en que se mueve, y por la notoria dureza de su rostro.

—¿Que quieres?. —le pregunto de manera brusca.

Se voltea al escucharme. —¿Quiero que me expliques qué significa esto?. —levanto una ceja ante su manera directa de hablar.

Este momento debería ser feliz para mí, por qué es la primera vez que Malik ingresa a mí apartamento.
Pero no.
Ambos estamos enfadados, y esto no saldrá nada bien.
Lo presiento.

Abro el folder para conseguirme con mi nombre y la información que han intentado recabar de mí.
Nada.

—¿Como es eso que Emma Slater no existe?, Explícame por qué tú no eres un fantasma.

—¿Quién te dió esto?. —tiro el folder sobre una mesita.

—¿Importa?. —dice entre dientes—. Quiero que me respondas en este momento. —ruge más fuerte de lo previsto.

—¡Baja el tono!. —exclamo levantando mi mano—. Tu no vas a venir a mi casa, a gritarme y a pedirme explicaciones.

—¡No me voy a calmar hasta que me expliques qué significa todo esto!. —habla de manera fuerte.

—¿Acaso debo de darle explicaciones a un farsante?. —le contesto en el mismo tono.

—¿Farsante?.

Camino hasta tomar el sobre con las fotografías, giro sobre mi eje y le tiró todas las fotografías en la cara.

Conmigo nadie juega.
Y Malik lo sabrá en este momento.

No se inmuta al ver las fotografías, solo las observa, sin mostrar ninguna emoción en su rostro.

Nos estamos conociendo mejor ¿No?.

—Al parecer sabes enamorar con mentiras ¿O me equivoco?. —le suelto.

—Esto no tiene nada que ver. —contesta entre dientes—. ¿Quién demonios eres?.

—¡NO TENGO POR QUE DARTE EXPLICACIONES!. —le grito furiosa.

—¡SI ME LAS DEBES!. —ruge en el mismo tono. —somos novio...

—¿Novios?¿Encerio?. —le digo con una risa sarcástica—. Nunca lo hemos sido, ¡En realidad!. —me acerco muy lentamente a él—. Por qué tú has revolcado con esta —le señalo las fotos— en mis propias narices. Pero dime ¿Por qué lo has hecho?, Dame una razón por la que te estuviste con ella, no una, si no muchas veces.

—No...

—¡Habla!. Es momento de verdades ¿No?. —digo furiosa—. ¡DAME UNA MALDITA RAZÓN!.

—¡POR QUÉ!. —ruge fuerte en mi cara—. No iba a esperar que tú me dieras algo que muchas me ofrecen en bandeja de plata. ¡Así de sencillo!.

¡Auch!.

Siento como la fuerza cae a mis pies, no me esperaba tal respuesta de su parte. Mi vista se nubla, por las lágrimas que se  acumulan en mis ojos, siento como una lágrima baja muy lentamente frente a él.

—Okey... —susurro alejándome.

—No quise decir eso... yo.

—No digas nada más. —le cortó de manera suave—. ¡Vete de aquí!, eres libre de mí, vete con las mujeres que te ofrecen la vagina como ofrenda diaria.

—No me voy a ir. —responde tajante—. No hasta que me expliques quién eres en realidad.

—¡LÁRGATE DE MI VISTA!. —le grito empujándolo hacia la puerta, uno de sus guardaespaldas ha entrado a ver qué pasa—. ¡NO TE QUIERO VER MALDITA SEA!, ¡VETE CON TUS PUTAS!.

Agarro las fotografías y junto a folder las tiró en su pecho.
Espero en la puerta que se salga, y cuando lo hace se da vuelta para hablar de nuevo, le cortó sus palabras.

—Pronto sabrás quién soy.

Y con eso le aviento la puerta en la cara. 
Camino de nuevo a la sala, marco el número de Mustafa.

—¿Sí Emma?.

—Prepara el auto, bajo en 5 minutos.

#

Cuando la mayoría de alumnos entran, inclusive el profesor, ya me encuentran sentada en un pequeño escritorio.

Solamente siento sus presencias, pero no levantó mi vista para verlos, no encuentro ánimos en este momento para verlos.

—¿Lista?. —me pregunta Jethro sentándose a mi lado.

—Lista. —le respondo suavemente, centrando mi vista en la computadora.

—¿Estás bien?. —pregunta.

—Solo un poco nerviosa. —le digo levantando mi vista, le dedicó una débil sonrisa.

Mila y Kalen entran ajetreados, el profesor Bard viene detrás de ellos, siempre con un maletín en su mano derecha.

Malik viene detrás de ellos, camina de manera distante, y aunque me siento de la misma manera, no es que me compadezca de verlo de ese modo.

Esa herida está incrustada y abierta de una manera circunstancial y dolorosa.

Nuestras miradas se cruzan, y al hacerlo veo como su semblante se endurece en cuestión de segundos. Desvía su mirada para sentarse al lado de Brionne. Quién abre sus brazos para recibirlo.

Sí, por qué los de quinto año también se encuentran aquí.
Coincidencia quizá.

Las horas entre exposiciones pasa a un ritmo constante, la anticipación del siguiente se siente en el ambiente.




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