Un juego mortal

CAPÍTULO 4

 

CAPÍTULO 4

POV – REY DE REINO PARAÍSO

 

Odio esto. Fue lo primero que pensé al salir de esa habitación, verla es un asco que no puedo decir. Pero me quedo quieto al sentir sus suaves manos alrededor de mi espalda pidiéndome más con suplicas, me volteo para observarla. Tan dulce e inocente como me gusta, no hago más y la beso tan salvaje que ella retrocede a pasos rápidos hacia la cama, sigo moviéndome contra ella y la oigo gemir entre mis labios.

—Quiero más —dice ella. No se diga más, quito el cuchillo de mi cintura y comienzo a ponerle en el cuello. Justo como me gusta ver, aunque sólo le faltaría un poco de sangre para que quede perfecto. La beso aún más cuando siento sus manos en mi pantalón, apretando la zona que la tengo dura. Sigo besando cuando ya no aguanto y le corto el cuello. Era perfecta hasta que murió.

Salgo de la cama y veo como ella me pide ayuda con sus ojos, comienzo a reír cuando su sangre moja la cama, tiñendo de rojo las sabanas blancas.

—Mi futuro líder, su padre lo busca —dice un sirviente del reino nervioso, muy asustado.

—Limpia esto, ahora vuelvo —digo al salir.

La vida en Reino Paraíso es una mentira, el mismo nombre lo dice, pero la gente quiere creer que se trata de algo maravilloso. Desde que mi madre se marchó, la vida ha sido totalmente distinta y no sólo a mí, las flores verdes de mi madre fueron cayendo de a poco, ella tenía un poder de mantenerlas tan bonitas y preciosas… ahora están de adorno, nadie las puede quitar.

Nuestro hogar ahora está lleno de árboles muertos, alrededor de vivos que hace escondernos de los demás, el fin de ello es mantener nuestro hogar en un refugio. En realidad, hay dos palacios, esta en donde la mayoría no conoce y mi favorita para matar a personas inocentes y la ficticia, que se trata de ayudar a nuestra comunidad.

Abro la puerta con la energía de mi poder, esa que mi madre me dio al momento de morir en brazos de su amante, desde lejos veo a mi padre sentado en la misma silla vieja.

—¿Me llamabas? —digo desde lejos. Papá me observa y desvía a la de su mano derecha, su amigo y sirviente favorito Rodrigo. Sin decir nada, él asiente y se va en la puerta que acabo de entrar, cerrándolo de paso.

—Hijo, ¿sabes que me queda poco tiempo para que te quedes sentado aquí?

—Lo sé muy bien

—¿Y tienes pensado como manejarlo?

—¿Qué quieres que haga, padre?

—Conoce a tu futura esposa

—Voy a gobernar solo, padre —digo cansado, esto ya lo habíamos hablado.

—Necesitas de una esposa para gobernar, eres mi hijo y necesito ver a la persona que te casarás —digo levantándose de la silla, —Tal vez no vea a mis nietos, pero quiero ver a mi futura nuera, ¿harías eso?

—Lo siento, pero no lo haré´

—¡¿Quién te ha enseñado a matar?! ¿Crees que matarás a mujeres cuando gobiernes? ¡No lo permitiré

—Lo haré, padre. Se acabo esto —digo caminando hacia la salida.

—¡Moore, te estoy hablando! —dice él utilizando sus poderes para detenerme

—Papá… —digo bajito, —¿Cuántas veces te tengo que decir que tu poder comparado a la mía es débil? Me das pena

Utilizo mi mano para hacerle sentir cargas eléctricas a mi padre, este se retuerce y cae al suelo. De pronto, se toca el pecho de dolor y a la misma vez, su cabello gris se le cambia a blanco.

—No utilices tu fuerza contra la mía, a tu edad eres un débil y te dolerá mucho tu poder —digo tirando de mi fuerza hacia abajo, mi padre cae de cara al suelo, —Te ves ridículo asi

Camino hacia la salida sin que me importe los ruidos de dolor de mi padre, cierro la puerta cuando una mano se posa en mi muñeca. Volteo con una sonrisa, este esta molesto, por lo que sólo comienzo a reír.

—Padre se va a morir —dice él preocupado

—Mejor para mi —digo separando bruscamente su mano de mi muñeca, —Asi ya Reino Paraíso es mío

—Eso no me importa y lo sabes —dice él, —Quiero hacer las cosas buenas, quiero…

—No lo harás, ¿entendiste? —digo, —No te quiero cerca, no te pertenece

—¿Y a ti sí? Jamás te ha visto —ríe él

—Tú estarás de mi lado por el bien de nuestra madre, haremos de esto el mejor reino ¿entendiste?

—Como quieras —dice sonriendo, no me creo lo que dice por lo que camino hacia la salida del palacio.

Tengo un plan y él no me puede fallar.

Observo a lo lejos el palacio Pandora, tan bonita y colorida desde mi punto de vista. Pero a la misma vez, tan inocente y falso.

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.