CAPÍTULO 3
Aún recuerdo la vez que tuve mi fiesta número quince. Las invitadas eran algunas amigas de la escuela de Pandora y Tyler, bueno, mi amigo en ese entonces, junto con algunos chicos y algunas personas mayores que festejaban con mis padres. Era perfecto hasta que oí los pensamientos de mis amigos.
Se ve muy infantil con ese vestido
¿Su madre le dio ese vestido rosado? ¿Quién utiliza rosado?
Parece muñeca, muy linda pero falsa.
Es una niña bonita
Sé que no tenía que hacerlo, pero mi corazón se rompió en dos al escucharlos. Era doloroso escucharlos decirme cosas como esas, pero fue remplazado por un dolor en mi pecho. Dolía mucho, era ese dolor de no saber controlar muy bien tus poderes. Una advertencia que todo lo bueno tiene una maldición.
Que, aunque los ángeles sean del cielo, pueden cometer desastres.
Mi única solución ante ello fue llorar para aliviar el dolor, mis rodillas no aguantaron más y cayeron al suelo. Un niño se me acerco y me ayudo a levantarme mientras me decía que todo estaba bien, ese niño que no llegué a conocer, pero estoy segura de que, si lo viera, estaría agradecida.
Me toco el cabello blanco por un momento, veo como este de a poco a mi cabello negro. Escucho ruido afuera y sé que será Tyler exigiendo respuestas a ello, cuando escucho otra voz masculina.
Abro la puerta ya con el cabello normal y veo a Daniel con ese mismo uniforme negro que le ajusta muy bien. Dejo de observarlo para desviar a Tyler que tiene los ojos abiertos, molesto y muy furioso, pensé que se le había pasado la molestia.
—Debe irse de la habitación —dice Daniel con un tono neutral
—Tengo que hablar con Kamila —dice él, —Exijo una respuesta, ¿cómo que se casará con otro? ¿Me has estado engañado, maldita zorra?
—Retírese por las buenas, joven Tyler
—No quiero irme hasta escuchar su respuesta. Kamila, ¿no te acuerdas el juego de Pandora?
Me quedo quieta al escucharlo. No me puedo mover porque es un trauma que cometí cuando estaba en noviazgo con él, siento un empujón proveniente de Daniel hacia Tyler hasta un punto de botarlo de mi habitación. Me quedo sola en mi habitación, por lo que decido en cerrar la puerta, pero soy detenida por la mano de Daniel.
—Tengo que hablar contigo
—Sí, dime
—A solas —dice serio. Tal vez estoy en problemas.
—Ajá, pasa —digo. Daniel pasa a mi habitación cerrando la puerta con seguro.
—¿Estás bien? ¿No te hizo daño?
—Estoy bien… —digo nerviosa.
—Bien, vine para decirte que el joven Harry quiere volver a verla en la noche
—¿Por qué dices “joven” a todos, cuando tú eres de la misma edad? —digo, mis palabras lo toman de sorpresa.
—Ah bueno… —trata de pensar algo coherente, —Es mi trabajo, supongo
—Tú no trabajas aquí, tus padres son amigos del mío….
—¿Y? —dice caminando hacia otro extremo de mi habitación
—Que eso no te hace trabajar aquí, si tu familia quisiera, nos hubiéramos casado mucho más antes…
Daniel se detiene bruscamente. De repente, se siente un aire incomodo, ¿lo arruiné?
—Lamentablemente mis padres no dijeron eso —dijo volteando para observarme, —Sino compartiría cama contigo y eso es lo que menos quiero hacer contigo
Y como si mi mente hiciera “Click”, me acerqué a él tan rápido que dije lo primero que se me vino a la mente.
—¿Y qué quieres hacer conmigo?
—¿Estás en broma, ¿no?
—Propuestamente que no
—Eres una niña, no maduras… —dice caminando hacia la salida, me cruzo en su camino hacia quedar juntos de alguna manera. No sé porque lo hago, tal vez para que mi curiosidad se vaya de una vez.
—No me digas que piensas que soy una niña, te puedo asegurar que no lo soy
—Kamila, no te vayas por las raíces —dice alejándome de él, —Harry te espera para tu cita
—Y de seguro tu no quieres que vaya
—¿Qué?
—Algo que dice que tú no quieres que me vaya con él —digo acercándome a él, —Algo me hace mirarte con curiosidad y preguntarme: ¿Por qué lo hago?
Nos quedamos quietos cuando la puerta, de pronto, fue tocada por mi padre. Podría decir que mi curiosidad creció aún más cuando sentí una energía en mi cintura, algo que me decía que algo se avecinaba.
Algo fuerte en Pandora iba a venir.