Un Juego de D♥$

Capítulo V

Pasados varios segundos los brazos se le cansaban del esfuerzo, pero consiguió subirse a la viga y entrar en la habitación de Trazzy.

Al principio se asustó bastante, ya que no la veía, pero luego, distinguió un bulto en la cama de cara a la puerta y supo que era ella. Se le acercó por detrás y la zarandeó un poco. Estaba medio dormida, por eso no le costó mucho recomponerse y, en cuanto lo vio, lo abrazó con fuerza.

-Estaba muy asustada, dijo que..., bueno flirteó conmigo y luego salió cerrando con llave. No podía salir, y antes quise avisarte pero no paraba de interrumpirme -habló muy rápido sin separarse de él, que la alejó tan solo unos centímetros para ver sus preciosos ojos amedrentados mientras seguía hablando- quería hablarte sobre lo que dijo de que la casa era peligrosa de noche y que no quería salir, que tenía que haber otra forma de... -la paró para poder hablar él.

-Es la primera vez que agradezco el acto de ese viejo perturbado -ella lo miró sin entender- te ha salvado. Ahí fuera hay, por lo que he visto, una criatura no muy amigable. No sé si hay más, ni tampoco de dónde ha salido, pero sí sé que mañana a primera hora nos iremos de este infierno -volvió a atraerla hacía sí besándole la coronilla.

-¿Cuándo se acabará esto? -se atrevió a preguntar deshaciendo el abrazo.

-No lo sé -le respondió él- pero sé acabará en algún momento. Esto no es eterno, no hay nada que dure para siempre; en algún momento llegará a su fin como todas las cosas y seremos libres -Trazzy no dijo nada, ni tampoco aportó ningún movimiento que confirmara que seguía despierta y lo había escuchado, pero sí que lo había hecho y ahora más que nunca, se sentía con las suficientes fuerzas como para salir de allí.

[...]

Se quedaron dormidos en aquella habitación para nada hogareña tras haber estado hablando un largo rato. El alba estaba a punto de salir, pero ellos todavía dormían. El viejo ya estaba levantado y vestido, había comido un trozo de pan con mermelada y ahora se dirigía al cuarto del chico. Vio la puerta derribada en el suelo y sonrió. Seguramente el joven lo había vuelto a desobedecer y ahora estaría más muerto que él; ya tenía vía libre con la chica.

Terminó de arreglar la puerta como si nada hubiera pasado y el acompañante de la joven aún durmiera, cogió la llave para quitar el cerrojo de la puerta, y, cuando lo hizo su ira llegó a un punto inigualable. Aquel al que consideraba muerto estaba durmiendo con su trofeo, el nuevo ejemplar de su colección de muñecas humanas, lo estaba tocando y contaminando, tendría que pagar. No solo por aquello, si no por haberlo engañado al hacerle creerlo muerto. Salió del lugar sin molestarse en cerrar la puerta y bajó a la cocina.

Vamos, ahora. Hay que largarse -ambos se levantaron y cogieron las mochilas para salir disparados del sitio pero escucharon pasos apresurados subiendo las escaleras. Tren fue rápido y se fijó en la ya arreglada puerta de su habitación, cogió a Trazzy de la muñeca y la arrastro dentro rezando para que el viejo estuviera tan sordo que no escuchara el chirrido de las bisagras. Ella iba a protestar por algo pero le puso un dedo en la boca para que se callara, mas no fue suficiente, parecía dispuesta a reprocharle aquello, aunque fuese a susurros así que, simplemente la besó haciendo que se olvidara de todo. En dónde estaban, en qué situación se habían metido, lo qué les esperaba si los encontraban...

El anciano volvió a entrar cuchillo en mano, dispuesto a torturar y matar a aquel muchacho, pero al entrar no vio a nadie y se maldijo por ser tan estúpido- ese maldito crío me las va a pagar con creces- dijo escupiendo las palabras con odio.

Se separaron rompiendo el maravilloso beso tras escuchar aquellas palabras, oyeron los pasos del sujeto bajando las escaleras con ímpetu y aprovecharon la oportunidad. Trent sacó de su mochila una de las navajas, la más grande, y se la metió en el bolsillo mientras su acompañante abría la puerta. Salieron discretamente y bajaron a todo correr. Justo al llegar al piso de abajo, empezaron a actuar con total normalidad. Entraron en la cocina cogidos de la mano y saludaron con un normal "buenos días". El anciano los miró desconfiado, intentaría que se quedaran una noche más para poder matarlo, pero si no daba lo haría en aquella misma mañana.

-Buenos días -les contesto con una sonrisa falsa- he preparado algunas provisiones y agua para que llevéis. Os vendrán bien; ahora desayunad.

-Om, muchas gracias, pero no queremos nada para tomar ahora, es muy amable dándonos la provisiones; nos marcharemos ya mismo -le advirtió Trent.

-Oh, por favor, no. Quedaos al menos a tomar algo, un café, unas tostadas..., lo que sea para coger fuerzas y poder emprender mejor el camino.

-Muchas gracias, pero no -repitió desesperándose un poco por la dichosa e inacabable insistencia del hombre.

-Están bien, como queráis -la miró a ella de forma perturbadora- ¿tú tampoco quieres nada? -negó- en ese caso ya podéis salir -dijo frío, seco, en un todo con algo de reproche. Empezaba a dejar ver su ira acumulada por lo acontecido.



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En el texto hay: mundoparalelo, romance adolecente

Editado: 01.06.2019

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